
El dominio del cuerpo la fortaleza del alma - El secreto del emperador filósofo. 1l2t4i
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QUIERO ENTRAR A ENKRATEIA y al regalo con Manual de decisión- https://diarioestoico.com/enkrateia-3-estoy-dentro/ Roma, Año 170 d.C. El emperador Marco Aurelio, gobernante del Imperio Romano y filósofo estoico, se encontraba en las fronteras del Danubio, en plena guerra contra los germanos. El frío era implacable, la comida escasa y la moral de los soldados estaba por los suelos. Pero Marco Aurelio no se refugiaba en lujos ni evitaba las dificultades. Cada mañana, antes del amanecer, se levantaba junto a sus soldados y realizaba los mismos entrenamientos que ellos: corría en la nieve, practicaba el manejo de la espada y soportaba el hambre sin quejarse. Uno de sus generales le preguntó: — "Augusto, eres emperador, ¿por qué no te proteges del frío y el esfuerzo?" Marco Aurelio sonrió y respondió: — "Si mi mente debe ser fuerte, mi cuerpo no puede ser débil. No puedo gobernar Roma si no domino primero mis propias pasiones y debilidades." Esa noche, escribió en su diario: "El cuerpo debe estar listo para la batalla, y la mente para la adversidad." 1i4w5n
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El dominio del cuerpo, la fortaleza del alma, el secreto estoico para tomar mejores decisiones.
Bienvenidos a un nuevo episodio de Emotion Me, el podcast donde cada elección es una oportunidad para vivir con más claridad, propósito y libertad. Hoy vamos a retroceder más de 1.800 años, a una madrugada helada en las fronteras del Imperio Romano, donde un emperador se forjaba no en mármol, sino en nieve y disciplina. En Roma, en el año 170 d.C., el emperador Marco Aurelio, líder del mundo conocido y filósofo estoico, no dormía en palacios mientras sus hombres morían de frío.
Allí, en las heladas orillas del Danubio, se levantaba con el sol, o incluso antes. No había trono, solo barro. No había manjares, solo pan rancio. Y sin embargo, ese hombre, el más poderoso del planeta, salía a hacer ejercicio en la nieve con sus soldados. Practicaba espada con las manos entumecidas y añunaba como uno más. Uno de sus generales, preocupado, le preguntó, Augusto, ¿por qué te expones al frío, al hambre, al dolor? ¿Eres el emperador? Aurelio sonrió y dijo, Si mi mente debe ser fuerte, mi cuerpo no puede ser débil.
No puedo gobernar Roma si no domino primero mis propias pasiones y debilidades.
Esa noche escribió en su diario, El cuerpo debe estar listo para la batalla, y la mente para la adversidad. Los estoicos lo sabían hacía siglos. La ciencia moderna hoy lo confirma.
No hay mente fuerte sin un cuerpo disciplinado. Epícteto, esclavo y sabio, decía que la libertad comienza con el dominio de uno mismo. Seneca recomendaba dormir en el suelo, ayunar y exponerse al frío para prepararse para lo que la vida traería.
Musonio Rufo, maestro de los estoicos, lo dejó claro. Entraremos el alma y el cuerpo enfrentándonos al calor, al frío, al hambre, a la dureza de la cama, a la abstención de los placeres y a los dolores duraderos. Hoy la neurociencia lo traduce así. El ejercicio físico estimula la neuroplasticidad, mejora tu capacidad de concentración, memoria y toma de decisiones. La medicina confirma que el movimiento reduce el estrés y fortalece el corazón. La psicología cognitiva demuestra que la resiliencia mental se entrena exactamente igual que un músculo, con esfuerzo, incomodidad y repetición.
Ahora bien, ¿y tú? ¿Cuántas veces te has quedado atrapado en tu mente? ¿Cuántas veces le das vueltas a los problemas y no haces nada? ¿La solución no está siempre en pensar más? Muchas veces está en sentir más. Esto es, entrar en el cuerpo. Sal a caminar.
Haz ejercicio. Haz una serie ahora mismo. O si no, termina la ducha con agua fría. Respira con conciencia. Deja al cuerpo recordar a la mente que estás vivo y que puedes elegir con fuerza. Aprieta el puño. Siente. No pienses. Si sabes lo que tienes que hacer y no lo haces, estás peor que antes. Si sientes que necesitas una comunidad de personas que viven con intención, que entrenan su cuerpo, cultivan su mente y fortalecen, las decisiones.
No te pierdas la próxima edición de Encratella. Nos vemos dentro. Gracias por acompañarnos y hasta la próxima.
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