De Vinos por la Antigua Pompeya: Un Viaje en el Tiempo 1116n

Camaleón, el episodio de hoy, comienza con una historieta de las mías.

Vino para Camaleones. Si tú no sabes qué haces escuchando este podcast, imagínate nosotros.

Corría el año del señor de 1982 y mientras que aquí en España surgían varias movidas, entre ellas todo el tema ese de la OTAN, la chaqueta de pana y la del naranjito, o la madrileña, los yanquis, siendo yanquis, que siempre van a su puta bola, colaban en las salas de medio mundo una película sobre un niño que se hace amigo de un extraterrestre y que esta ya pasaría a la historia del cine.

Tal sería el éxito mundial de la película E.T. el extraterrestre, no confundir con E.T. y el O.T.O., de los hermanos Calatrava, que surgiría todo tipo de merchandising relacionado con el film, a la búsqueda de más dinero obviamente, pues desde peluches, figuras de acción, ropa, posters, artículos de papelería, yo qué sé, incluso hasta un teléfono diseñado para que los niños llamaran a casa.

Pues bien, Camaleón, entre todos estos artículos hubo uno que destacó por encima de todos, porque ya verás que tiene una historieta que se las trae, un videojuego.

Sí, sí, resulta que viendo todo el éxito de la película, Atari desembolsó 20 millones de dólares para adquirir los derechos y aprovechar el boom del film de Spielberg.

Bien, la idea era clara, capitalizar ese fenómeno y lanzar un videojuego rápido para la Atari 2600, que les hiciera millonarios.

Claro, el juego salió a la venta con muchísima expectación, pero con esto de las prisas por sacarlo y ganar el dinero ya lo antes posible, piensa que lo desarrollaron desde cero en tan sólo 4 semanas, pues a estos pavos se les había olvidado que a la gente, cuando compra un videojuego, le gusta jugarlo.

Y de hecho, que pueda ser jugado es hasta bueno en un videojuego, ¿verdad? Y no cualquier mierda, pues claro, lanzaron una puta mierda.

Claro, esta peña pensó, tan sólo poniendo la portada de la película en el videojuego, pues ya vale la pena y la gente se lo va a comprar, ¿no? Pero rápidamente, camaleón, este videojuego se convirtió en uno de los mayores fracasos de la historia de los videojuegos.

Obviamente, las críticas mundiales no se hicieron esperar, y ante las devoluciones masivas de los cartuchos, fíjate que tal fue la cantidad de stock que juntaron los de Atari, entre los cartuchos no vendidos y los devueltos, que la compañía no tuvo más remedio que deshacerse drásticamente de estos cartuchos.

¿Y cómo lo hicieron? Pues, atención, enterrándolos en mitad del desierto de Alamogordo en Nuevo México.

Esto es como hacen los yankees, camaleón, si no es un disparo, te entierran en el desierto.

Así que, esta historia es tan rocambolesca que durante años, camaleón, este hecho se convirtió en lo que podía ser una leyenda urbana y ya muchos dudaban de que hubiera realmente ocurrido, ¿verdad? Pues bien, décadas después, ya más cerca de nuestro tiempo, Microsoft decidió explorar para un documental si este hecho fue o no una leyenda urbana y obtuvo el permiso para excavar en el desierto.

¿Y sabes qué pasó, camaleón? Pues, para asombro de todos, encontró los cartuchos de E.T. enterrados exactamente donde se esperaba.

Este descubrimiento no solo cerró el capítulo de una de las meteduras de pata más épicas de la industria del gaming, sino que reavivó el interés precisamente por los retrojuegos, estos que jugamos hoy en día.

Hoy, lo que fue considerado el peor videojuego de la historia, se ha convertido en un verdadero objeto de culto, camaleón.

Totalmente una cápsula del tiempo que nos recuerda que, incluso en el desastre, puede haber un legado fascinante.

Bien, y tú te preguntarás, ¿por qué Farrah me está contando toda esta historia? Bien, porque me gustaría que nos quedáramos con esa frase, ¿no? Que en cualquier desastre puede haber una historia fascinante.

Igual que ocurrió, ya sabes que a mí me gusta mucho la historia, y sobre todo porque el vino, siempre lo digo aquí, nos ha acompañado en todos los momentos de nuestra historia.

Ha sido nuestro aliado, nuestro amigo.