Cartas Abiertas - Programa 10 (16/04/2025) 415461

Ya comienza Cartas Abiertas, con Mario Rovere y Norberto Schaposnick.

Carta Abierta número 10.

16 de abril. Las vacunas, sus beneficios y sus detractores.

Como vimos en la carta anterior, en 1978, se celebró en la localidad de Alma-Ata, la más influyente asamblea mundial de la salud, promoviendo desde entonces la noción de atención primaria en el campo de la salud de las comunidades a nivel planetario.

No habíamos mencionado, hasta aquí, que para ese año, la Organización Mundial de la Salud estaba fuertemente respaldada y prestigiada por un logro sin precedentes en la humanidad.

Por primera vez se erradicaba una enfermedad, la viruela, que por siglos y siglos había asolado a la humanidad.

Un logro alcanzado gracias a la vacuna, un año antes, en 1977.

Dos siglos antes, Edward Jenner, en Inglaterra, comprobó que un saber popular, una creencia que era científicamente verdadera, los tamberos se contagiaban de una pequeña enfermedad que producía en sus manos, como si fuera una enfermedad laboral, pero, sorprendentemente, esa pequeña enfermedad pasajera los protegía de la viruela.

La pequeña enfermedad comenzó a pasarse de las manos de unos a los brazos de otros, y la salud pública de la época diseminó, desde entonces, intencionadamente por el mundo, este o vaccinal con pequeñas incisiones.

Con el éxito que la vacuna prendía, y así se podía transmitir a otras personas.

No había frascos ni ampollas, pero así se extendió por el mundo al punto tal que llegó a nuestras costas cuando, aún por aquí, éramos un virreinato de España.

Con el tiempo, este principio de la pequeña enfermedad se comenzó a aplicar a otras enfermedades temibles, como la rabia, y aunque ya nada tenía que ver con las vacas, las nuevas generaciones de científicos, como el prestigioso Luis Paster, decidieron conservar el nombre de vacunas que usamos hasta hoy en homenaje a Edward Jenner.

No fue, sin embargo, una tarea simple y sencilla.

A la dificultad del transporte persona a persona se añadieron los rumores, la desinformación intencionada, la desconfianza de diversos grupos de población, hasta llegar, en muchos casos, a agredir a los vacunadores o a generar verdaderas revueltas.

La humanidad que nosotros conocemos en nuestros días encuentra muy natural el bajo riesgo de enfermedades, a muchas de las cuales, incluso, se les ha perdido el temor.

Sin embargo, como hace 250 años, el desafío no es sólo técnico.

Los antivacunas de hoy no son muy diferentes de los de ayer, aunque hayan cambiado sus modales, sus argumentos y su llegada a los medios de comunicación.

La lista de enfermedades en otras épocas asustadoras que hoy se previenen resulta muy extensa, entre otros riesgos para las nuevas generaciones, la viruela, rabia, sarampión, rubiola, paperas, poliomelitis, tuberculosis menigna, tétanos, difteria, tos convulsa, neumonía.

Y para las personas mayores, la gripe, el neumococo y, hasta ahora, el propio COVID resultan menos temibles.

Ahora, como antes, los logros sanitarios son difíciles de comunicar.

No existen noticias que hablen de aquello que, gracias a la prevención, no ha ocurrido.

Pero, con certeza, la permanente argumentación y el convencimiento de las campañas y del boca a boca, de vecinos a vecinos, logran esa enorme demanda espontánea a los vacunatorios, presentes en todas las localidades de nuestra provincia, logrando ese .