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Amor renovado
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Capítulo 18

Capítulo 18 3l2c73

28/5/2025 · 06:45
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Amor renovado

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Capítulo 17. ¿Jugamos, mamá? —Ahora, cariño —contestó Sky guardando los restos de comida en la cesta del pícnic—.

Así que así iba a ser de ahora en adelante. Holly y ella. Solas. Hasta que encontrara otro hombre, claro. La idea de salir con un hombre se le hacía insoportable. Ninguna de las citas que le había concertado su madre había salido bien porque ella tenía muy claro lo que quería. Ahora que era obvio que jamás lo iba a tener, tenía que seguir adelante.

Mientras su hija se tomaba un zumo de naranja, terminó de recoger y se dijo que tenía que olvidarse de Nick. Miró a su alrededor, a las demás familias que almorzaban en el parque y las vio felices y se dijo que, algún día, ella también conseguiría ser feliz. Entonces se quedó helada. Un hombre alto de andares familiares iba hacia ellas.

—¿Nick? —¿Qué haces aquí? —le preguntó nerviosa.

—¿Cómo te has enterado de dónde estábamos? —Me lo ha dicho Chloe —contestó Nick encogiéndose de hombros. —Tenemos que hablar —añadió poniéndose en cuclillas a su lado.

—No es el momento ni el lugar —contestó Sky mirando a Holly.

La niña estaba sentada sobre la manta y miraba a Nick con los ojos muy abiertos.

—Si no os importa, me gustaría quedarme con vosotras un rato —dijo Nick sentándose junto a la niña. —Hola Holly, ¿qué tal? —¿Te lo estás pasando bien? Holly dijo que sí con la cabeza, tomó un tomate cereza de la ensalada y lo mordisqueó con acento agudo. —Toma, esto es para ti —le dijo Nick entregándole un regalo. —¿Para mí? —contestó la niña mirándolo con los ojos muy abiertos.

—Sí —sonrió Nick. Sky se preguntó qué estaba haciendo, qué se proponía, cómo había cambiado tanto en tan poco tiempo. —Por motivos ajenos a mi voluntad, me he perdido sus cumpleaños, pero a partir de ahora no pienso perderme ni uno más.

Sky sintió que el corazón se le encogía mientras miraba cómo su hija rasgaba el papel del regalo y sacaba un caballo de peluche blanco. —¿Qué se dice? —Gracias —contestó la niña mirando a Nick. —¿Te gusta? —sonrió Nick encantado.

La niña asintió con entusiasmo. —¿Qué quieres, Nick? —le preguntó Sky preocupada.

—¿Por qué no puedo querer esto? —contestó Nick mirando a su alrededor.

—¿Esto? —se burló Sky. —¿Pretendes que me crea que quieres jugar a la familia feliz? —Me encantaría —contestó Nick mirándola a los ojos.

—Ya —contestó Sky sin parar de recoger. —Te debe de apetecer tanto como que te saquen todas las muelas. ¿Cuál es el juego? —No hay ningún juego.

—Ya. Por si no te acuerdas, me dijiste muchas veces que lo más importante en tu vida era el trabajo. —Sky, solo quiero pasar tiempo con mi hija.

Sky no se podía creer lo que estaba oyendo. Era imposible que Nick hubiera cambiado de opinión.

Era imposible que quisiera cambiar de vida y, además, seguía saliendo con mujeres altas y rubias.

—¿Quieres que vayamos a los columpios? —le preguntó Nick a Holly.

—Sí —contestó la niña. —¿Se puede venir también el caballito, mamá? Sky asintió y los vio alejarse con el corazón en un puño. Iban agarrados de la mano cruzando la pradera. Aquello era lo que ella siempre había querido, que Holly conociera a su padre. Sin embargo, el miedo a que Nick la abandonara, a que no estuviera con ella cuando lo necesitara, la atenazaba. Sky terminó de recogerlo todo y decidió que no podía jugar a aquello con Nick porque no sería justo para su hija. Mientras iba hacia ellos, que estaban divirtiéndose en el tobogán, decidió que sus sueños habían terminado.

Era imposible que los tres formaran una familia feliz. Era madre soltera y punto. —¿Qué tal tu cita anoche? —le espetó mientras Holly jugaba en el césped con su caballito. La cita no era una cita y... —¿El gran Nick Coburn se ha quedado sin palabras? Soy humano. Ya empezaba a dudarlo. —¡Ja, ja! Los caballito comen zanahorias —preguntó Holly. —Sí, les encantan las zanahorias —contestó Nick con ternura. —Quería preguntarte por qué no me contaste nada de... —añadió mirando a Sky. —¿No creíste que te fuera a ayudar? —No, todo lo contrario. Ese era precisamente el problema. Sabía que tu trabajo era lo que

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