En Clave: Juan Guillermo Ocampo 1g361w

Para mí la música va más allá de los sonidos.

Yo creo que los grandes compositores nos dejaron una cantidad de sonidos escritos, pero más como un código para entrar más allá y comprender la magia, la fortaleza, la inmensidad de posibilidades que tiene la música para abordar al ser humano.

Hola, hoy estamos con un invitado que ha tenido mucha relevancia en la historia de nuestra ciudad, sobre todo en la historia de los últimos 25, 30 años diría yo.

30 años, sí.

Juan Guillermo Campo, que viene aquí a contarnos su historia.

Juan Guillermo, ¿cómo estás? ¿Cómo estás, Andrés? Muchas gracias por la invitación y un saludo a todos los oyentes de este podcast.

Bueno, cuéntanos un poquito, ya que escuchaste más o menos de qué se trata el asunto, ¿cómo empezaste con la música cuando estabas chiquito? ¿Por qué ese interés por ahí? Yo tuve la fortuna de tener mucha cercanía a la música porque mi hermana Lucrecia cantó en coros con el maestro Rodolfo Pérez, en la Coral Victoria, en otras agrupaciones, y terminó formando el Centro de Documentación Musical en la Universidad de Antioquia.

Lucre, que todo el mundo la llamaba y la recuerda por su risa, medio alocada, que ya pasó a mejor vida el año pasado.

Entonces, hacían ensayos en la casa, improvisados, y ahí tenía yo mucha cercanía a la música.

A veces iba a los ensayos cuando eran en lugares cercanos como el Teatro Pablo Tobón, o Bellas Artes, o en la Universidad de Antioquia, inclusive de niño pertenecí con mi hermana menor al coro de niños para la ópera en el año 70-71, el Festival Internacional de Ópera.

Yo no pasé, mi hermanita sí pasó, yo que me quedé por fuera, yo no pude estar en la ópera, pero como ya tenía el bichito por dentro de la ópera que me perdí por no cantar bien, entonces fui a varias de las puestas en escena y conocí maestros que no me determinaban, porque yo era muy pequeñito, pero maestro Mascheroni, en ese tiempo Gustavo Yepes, que dirigía el coro de niños también, y me fui familiarizando con el mundo de mi hermana.

Y fue prácticamente ahí donde creo yo que comenzó todo en forma.

Ya más temprano había encontrado unos discos de mi papá, él había muerto cuando yo tenía cerca de tres años, y estaban unas zarzuelas, había una música mexicana, boleros y en fin, y yo pienso que también eso fue un inicio.

Claro, claro.

También tuve la oportunidad, mi mamá, éramos muy pobres en la época, y mi mamá de alguna manera, por estimular mi interés por la música, me consiguió unas clases de violín en una escuela.

Yo de esto me vine a acordar unos 15 años después de que hice el programa de las escuelas de música.

¿Ah, sí? Yo nunca me acordaba de la anécdota, porque siempre me preguntaban mucho de dónde nace, dónde está la parte suya, por qué hizo esto.

Y entonces ella consiguió no sé cómo una beca o unas clases para estudiar violín, y yo fui a esa escuela, mi mamá no sé cómo lo hizo, pero yo sé que tuvo que hacer un esfuerzo muy grande, porque eso costaba mucha plata.

Fui a la clase de violín, pero sin violín, porque tampoco había pues con qué comprar un violín, y eso era un instrumento muy sofisticado en la época, hace 60 y algo de años, 60 años.

Entonces yo hablé con los compañeritos, había una niña y un niño que estaban dispuestos a prestarme el violín durante la clase, y podíamos tener una clase compartida.

Yo tratando de negociar ahí un poquito de niño para poder tener el violín, y la maestra fue muy clara, si no trae violín se va, a la clase de violín hay que traer violín.

Y yo fui las veces que pude, dos o tres veces sin violín, y le mostré que podía tocar, y que el niño me prestaba el violín y la niña.