95 Octanos #43: Elizalde, Coches Malditos 61b36

Ya estamos nueva funda de ese condado los queens su modo okay wow muy buenas amigos bienvenidos una semana más ya sabéis el noventa y cinco octanos vuestro podcast de automoción y ojo porque bueno ya sabéis que la que la cabra tira al monte y bueno pues voy a retomar esos temas con los que me inicié hace ya siete años en el mundo del podcasting porque esta semana vamos a hablar un poco de misterio si es que la automoción y el misterio también va en muchísimas ocasiones de la mano de hecho si os interesa también al principio de la temporada en los primeros programas ahí uno de los episodios en los que habló sobre el vehículo maldito por excelencia el coche maldito de james dean y esta semana pues tocaba que regresasen a nuestra parrilla esos coches malditos igual bueno lo dejemos al principio el coche maldito por excelencia de la historia de automoción es sin duda el porsche quinientos cincuenta spyder de james dean en el cual era héctor perdió la vida el pequeño bastardo si le llamaba james pero ese título tan poético maldito por razones bien distintas nada luctuosas se lo merecen también los aproximadamente quinientos coches elizalde que se fabricaron en barcelona entre mil novecientos catorce y mil novecientos veintisiete exquisitas obras de artesanía de los que y aquí lo desconcertante sobreviven sólo dos ejemplares y medio en todo el mundo ninguno de ellos cien por cien original veamos ahora lo que me lo peor arturo elizalde gobierno había nacido en mil ochocientos veintitrés en matanzas cuba industrial e ingenieros se había casado en mil ochocientos noventa y cuatro con carme enviada navarro disney eta de miguel guiada buñol constructor del primer ferrocarril de españa entre las ciudades de barcelona y mataró inaugurado en mil ochocientos cuarenta y ocho el matrimonio que había vivido una temporada en parís decidió fijar su residencia entre la capital sa y la catalana elizalde llegó a barcelona con el propósito de montar una fábrica de coches en españa ingeniero industrial para ello buscó la complicidad de su cuñado y la de otros dos socios con los que fundó una sociedad en la que invirtieron ciento cincuenta mil pesetas cada uno de ellos a la que domina denominaron sociedad mercantil hm ballet