Cuarto Milenio 20×36 (01/06/2025): Encuentro en Castralvo 4n1m11

Muy buenas noches, bienvenidos al Nave del Misterio.

Lo están viendo, el celebérrimo y muy importante premio Planeta, ILA, como con una especie de vínculo invisible a dos autores.

Y esto no es nada sencillo.

Javier Sierra y Juan Eslava Galán.

Y no es nada sencillo, porque, por ejemplo, Juan Eslava Galán se ha convertido un poco en el escéptico que cuenta la historia de nuestro país.

Lo que va a ocurrir esta noche es sorprendente y les voy a decir más.

Primero el detallazo de Javier entrar al Supremio Planeta.

Es importante porque son secretos.

Todos los autores, escritores, en el fondo tienen un lado secreto siempre.

Se guardan ahí ases en la manga.

Lo que yo no me imaginaba, ese conociendo a mi colega Javier hace ahora 35 años, de muchas aventuras, muchas conversaciones, seguro que altibajos, nunca perdimos la fe en el misterio, en lo que amábamos, pero yo no me podía imaginar, ni por lo más remoto, que un hecho que es sumamente importante en su vida, y también en la de Eslava Galán, y luego descifraremos, pues que no se me había revelado, no lo podía entender.

¿Hasta qué punto alguien guarda algo tan dentro de sí mismo? Quizá porque sabe que hay un significado.

Y quiero contárselo porque esta historia es así.

Atravesando el Atlántico y leyendo su obra ya de enorme éxito, el Plan Maestro, en este caso, leyéndolo yo en formato digital, con esa luminescencia en mitad de un vuelo que dormía absolutamente, ese contraste, con una música concreta en los auriculares, y llega un momento que yo espero leer una novela de mi buen amigo, como siempre basada en hechos absolutamente reales, pero ¡zas!, mete una historia que dije, no, no puede ser, y si es, Javier tiene que contarlo en la mesa, que es su mesa de cuarto milenio.

Buenas noches, amigo. Buenas noches.

Ah, te la guardo, ¿eh? Sí.

Tengo un poco de pudor al contar esta historia, porque es verdad que nunca había salido más allá de mis propios recuerdos, pero era necesario ponerla negro sobre blanco en una novela como el Plan Maestro, porque ahí hablo de la mirada de los niños y de cómo lo que captamos hasta una determinada edad, cuando empieza algo de lo que hemos hablado mucho en cuarto milenio, que es la poda sináptica, cuando el cerebro empieza a funcionar en otra frecuencia, pues hasta que llega ese momento, que es entre los 8 y los 11, 12 años, nosotros vemos muchas cosas, todos, tú, yo, nuestros espectadores, todo el mundo, y, sin embargo, hay muchas de esas experiencias que guardamos en el cajón porque pensamos que no han sido reales, que han sido fruto de una imaginación desbocada, y tratando de simplificar eso, me llevé una sorpresa a Iker, porque buscaba un recuerdo mío de la infancia en el que yo hubiera tenido una falsa memoria, una percepción de esas extraordinarias, un choque con algo que hubiera creído de niño que era sobrenatural, pero que luego probablemente era algo natural, y me acordé de ese momento.