
El cielo inalcanzable. Capítulo 3: Una enfermiza misantropía y Entre el cielo y el barro 2p5o2c
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En este tercer y último capítulo de la primera parte de "El cielo inalcanzable", se completan las presentaciones de los personajes principales. La acción transcurre en dos escenarios confrontados: una taberna abarrotada de soldados y mujeres de mala reputación, y el muelle cercano. En la taberna, don Diego se muestra como un personaje misántropo y cínico, revelando sus controvertidas opiniones sobre la guerra y el amor en una conversación con el capitán Valdés. A pocos pasos de allí, en el muelle, Martín y Pacheco son sorprendidos por una prostituta, desvelando aspectos del pasado de Martín y los motivos que le llevaron a enrolarse en los Tercios de Flandes. El capítulo culmina con un encuentro inesperado: don Diego se reúne en el muelle con una misteriosa mujer que le propone un plan peligroso para hacerse con documentos que podrían cambiar el destino del estado. Este giro de los acontecimientos introduce una nueva trama de intrigas y traiciones que augura mayores conflictos en los próximos episodios. 69970
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En capítulos anteriores tras la tregua en ostende los soldados españoles preparan su regreso nos licenciados amigo mas temo que sea amargo tan novedoso camino noches y aún no he decidido si deseo ir a buscarla o huir a tierra lejana para poder olvidarla tras pelear en el puerto contra unos rufianes me permitís caballero si os dejo de mala gana pacheco y don diego están a punto de enfrentarse controlar la mala sangre no aceptaré que más sangre se derrama inútilmente una misteriosa mujer se acerca a ostende pagaré bien tu trabajo bastan estas monedas el cielo inalcanzable guión y dirección de josé maría claver esteban una producción de letras insólitas capítulo tercero una enfermiza misantropía la fama puerto de señorito inmenso el capitán valdés y el desconocido se sentaron en una mesa el tabernero se acercó hasta ellos el local estaba lleno de soldados mujerzuelas vaya una azumbre de vino y cuanto antes tabernero tabernero con premura se dirigió a buscar una azumbre de vino dos tercios de amor y estoy muriendo sí que nunca sólo hago en casa soy lidia tengo miedo que aún sigo sufriendo el tabernero dios vino a santiago hudson que soy varios soldados rodeaban a una mujer suelos mostrándole con entusiasmo cómo funcionaba una pistola el capitán subió ante regocijo que se respiraba en la taberna si bien soy sigo sufriendo al finalizar la canción valdés aplaudió sin embargo su compañero mantuvo su aire adusto y taciturno sociable no sois parece alguna razón para ello desde hace tiempo he sentido animosidad o recelo al trato con las personas extraña actitud al menos para quien hijo es de marte y está integrado en los tercios soldados soy de fortuna viajero y aventurero que ni soy particular ni entretenido ya veo ni tampoco reformado soy como veis mosquetero por tanto individualista y veis que me jacto de ello pues no estoy en compañía ni en un señalado tercio siendo mi oficio matar he ejercido con esmero tal trabajo con pasión y con extremado celo mi oficio me ha permitido quiero ser con vos sincero el poder ser consecuente con mis ideas y credos cuáles son vuestras creencias sólo hay dos pasiones creo que siempre han movido al hombre desde los remotos tiempos bien la pasión amorosa que traducida es el eros y la avidez de matar que reprimido es deseo así gracias a este oficio bien satisfago mi empeño y deseo o de matar que está en el humano generó una cruel la explicación y más que fiero argumento no creéis en los valores que en los tercios defendemos en la patria la nación españoles son los tercios más de italianos valones y alemanes están llenos y en eso tenéis razón y en el rey no ha sido el pueblo sino se dicen dios quien lo puso en tal empleo pa por lo que franco concluyó que si en este rey no creo
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