Capítulo 8 3c6w2i

Capítulo 7. Nick se deshizo el nudo de la corbata y la dejó sobre el sofá mientras se quitaba los zapatos. ¡Menudo día! Estaba llevando tres casos a la vez y estaba hasta arriba de trabajo, pero a pesar de ello, no podía dejar de pensar en Sky. Al principio había creído que era porque se negaba a salir con él a cenar, pero Sky había accedido por fin a aceptar su invitación y aún así, no podía dejar de pensar en ella. Después de aquella cita, podría olvidarse de ella. ¿Tendría respuesta para todas sus preguntas una vez satisfecha su curiosidad? Sky pasaría a la historia.

Nick se quitó la chaqueta y la dejó en el respaldo del sofá. Su casa estaba vacía y silenciosa. Mientras se desabrochaba la camisa, pensó en que, tal vez, sería buena idea sacar un perro de la perrera municipal, pero lo cierto era que le pareció una tortura meter al pobre animal en un piso. Podría tener uno pequeño, pero Nick quería un labrador como aquel que había aparecido en su casa medio muerto de hambre cuando él era pequeño. Le había gustado nada más verlo y se había pasado toda la tarde dándole de comer y jugando con él, pero no se lo pudo quedar porque sus padres ya tenían bastante con alimentar a seis hijos.

Mientras se quitaba los pantalones, decidió que iba a tener que comprarse una casita con jardín, como la que les había regalado a sus padres hacía un par de años. Así, podría tener perro. No creía que a su padre le fuera a parecer que tener un animal de compañía fuera igual de carga que tener esposa e hijos. A su padre le daría un infarto y moriría en el acto si viera que otro de sus hijos se casaba y se compraba una casa en las afueras con valla de madera blanca y se dedicaba a tener familia.

Nick sacó del armario un traje negro y una camisa limpia. Había crecido oyendo a su padre contar historias de compañeros de colegio que habían llegado muy lejos. Aquello lo había decidido a conseguir que su padre estuviera orgulloso de él, sobre todo desde que su hermano Robert tiró la toalla. Por supuesto que no iba a cometer los errores que su padre le había advertido desde muy pequeño y todavía le seguía advirtiendo cada vez que se veían. No podía decepcionar a su padre.

A pesar de su determinación, no entendía muy bien por qué casarse era tan malo. Comprendía que tener hijos frenaba la carrera de uno si es que uno quería tomarse tiempo para disfrutar de ellos. ¿Y quién no iba a querer disfrutar de sus hijos una vez tenidos? Ya habría tiempo. De momento, no había nada de malo en buscar afecto por allí y por allá. Había muchas mujeres que buscaban exactamente lo mismo que él y con las que podía compartir las frías noches de invierno.

¿Por qué había aparecido Sky? Nick se metió en el baño mientras se preguntaba qué habría ocurrido con aquel cretino por el que lo dejó. Era obvio que no seguía con él.

De haber seguido, se habría casado y no llevaba alianza. Mientras se duchaba, se dijo que aquella noche iba a tener la respuesta a todas sus preguntas y no pudo evitar sonreír.

Una vez obtenidas, una vez que supiera por qué había preferido a otro hombre, podría seguir adelante con su vida. Podría olvidarse de Sky, de su rostro y de sus duras palabras.

Su vida volvería a ser normal. Podría salir con mujeres sin acordarse siempre de Sky. Podría besar a otra mujer y acostarse con ella sin ver a Sky. Se desaría por fin de ella y su vida sería perfecta. Sky estaba sentada en la barra, tamborileando con los dedos nerviosamente.

Había llegado muy pronto para asegurarse de que a Nick no se le ocurriera acercarse por su casa.

El camarero le preguntó si quería otro cóctel tropical y Sky contestó que sí, porque uno no le parecía suficiente para enfrentarse a Nick Coburn. Claro que por mucho alcohol que consumiera, los nervios y el miedo que le atenazaban el cuerpo no se iban a evaporar.

¿Y si no aparecía? Rezó para que así fuera. Tal vez Nick solo quisiera vengarse por lo que le había hecho el día anterior y dejarla esperando en un restaurante. Sky se tomó su bebida de un trago y decidió que podría vivir con que Nick la dejara plantada esperando. Eso era mucho mejor que enfrentarse a sus preguntas contestando con mentiras. Así que Nick quería hablar del pasado, eh. Muy bien, pues iban a hablar del pasado, pero no le iba a decir nada nuevo. Perdona, llegó tarde. Sky se giró al oír la suave voz Nick y el corazón le dio un vuelco al ver lo espectacularmente guapo que estaba. Debía de estar loca para haber hacido eso.