Beatrix Potter 2b4a4z

Beatrix Potter es una de las historias del libro Niños Artistas, escrito por David Stadler e ilustrado por Dolly Horner. La primera vez que vio la nueva casa de veraneo de su familia, Beatrix Potter supo que ese lugar estaba hecho para ella.

Hogar, dulce hogar.

Beatrix tenía tan solo cinco años cuando sus padres decidieron alquilar esta finca, que estaba junto a un río en el corazón de las Highlands escocesas. Fue su refugio de verano los siguientes once años. Esta casa no tenía nada que ver con la casa en la que vivía la familia Potter en Londres, una mansión oscura y con corrientes de aire. Tras pasar todo el año encerrada en la gran ciudad, atendida por sirvientes y prácticamente ignorada por sus padres, Beatrix se añoraba el viaje anual al norte del país. Las exuberantes colinas verdes de Escocia eran un mundo nuevo, excitante, repleto de plantas extrañas e interesantes animales.

La visión y los olores de las cercanas casas de campo y las granjas nunca dejaban de fascinarla.

Al principio exploraba por su cuenta. Después, cuando su hermano Bertram creció, se convirtió en el compañero de juegos que le seguía en sus aventuras. Beatrix poseía multitud de cosas materiales, sus padres eran ricos, pero le faltaba una verdadera amistad.

Su madre no le permitía jugar con otros niños, porque temía que le contagiaran gérmenes. Así que Bertram se convirtió en su compañero inseparable. Aunque se llevaban cinco años, compartían la curiosidad por el mundo natural. Juntos paseaban por los bosques y las playas del río recogiendo plantas, animales e insectos para su colección.

Beatrix y Bertram vivieron muchas aventuras en su casa de verano. Entre los dos crearon también un libro de especies con dibujos de aves, mariposas y flores. Beatrix descubrió que se le daba bien hacer estas detalladas ilustraciones. Los niños incluso rescataron una prensa y empezaron a estampar grabados en madera de escenas de la naturaleza usando una tinta casera que hacían ellos mismos.

Al final del verano, Beatrix y Bertram regresaban a Londres, donde seguían estudiando los animales que se llevaban del campo a escondidas. Reclutaron al mayordomo de la familia para que colara, sin que nadie más lo supiera, pequeños animales en el cuarto de la tercera planta que compartían los niños. Con el tiempo reunieron un minizoo que contaba con varios ratones, conejos, un erizo y algunos murciélagos, una familia de caracoles, una rana, un par de lagartijas y una culebra llamada Sally. Cuando Beatrix quería dibujar a los animales, su hermano le ayudaba a sacarlos de la jaula para que pudieran posar para ella. Al erizo en particular no parecía gustarle.

Mientras lo dejes dormir en mi rodilla estará encantado, contaba Beatrix, pero si lo sostienes en alto media hora primero empieza a bostezar y luego muerde. Algunos de los dibujos de Beatrix eran realistas, otros eran más fantásticos. Dibujaba conejos que caminaban sobre las patas traseras, llevaban gorro, paraguas o patinaban sobre hielo.

Poco a poco empezó a imaginar historias en el mundo natural. Cuando Beatrix tenía diez años, Bertrand se fue de casa para estudiar en un internado. Beatrix lo lamentó, pero decidió no dejar de dibujar. En aquellos tiempos las niñas no iban al colegio y Beatrix recibía su educación en casa, comprándole a sus padres