Episodio 22. Sexo en la Maleta. k6u45

Hola a todos y bienvenidos a un nuevo episodio de Ni tú ni yo, el podcast donde las cebas hablan. En la tarde de hoy tenemos a una invitada muy especial. Además, vamos a hablar de un tema que teníamos muchas ganas.

Hombre, yo tenía muchas ganas, ¿eh? Yo os voy a decir por qué. Porque en la lista inicial que hicimos, ¿eh? ¿Para qué temas vamos a tratar en el podcast, tal, tal, tal, tal? Y el sexo estaba.

Hombre, es que el sexo es vital.

Pero lo hemos ido dejando veintipico capítulos.

Sí, vale. Pero bueno, ya está aquí.

Ya está aquí.

En serio. Y hoy tenemos como invitada a Meritxell, nuestra vecina de la maleta roja.

Sí, buenas tardes.

Meritxell, preséntate.

Me presento.

Y cuéntanos un poquito qué es lo de la maleta roja.

Claro.

Me he dicho mi vecina de la maleta roja, pero...

La vecina ha quedado claro.

Sí.

¿Qué es lo de la maleta roja y qué concreto es lo de la maleta roja? Pues yo soy una persona normal en mi vida diaria, pero el fin de semana me transformo tipo drag queen. Visto de normal, pero lo que vendo son productos eróticos.

La maleta roja pues es la empresa por la cual trabajo.

Y lo que hace es que, claro, ayer mi hijo me decía, mamá, ¿por qué son tupper sex? Lo que hacemos son tupper sex.

A ver cómo le contaba ya a un niño de nueve años lo que es un puto tupper sex.

Bueno, es lo del tupper.

Tupperware de toda la vida que venía la señora a enseñarte cosas.

Y lo del sex, pues que no entienda y ya está.

Tampoco iba a entrar en detalles.

Entonces, lo que hacemos es un tupper sex.

Voy yo con una maleta roja.

Bueno, dos, porque yo tengo ya muchas cosas.

Son 17 años de cosas.

Entonces, tengo una maleta y las enseño a las clientas, que pueden ser cumpleaños, despedidas.

Bueno, antes eran despedidas, ahora son, hostia, me he divorciado, qué guay.

Ahora yo qué sé, hay diferentes cosas.

Claro, es que acá la cosa se ha convertido en todo.

Pero además, tú lo dinamizas.

Claro, no, yo soy una especie de showman extraño.

Porque la gente me ve a mí en serie, pero tampoco es que me ve en serie.

Porque, claro, tú entras ahí en una maleta, no conoces a nadie, ni a Peter.

Solo con la chica que has concertado la reunión.

Y te nota que hay 15 chicas más, o 20, o 6, o 7, o 2, da igual.

Entonces, tú abres la maleta y ellos lo que tienen que hacer es tocar todo lo que hay ahí dentro.

Pues tú vas a una tienda, un sex shop que había antes cuando éramos jovencillas, ya hace muchos años.

Entonces, claro, entras a una tienda esas que te ponían hasta cortinillas, ¿sabes? Como tipo moble, pero con una tienda tocabas, o no tocabas, o mirabas, o preguntabas.

Pero la otra no tenía ni puta idea.

Entonces, ¿qué pasa? Tú aquí, en la casa, además una casa que es más, yo qué sé, como más...

Es mucho más íntimo, sí, que te sientes más cómoda.

Sí, todavía era un restaurante, que no era nada íntimo, pero es igual, puedes ir donde quieras.

Luego hablaremos de los bingos.

Que es que a la gente se le da mucho la cabeza.

Entonces, ¿qué pasa? Que tú ahí tocas las cosas, masturbas...

¿Puedes decir masturbar? Estamos en horario.

La gente conozca cuando quiera que puedas.

Sí, exactamente. Y estamos hablando de sexo.

¡Preg, por favor, Lidia Richel! Si hablamos de sexo y no hablamos de la masturbación, no tiene sentido.

Pero decir polla es feo. Tienes que decir pene.

¿Sí? Sí. Depende del público.

Tienes que ser un poco camarero.

En el nuestro, decir polla, yo creo que lo hemos normalizado.

Sí, lo hemos normalizado. Pero luego le dice mi hijo, le digo, esto no es mi hice.

Ah, bueno.

Total, que ahí cuando masturban a un vibrador, que entre ellas han pasado cositas, pero luego contaré.

Pero en teoría es que lo toquen todo, que lo prueben todo y luego que compren lo que les dé la gana.

Que no compran nada, pues nada, me pagan un poquito por ir y chimpón catapón.

Y yo lo haría hasta gratis. O sea, al final luego, ¿por qué sí? ¿Por qué te gusta? Claro, porque me implica horarios.

De 10 a 1 de la madrugada, no me implica en mi vida familiar mucho.

Y al final ellas también se reúnen para amendar o para cenar o fines de semana.

Entonces, bueno, así sigo.

Yo me planteo, ¿te gusta? Porque además tú no lo estás diciendo, lo dices con una sonrisa en la cara y todo.

Pero yo creo que te gusta porque sabes de la importancia que a las mujeres, bueno, en este caso, es el sexo en nuestra vida, ¿no? Yo lo descubrí con... O sea, ya lo sabes de un tema cultural.

Es decir, yo sé... Mal sexo lo tenía mi madre, ni idea, pero es decir, que al final es abuelas, madres y tal.

Tú ves cómo lo viven o puedes tener cierto tema cultural.

Pero al final, cuando yo lo descubrí, fue cuando realmente empecé a hacer esto.

O sea, yo ves mujeres... No, chicas jóvenes que no tenían ni idea con quien te vas a descubrir.

Y mujeres mayores que se masturbaban con la ducha.

Y te cuentan, nena, pues es que yo nunca he tenido un orgasmo de esos que...

La palabra orgasmo no la sabían, pero cuando les cuentas lo que es...

Hostia, dicen, pues yo eso sí que...

Cuando estoy con la ducha y en lugar de... Me mojo y luego sudo en la ducha, ¿sabes? Se les peta un poco la cabeza.

Y son mujeres igual de 70 a 90 y pico de años.

Yo te he llegado a tener clientas.

A mí esto me parece muy importante.

Y es el avance de la mujer, porque estamos en la etapa...

En el siglo XXI, según qué cosas no, pero para esto hemos avanzado mucho.

Parece que no, que aún nos queda.

Pero sin entrar en feminismos radicales, hemos avanzado mucho.

Mi madre no es igual, mi abuela no es igual.