EP11XT2 | Kilométricas f4745

Ser alta parece un privilegio hasta que lo eres, y no es que yo en mi caso sea poco alta, sino que mido un 81. Soy lo que las abuelas llaman una mujer hermosota, y lo que las tiendas llaman fuera de stock. Porque ser quilométrica no es solo altura, es entrar en un baño público, mirar al espejo y solo verte las tetas. Ni cara, ni cuello, ni expresión, solo escote.

Hay días en los que me han dado ganas de maquillarme los pezones. ¿Qué tal sería? Ponerme un poquito de corrector, iluminador y a brillar. Y claro, como si eso fuera poco, peso casi 100 kilos. A veces he intentado parecer más bajita, disimular, encogerme, que no se note, que no se note que ocupo espacio.

Esto no es un problema, o sí, porque te gustaría saber que no quepo en los aviones. Las rodillas me chocan con el asiento de delante. Y si conduzco yo, además de tener que poner las piernas de lado, en el asiento de atrás no cabe ni un Minion. Mis amigas lo saben. Tengo alguna amiga que ha venido por aquí que siempre se coge de copiloto. Luego hablaremos de esto.

Y aún así, soy la que ocupa mucho, la que te tapa en los conciertos, cariño. ¿Y qué hago? No tengo derecho a ponerme en primera fila, no tengo derecho a disfrutar como tú. Podemos ser una hermandad, darnos la manita o llevarte a caballito, si quieres. Estoy harta del refranero, de haber crecido escuchando que la mejor fragancia se guarda en frascos pequeños, cuando todas sabemos que cuando vas al súper te llevas el litro de colonia, porque sale más a cuenta. Estoy cansada de tener joroba, de tanto agacharme a escuchar a la gente, cansada de la distancia que hay entre agacharme y mis ganas de vivir. Toda la vida escuchando.

¿Tú juegas al baloncesto? No, cariño. Juego a sobrevivir en un mundo que cree que las mujeres tenemos que ocupar poco, pesar poco y medir lo justo para caber en un coche sin molestar.

Y cuando era más joven, siempre venía la misma pregunta. ¿Y tú? ¿Por qué no eres modelo? Es una pausa dramática. Ahora ya no me lo preguntan.

A veces me siento como una jirafa en un campo de hámsters. Porque sí, peso. Y peso bien. Soy pesada. Y peso todo lo que he vivido, todo lo que he callado, todo lo que he aprendido a sostener sin encogerme. Así que si ves a una mujer grande, no le preguntes si juega al baloncesto. Pregúntale cómo hace para no perderse en un mundo tan chiquitito. Así que hoy, con la K de Kilométricas.

¡Bienvenida Mamarracha! ¿Estás escuchando? ¿Qué pasa? Era necesario hacer otro podcast. Pero has hecho otro podcast. Tengo cosas que contar y qué pasa.

No soy egocéntrica ni nada. Tantas cosas que contar y qué pasa. Yo no soy una mamarracha.

Mamarracha, un podcast de Virginia Moy.

Girl, bienvenida a Mamarracha. Muchísimas gracias Ikea Baleares por este fantástico set. Y muchísimas gracias Moacís TV por aguantarnos cada semana. Como digo, es un placer estar con vosotros. Gracias y bienvenida a Anaís Oliveros. Gracias a ti por invitarme una semana más. Y ahora contaremos cómo has venido. Cuidado. Y muchísimas gracias Camila Perker-Bowles por venir un día más a hacerme bullying, básicamente. De nada. Esa es tu función. De nada. Hoy hablaremos de kilométricas, de mujeres que no encajan en los cánones estándars de belleza. Y nada, aquí estamos haciendo bandera.

Cuéntanos.

¿Por qué por lo que sea empiezas por mí? No, no, no.

No, ¿puedo empezar? No, lo que quieras.

Pues no, pues no.

Pues sí, empieza.

Bueno, yo también soy de grandes dimensiones. O sea, grandes dimensiones teniendo en cuenta que las hegemónicas son más pequeñas que las mías.

Yo tampoco me veo enorme, pero...

¿Cuánto mides? 1,74 y medio.

Está bien, está bien. ¿Eres alta? Depende de quién me ponga al lado, pero no. Pero sí, en general, dentro de la media lo soy alta. Esto, hace unos años, como tú has dicho también en el monólogo, me provocaba un poquito de vergu, de esto que no te pones tacones por no querer parecer demasiado alta y tal, a día de hoy me la pela, o sea, me la pela a un nivel, o sea, si te saco dos cabezas, suerte.

O sea, haber crecido más, más petit suisse, o sea, no lo sé. Pero yo no me siento mal por ser un pino, ni me siento mal por llevar una 44, 46, 42 o 53, porque depende de la tienda, es lo que hay, es lo que hay.