
Descripción de Capítulo 11 5s4h4s
Mi mejor amigo - Capítulo 11 a18q
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CAPÍTULO 10. LA MEJOR COMPLEXIÓN.
Mientras el taxi se abría paso a través del insoportable tráfico de Manhattan, Chloe empezó a sentir miedo. ¿Qué iba a hacer? Bueno, además de encerrarse en su apartamento y vivir como una ermitaña, hasta que se le hubieran caído varias capas de piel. ¿Por qué había tenido que tocarle la única persona en el salón de bronceado que era nueva y estúpida? Esas cosas solo le pasaban a ella. Era como si hubiera nacido para ser objeto de burlas y bromas de mal gusto.
Pero Chloe no estaba riéndose. Estaba escondiéndose. Parecía una actriz famosa, o una que quería hacerse pasar por famosa, con un pañuelo en la cabeza y unas gafas de sol que ocultaban casi toda su cara. Se las había comprado a un vendedor callejero, en la puerta del salón de bronceado. El taxista la miraba por el espejo retrovisor y Chloe entendía por qué. Estaba hablando sola. No va a pasar nada, no va a pasar nada, iba repitiendo desde que entró en el taxi.
¿Por qué iba a pasar algo? Le preguntó el hombre. Chloe se aclaró la garganta. Déjelo, no importa.
Quince minutos después, el taxi se detenía frente a Soluciones Tecnológicas Ford. Chloe entró corriendo en el edificio y se metió en el ascensor sin levantar la cabeza. Era la hora de comer y, afortunadamente, la secretaria de Simon no estaba en su puesto. Pero él sí. Por la mañana le había dicho que pensaba comer un bocadillo en el despacho porque tenía mucho trabajo, y allí estaba, con la corbata torcida, la camisa remangada y el cabello despeinado.
Le gustaba más así, le parecía más sexy. Últimamente encontraba a Simon muy sexy. A Simon y las cosas que hacía. Cómo masajear sus pies después de la fiesta, por ejemplo. Una campanita de alarma sonó en su cabeza. Había hecho todo lo posible para no recordar esa noche, de modo que se concentró en los atributos que la habían llevado allí. Simon era una persona en la que podía confiar, sensato y pragmático. Él sabría lo que debía hacer. Que, por lo visto, era atragantarse con el bocadillo al verla.
—¿Chloe? —exclamó cuando pudo recuperar el aliento. —No puedo creer que te hayan dejado entrar. ¿Estás imitando a alguna actriz famosa? Algo así, replicó ella quitándose las gafas y el pañuelo. —Dios mío. —No lo digas, lo interrumpió Chloe. —Te has vuelto de color naranja.
Le daban ganas de llorar. De hecho, ya había llorado en el salón de bronceado y en el taxi.
Pero lo único que había conseguido con esas lágrimas era que, además, los ojos se le pusieran rojos, un color que no iba nada bien con el naranja. Simon se limpió las manos con la servilleta y tiró el resto del bocadillo a la papelera. —Bueno, más bien de color mandarina. —Simon, ¿te importaría contarme qué ha pasado? Fui al salón de bronceado al que suele ir Franny.
Mi hermana lleva años diciéndome que debía ir. —¿Por qué haces caso a tu hermana? Franny siempre está morena y guapísima. Pero hoy tenían mucha gente. Uno de los aerosoles automáticos estaba estropeado y les faltaba personal. La chica que habían contratado la semana anterior para recepción estaba echando una mano. Chloe intentó sonreír, pero no lo consiguió.
Afortunadamente, no he tenido que pagar por la sesión. —Ya me lo imagino. —¿Es horrible? —le preguntó ella, mordiéndose los labios. —No, bueno, la luz aquí es muy mala, te da un tono anaranjado. Mentía fatal, pero Chloe lo adoraba por ello. Suspirando se dejó caer sobre una silla. Lo único que quería era estar un poco morena, para no parecer un pescado. —Tú no pareces un pescado, tienes la piel de alabastro. —Y quería camuflar mis pecas. —A mí me gustan tus pecas. —Bueno, las pecas son el último de mis problemas ahora mismo. —¿Entonces qué ha pasado exactamente? —Por lo visto, la chica de recepción no había recibido instrucciones para usar el aerosol. ¿Por qué me odia el universo? Simon no se molestó en contestar a esa pregunta. Era demasiado práctico, y esa era la razón por la que había acudido a él, cuando una persona cuerda se habría ido a casa para frotarse con una esponja.
—Es un bronceado falso y se te habrá pasado para la reunión, no te preocupes.
Aún faltan tres semanas.
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