#5. Tardes de soledad, tauromaquia SIN CENSURA 40306d

Hacía años que no pisaba el cine, la verdad que he perdido la cuenta, porque hace tiempo que abandoné cualquier relación con el cine de hoy, desde que trataron de imponernos la agenda Woke y todas las películas se convirtieron en patrones de comportamiento para vender ideología por el artículo 33.

Gracias a plataformas como Flisolé, y la gente se ríe cuando digo esto, pero es que a estas alturas me da igual, he podido rescatar todo el cine español desde los años 40 hasta la ley Miró del año 83, que comenzó con el desapego de los españoles por el cine de su propio país.

Pero como os decía, volví al cine para ver una película que había despertado mucha expectación y mucha controversia.

Hoy hablamos en Todos a los Toros de Tardes de Soledad, la película que ganó contra todo pronóstico la concha de oro del Festival de San Sebastián.

Soy Marcos Anchidrean y esto es Todos a los Toros, bienvenidos.

La verdad que hoy no iba a ser este el tema que íbamos a tratar en el podcast, pero el viernes fui a ver Tardes de Soledad y, vamos, la escaleta se fue al carajo.

Como os he comentado en alguna ocasión, en este podcast la actualidad solemos dejarla a un lado, queremos buscar temas más atemporales, históricos, que nos ayuden a viajar a otras épocas, pues, por qué no decirlo, con cierta nostalgia.

Pero esto la verdad que me rompió un poquito los esquemas y hemos tenido que preparar una cosita especial para comentar una película que, bueno, estoy viendo que todo el mundo se hace la misma pregunta, ¿es una obra maestra? Pues bueno, eso tendrán que decirlo los expertos en el cine, yo lo único que puedo hablar es de lo que a mí me ha transmitido y por lo que yo considero que es importante esa película.

Hablar de Tardes de Soledad, aunque está vinculado con el momento presente, yo creo que por su relevancia histórica, porque se va a seguir hablando de esto dentro de muchas décadas, debemos hacerle un hueco hoy.

Es cine y son toros, así que tenemos que hablar de ello en el podcast de todos a los toros.

Como os comentaba en la introducción, la conocida como Ley Miro suponía una compra de voluntades porque era un sistema de financiación a partir de un régimen de subvención anticipada a los propios rendimientos de la taquilla, a partir de la presentación de un proyecto que incluía el guión, el equipo técnico y artístico.

Lo que pretendía en realidad era acabar con la factoría de cine de los años 60 y 70, que ésta sí llenaba las salas de cine, eso se traducía en cientos de millones de pesetas para seguir produciendo cine.

La españolada, el destape, la intelectualidad, aquello no lo soportaba.

Mariano Zores, aunque tuvo un cargo dentro de esta estructura que generó la Ley Miro, fue uno de los grandes perjudicados de esta ley.

Lo cuenta claramente en su biografía, que se titula Respetable Público, en la que dice más o menos que en la práctica las subvenciones solo se concedían a productoras afines políticamente al partido en el gobierno, y como éstas no eran muchas, pues empezaron a surgir nuevas productoras creadas por personas simpatizantes con el partido y con Pilar Miró, y aunque no hay pruebas, pero sí sospechas, de que al presentar la documentación, los recién creados productores incluían nombres de actores y directores que, por decirlo de alguna manera, eran bien vistos por los estamentos políticos.

Las consecuencias fueron absolutamente aterradoras, las salas de cine se vaciaron, las taquillas menguaron y los costes de producción crecieron de forma exponencial a la caza del chocolate del oro, vamos, a trincar la subvención.

Así que por esto y otras cosas, fue una buena noticia volver a una sala de cine.

Las escenas de Tarde de Soledad muestran el toreo en toda su crudeza.