Capítulo 11 - Las Maldivas - anticipado 246i5p

Estás escuchando los relatos de Bantia y yo, yo soy Bantia Lossack. Bueno, en esta segunda temporada que está siendo tan accidentada he aprendido la lección. La próxima que haga grabaré los capítulos cuando los tenga escritos, grabados y editados. Ese va a ser el momento en el que empiece a publicar porque si no te dejo tanto tiempo solo. Que bueno, que ya sé por qué me lo dices, que me echas de menos, pero no me gusta.

Pero bueno, ya sabes que la vida te pone entre medias cosas y al final pues no se puede hacer todo lo que una quiere. Espero que seas feliz. Espero que te esté gustando. Y te recuerdo antes de empezar con el capítulo que tengo una cuenta en Twitter. Mi cuenta de Twitter es arroba Bantia Lossack. Mi correo electrónico es los relatos de Bantia arroba gmail punto com.

Tengo una página web Bantia Lossack punto com. Allí puedes encontrar todo lo que hago, todo lo que escribo, todos los enlaces de lo que necesites de las diferentes plataformas. Está todo ahí. Y también tengo otro podcast que se hace también más o menos lo mismo que no, que no lo actualizo, que es mi podcast de Joy de Jerk of Instructions. Instrucciones para masturbarte con Bantia.

Es otro estilo, pero bueno, si te va ese rollo adelante. Y también tengo un canal de Telegram que a veces te comparto cosas más espontáneas. Bueno, ¿qué te parece si nos dejamos de chachara y empiezan los relatos de Bantia? Capítulo 11. Las Maldivas. Las dos semanas de vacaciones le habían dejado el cuerpo inusualmente bronceado para aquellas fechas.

Había disfrutado como una loca de esos días de lujo con Nacho, pero ahora quería retomar su vida donde la dejó. Se temía que no podría porque algo le hacía sentir que muchas cosas habían cambiado en ella. Salió de la ducha y se tomó un café en Albornoz. El cielo estaba abierto y el sol entraba por la ventana. Un nuevo día empieza, pensó. Olía a casa.

Frente al espejo, repasó con sus dedos las marcas que el sol había dejado sobre su piel. El culo blanco contrastaba con la cadera dorada y en el torso solamente se podía ver una franja blanca si alguien osaba levantarle el pecho. Nacho había reservado una playa privada en la que hizo toples casi todos los días. ¿Cuánto le durarían aquellas marcas? Seguro que mucho menos que los recuerdos acumulados.

Lorenzo asomó la cabeza por la ventana y la pilló mirándose el trasero en el espejo. Después de una carcajada, Bantia abrió la ventana. ¿Qué haces ahí espiándome? No espío, solo observo, respondió él. ¿Has visto? Tengo el culo como la leche. Ya te lo he visto, respondió Lorenzo con una sonrisa. ¿Entras o te vas a quedar ahí? ¿Me invitas a un café? Dijo él mientras entraba en la casa. Se sentó en el extremo de la mesa, lejos de Bantia. Tenía una sonrisa calmada. Me alegra tenerte aquí otra vez. Te lo has pasado bien. Bantia se acercó a él y le abrazó sentándose en su regazo. Lorenzo tardó unos segundos en devolvérselo, pero cuando lo hizo la apretó fuerte y la besó en el cuello.