Cartas Abiertas - Programa 15 (21/05/2025) 365u41

Ya comienza Cartas Abiertas, con Mario Rovere y Norberto Schaposnick.

Carta Abierta número 15.

Sustancias problemáticas y adicciones, o el derecho del revés.

Este es un pequeño homenaje a la trayectoria de Alberto Calabrese, sociólogo y profesional comprometido con esta problemática.

Catedrático y polemista, cuando hiciera falta.

Director de Adicciones del Ministerio de Salud de la Nación, subsecretario de Prevención y Asistencia de la CEDRONAR, y que lamentablemente nos dejó esta semana.

En cada interacción con Alberto sucedía una suerte de pase de magia.

Ponía al derecho lo que circulaba al revés, como sentido común, en reuniones, en mesas redondas, y aún en el ámbito legislativo.

Las drogas lícitas matan mucho más que las ilícitas, se le escuchaba decir.

Justo cuando la audiencia se preparaba para fisgonear en el mundo de la marihuana, de la cocaína o de las modernas drogas sintéticas.

Allí mismo Alberto traía a reflexión el alcohol o el tabaco.

Cuando la gente decía hay que separar la ley de salud mental de las adicciones, él decía, no hay ninguna ley que se llame así.

Hay una ley de salud mental que reconoce el abuso de sustancias como parte o hasta como síntoma paliativo de diversos padecimientos o de sufrimientos psíquicos o subjetivos.

Abramos un poco la profundidad de estas dos afirmaciones.

El alcohol es una sustancia adictiva, pero su consumo, aún el no problemático, puede serlo por la afectación sensorial que provoca frente a tareas riesgosas e incluso ante la rutinaria conducción de vehículos.

Imaginémoslo justo antes de manejar un automóvil, un camión, un ómnibus o de operar una máquina en el ámbito laboral o doméstico.

Las campañas de cero alcohol al volante o de conductor designado o de ámbitos laborales sin alcohol se inspiran en estadísticas contundentes de lesiones, de muertes y de discapacidades evitables.

El alcohol produce un efecto en dos tiempos, una curva inicial de calor y de euforia que lo hace tan atractivo como desinhibidor social o como una reacción rápida frente al frío intenso, pero como una suerte de efecto rebote puede llevar a la tristeza y la depresión clásica de la resaca post-fiesta o a la hipotermia típica de las personas en situación de calle que fallecen a la madrugada luego de su ingesta por la noche.

El alcohol se elimina a través del hígado y por ello los bebedores crónicos pueden llegar a daños extremos como insuficiencia hepática, cirrosis y delirios.

La lucha contra la adicción al alcohol es posible, pero requiere de buscar y de aceptar ayuda, apoyo externo con un profesional experto y con fuertes redes sociales y familiares implicadas en el esfuerzo terapéutico para evitar las recaídas.

Por su complejidad dejaremos el tabaco para nuestra próxima carta.

Las sustancias problemáticas pueden ser legales o ilegales, una clasificación que por definición puede correrse, como ocurre en diferentes latitudes y en diferentes momentos históricos, tal como se experimenta hoy con el cannabis recreacional que puede ser legal en un país o en un Estado y en otro prohibido o hasta severamente reprimido.

Naturalmente son problemáticas todas las sustancias que pueden causar diversos daños directos o indirectos a la salud.

Algunas o muchas de esas sustancias pueden además generar adicción, es decir, una compulsión a ser consumidas reiteradamente y por ende de muy difícil control.

La separación tiene sentido porque una sustancia podría ser lesiva y no crear adicción, como el consumo inapropiado de un antibiótico, o podría crear adicción y no generar un daño ostensible o inmediato.

También podría ser una adicción, no a una sustancia, y aún así puede ser dañina, como la adicción al juego o a las apuestas.

La Ley Nacional de Salud Mental contiene una sabia mirada sobre esta compleja problemática, que nos puede conducir a identificar a los consumos como síntoma o como remedio de otros problemas subyacentes, invitando a encontrar una solución.