#36 Lo que tienen en común el apagón y el diagnóstico de cáncer 6h275e

Muy buenas tardes, equipo. ¿Qué tal? ¿Cómo estamos? Emma Alhabla, coach de Oncology Gym, cofundadora. Bueno, no hace falta hacer presentaciones, o sí, pero bueno, lo que te quiero comentar esta tarde es que he cogido el micro para grabar un episodio que en absoluto estaba planificado, pero ayer ha ocurrido algo que me ha dado forma de reflexionar y bueno, quiero compartirte esta reflexión por si te puede ayudar. Y bueno, como todo el mundo sabe, ayer 28 de abril de 2025 vivimos un apagón. Un apagón que afectó a muchos países y definitivamente afectó al país donde residimos, que es Portugal, y en nuestro caso, además de no tener electricidad desde las 12 aproximadamente de la tarde, no tuvimos tampoco agua. Así que imagínate el panorama. Y bueno, en nuestro caso fue algo así como una tarde, bueno, un tanto extraña, ¿no? Además nosotros, como todos sabéis, trabajamos 100% online, así que bueno, un día de parón, ¿no? Como inesperado.

Además de ello, bueno, pues sin móvil, sin conexión a internet y encima sin agua, porque nosotros además tomamos agua filtrada, por lo que nos quedaban en casa cuatro vasos de agua que eran los que contenía la garrafa, ¿no? Bueno, tuvimos que un poco espabilarnos, ir a buscar por lo menos unas unas garrafas de agua y nos dimos cuenta que, por cierto, que no teníamos nada de cash, no teníamos ni un euro. Lo típico, ¿no? Que pagas todo con tarjeta y de repente dices, guau, o sea, ¿qué hubiese hecho en otra circunstancia? Bueno, te pones a buscar en los bolsillos de las chaquetas, en los bolsos, etcétera, y bueno, pues al final con esas cuatro monedas fuimos a por agua, ¿no? El panorama, diría, pandémico total. Un supermercado cerrado que ponía... que estaba cerrado de forma indefinida, ¿no? No se sabía la hora en la que reabriría. Otro supermercado con una cola de... vamos, que llegaba a un par de calles para poder acceder al súper sin luz, naturalmente. Así que toda oscura, es la gente por ahí pululando, agarrando todo lo que encontraban, en fin, en fin.

Pero bueno, en todo este panorama, aparte de la emergencia, por así decirlo, del agua, la verdad es que yo estuve una tarde tranquilamente leyendo un libro que me apetecía mucho leer y que no tenía tiempo durante... bueno, no tuve tiempo durante muchos meses de poder leer tantas horas seguidas. De hecho, casi acabé el libro que además me gustó. Y bueno, me di cuenta, ¿no? Al vivir algo así como atípico, ¿no? diremos, curioso, que un apagón realmente es también muy similar a lo que ocurre cuando recibes un diagnóstico de cáncer. Y te digo por qué llegué a esta conclusión. Ayer me di cuenta que todas aquellas cosas que parecen imprescindibles en nuestro día a día, ¿no? Como las redes sociales, el móvil, la tele y bueno, la domótica incluso, ¿no? Toda la tecnología que nos rodea, ¿no? Desaparecieron por un rato. Se fueron de golpe, sin preaviso y sin darnos tiempo de adaptarnos.

Y te das cuenta cuántas horas y cuántas energías inviertes en ellas, ¿no? Y fue en ese momento que personalmente me di cuenta de algo quizás sencillo, pero desde mi punto de vista también muy poderoso, ¿no? Y es que se puede pasar una tarde espectacular, maravillosa, sin móvil, sin tele, sin pantallas, ¿no? En este caso pues con un libro en las manos. Y lo que te decía, ¿no? El apagón se parece al diagnóstico de cáncer, porque es un corte brusco en lo que es tu rutina, tu vida, ¿no? De repente te faltan unos pilares que supuestamente son los que constituyen lo que a ti te da cierta calma, seguridad, ¿no? Y bueno, una desconexión repentina de todas aquellas cosas que considerábamos importantes, ¿no? Ese frenazo que no pedimos, ¿no? Pero que si sabemos mirar verdaderamente nos puede regalar algo mucho más valioso que cualquier comodidad. Y me fijé, ¿no? Que el cáncer y el apagón ambos nos obligan a mirar hacia adentro, nos obligan a parar. Ese parón en seco que no te esperas es como que te deja ir pensando, ¿no? Y me di cuenta de esto, ¿no? Que no somos nuestras redes sociales. Tampoco somos el trabajo, ni el dinero, ni el prestigio que hubo.