
El cierre de Iker: La entrevista que nunca podré olvidar 18546p
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Iker Jiménez reconoce al inicio de este ‘Cierre’ que, de pequeño, no era muy fan de las matemáticas, pero que le gustaban las estadísticas. Le gustaba aplicarla al fútbol. A día de hoy, lo emplea para saber cuántas veces se ha tocado un determinado tema en el programa y cosas similares. Hace poco, pensó que a cuánta gente habrá entrevistado a lo largo de su trayectoria profesional: “Yo dije que había entrevistado a diecisiete mil personas, pero resulta que me había olvidado a todos los de los libros”. Pero, para Iker, no es tan importante el número ni la manera de calcularlo, sino aquellas entrevistas que no ha podido olvidar. Iker Jiménez reflexiona sobre las entrevistas que ha realizado Iker cuenta que, en alguna entrevista se ha llegado a quedar pálido “porque alguien entraba por la ventana de un noveno piso de una emisora, me ha impresionado entrevistar a personas que estaban encontrando a sus muertos en ese momento en el desierto en Ciudad Juárez, he entrevistado a personas que me han sacado una hoz oxidada porque la entrevista no le gustaba y se ha puesto a perseguir…”. ¿Quieres anunciarte en este podcast? Hazlo con advoices.com/podcast/ivoox/7162 6e3u5e
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Pues, miren, yo siempre he sido muy malo en matemáticas.
Sé que algunos comparten conmigo esta circunstancia, quizá por no entenderlas, pero había un aspecto que se daba en matemáticas que a mí siempre me gustó muchísimo, porque quizá le veía una utilidad directa.
Nunca he querido ser matemático ni físico, pero me encantaba la estadística.
Me encantaba la estadística.
Me parecía muy curioso, porque... ¿se acuerdan? La moda, la media, lo que...
La mediana...
Y un montón de circunstancias con las que tú podías hacer un puzle que te informaba de algo.
Me gustaba mucho.
Y recuerdo perfectamente, con mis queridos Argan Boys, esa marca española que llegó a hacer competencia a los CLIC de Playmobil o de Famobil en su época, por famosa, vestidos de futbolistas, con todos los equipos de la liga o selecciones, y los miles y miles y miles y miles de partidos que yo eché donde estuviese, pero en mi casa, en la alfombra.
Entonces, yo hacía las propias ligas.
Tenía que calcular los goleadores, los puntos, quién había...
Me encantaba, era un poco como...
¿Saben en la NBA que las estadísticas son muy importantes? Yo siempre estaba con estadísticas, y de vez en cuando hago alguna, porque me gusta saber...
En los temas nuestros me gusta a veces hacer estadísticas, saber cuántas veces hemos tocado estos temas, estos otros...
En fin, es un mundo de los números, pero muy próximo, muy comprensible.
Y hace poco, me dio el punto, porque a veces así, con oreja en la almohada pasan cada cosa, y me dio por pensar, dije, joder, llevo toda la vida en este oficio, y pensé, ¿a cuánta gente he entrevistado yo? ¿A cuánta gente he entrevistado yo? Entonces, lo puse en las redes sociales, en las del misterio, y me encanta, porque enseguida...
No, no, eres un fantasma, nunca mejor dicho.
¿Cómo vas a entrevistar a tanta gente? Pero me quedé corto.
Yo dije que había entrevistado a 17.000 personas, y resulta que me olvidé todas las de los libros.
¿Cómo hice el cálculo? Vean qué interesante, porque ahora contaré por qué, lo importante no es el número, sino qué entrevistas no puedes olvidar, por diversos motivos.
Pues fíjense, este programa, que yo no sé el número de programa que será este, pero estaremos cercanos ya a los 900, redondeen, pongan 1.000, luego redondearemos a la baja.
¿Cuántos entrevistados hay cada semana en Cuarto Milenio? Hagan el cálculo.
Añadan los 1.000 programas de Milenio III, durante 15 años, de 3 horas, cuántas horas son esas y cuántos entrevistados.
Añadan los otros 1.000 programas en las 11.000 horas que yo estuve antes de llegar a la SER, del año 90 al 2002, añadan.
Y ya por ahí andaba 17.000, pero claro, me olvidé todos los reportajes de las revistas, durante 7 o 8 años entrevistando sin parar a gente, y todos reportajes de los libros.
En un solo libro, en El Paraíso Maldito hay más de 600 entrevistas.
Pues es mucha gente.
O no tanta.
Luis, el cálculo de horas, horas de televisión y horas de radio, parece menos, pero en entrevistas impresiona mucho, porque evidentemente en cada programa hay más de una entrevista.
Bien, me ha pasado estar entrevistando y quedarme pálido porque alguien entraba por la ventana de un noveno piso en una emisora.
Me ha impresionado mucho entrevistar a personas que estaban encontrando a sus muertos en ese momento, enterrados en el desierto, en Ciudad Juárez.
He entrevistado a personas que me han sacado una hoz oxidada porque la entrevista no les gustaba y se me ha puesto a perseguir.
Esto ocurrió en un pueblo extremeño.
Y me decía alguien, ¿y cuál es la que no olvidas nunca? Pues es muy simbólico, porque yo siempre les digo que siempre tengo aquí, para no olvidarme de dónde vengo, ni quién soy, el primer libro que yo leí, la entrevista que siempre me gusta hacer y nunca conseguí, siempre hay una entrevista que nunca consigues, que es con el niño que vive el primer caso, Jean-Claude Silvente, que me hace a mí estar en el fondo aquí y enamorarme de esto.
Pero al responder a esta persona, al intentar responder, me vino a la mente enseguida, con 11 años, cuando entrevistamos a los primeros testigos ovni de nuestra vida, Patsy Uriarte, audícana, que sí le pudimos traer a cuarto milenio años A, con 11 años.
No se te olvida, porque yo lo he pensado muchas veces, no es el número de entrevistas, es imagínate que en la primera entrevista de tu vida, que bueno, no sabíamos ni entrevistar, que estaríamos en séptimo DGB, qué locura, que es decepcionante.
Imagínense que el entrevistador no quiere, o que te lo cuenta mal, o que no te lo cuenta bien,
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