220. Tratamientos naturales para potenciar tu belleza. Con Laura Puga. 261x45

Vale, me oigo perfecta.

Laura, acércate el micro a la boca y es importante que suceda una cosa, que tú te quedes a esta distancia de tu micro, porque si te vas para atrás y haces así el Matrix Revolutions… Vamos a perder el sonido.

Vamos a perder el sonido.

Fíjate.

Vale.

Hola.

Hola, Charo, quitado.

Hola, muy buenas y bienvenidos, bienvenidas, bienvenides a Jefa de tu Vida, el podcast de Charuca.

Te habla Charo Vargas y sabes de sobra que en este podcast, además de pasarlo bien, te damos recursos e inspiración para que te conviertas en la jefa de tu vida.

Hoy estoy gozando tanto porque, o sea, desde que esta mujer me ha entrado por la puerta de casa y por la puerta de la cocina, ya hemos grabado dos podcasts y le he tenido que decir, Laura Puga, por Dios, cállate la boca, porque es que todo lo que dice, todo lo que sale de tu boquita, quiero que también lo escuchen mis jefas.

Ella es Laura Puga, es especialista en belleza, pero os diría que en belleza consciente, o sea, en belleza real, en belleza natural.

Y viene a hablarnos de esto, de cómo cuidarnos, de cómo ponernos al favor de nuestra energía, de nuestra luz, de nuestra belleza, para estar relucientes por dentro y por fuera.

Vamos a hablar de la conexión entre la piel, las emociones y de cómo reivindicar una belleza más natural.

Y de por qué el mejor cosmético empieza siempre en lo que nos decimos a nosotras mismas.

Así que bienvenidísima, Laura, a esta cocina.

Me encanta tenerte aquí, te estoy queriendo mucho.

Qué placer estar aquí, Charo.

Hemos empezado a disfrutar hace un rato ya, vamos a compartirlo.

Llevamos un rato gozando, llevamos un rato gozando solas, vamos a gozar con nuestras amigas, ¿no? Vamos allá.

Preséntate para quien no te conozca.

Pues mira, yo soy Laura Puga.

Como te acabo de decir, esclava también del sistema en su día y muy esclava de la belleza, de la industria de la belleza también lo fui en su día.

De hecho, mi historia empezó ahí y actualmente pues tengo un centro de belleza holística en San Jugat, una tienda de cosmética natural, y acompaño a mujeres de todo el mundo a reconectar con su belleza empezando por la belleza de ser tú.

Es decir, conectarlas a ellas mismas y que dejen de compararse y que olvidemos ya de una puñetera vez ese dogma estandarizado en el que nos han metido desde pequeñas y que a cierta edad ya toca salir.

Nos dices, Laura, que fuiste esclava de la industria de la belleza y quiero que nos cuentes qué es para ti o qué supuso para ti cómo era ser esclava de la industria de la belleza.

Pues todo esto para mí empezó con 22 años en el momento de que en una etapa de muchísima inseguridad en mi vida y mucho sufrimiento decidí verme mejor y ponerme unas prótesis mamarias y ahí empezó mi infierno personal que dura hasta hoy.

Yo tengo el síndrome Asia, la enfermedad de los implantes mamarios, y esto cambió mi vida para siempre porque desde entonces, a pesar de estar esplantada hace ya casi 5 años, todavía arrastró muchísimas consecuencias en la salud.

Entonces, imagínate, Charo, para mí la revelación que fue darme cuenta de hasta dónde había llevado mi vida, hasta dónde había estado dispuesta a llevar mi salud, obviamente sin saberlo que esto me iba a pasar, a cambio de ser un poco más perfecta.

Entre comillas, ¿no? ¿Qué significa esto de ser perfecto? ¿Estar uniformadas como la industria de la belleza nos pide? Exacto. Pensar que por hacer esto vas a estar completa. Este era el sentimiento que yo tenía en ese instante. Y entonces todo esto, todo este movimiento, toda esta movida, porque han sido muchos años de salud, médicos, encontrarme mal, me han llevado al pozo más profundo y desde ahí ha surgido lo que tienes hoy delante tuyo, que es una mujer que no se compara con ganas de estar bien con su cuerpo, tal y como está su cuerpo, y cuidándose, pero desde otro lugar. Desde el o con la naturaleza, desde tener relaciones sanas, el gozo con la vida y, sobre todo, una belleza real y consciente que no tiene nada que ver con ninguno de los cánones que nos han vendido hasta el día de hoy, prácticamente todos inalcanzables además.

¿Cuántos de esos cánones que a día de hoy venden a las mujeres sobre la belleza? Tienes que tener unos pechos turgentes, tienes que tener una talla de pantalón X, lo más pequeño… ¿36? Por ejemplo. Y si puede ser 34, mejor todavía.

La mínima.

Sí, sí. Si te mueres de hambre, también genial. Está muy mal, por ejemplo, en mi sector, en el sector de la belleza, está muy mal visto a nuestra edad, Charo, cuando empiezas a tener arrugas y gesticulas, lo típico que tu madre, tu tía… Porque además son gente del entorno también, las que ya te señalan de jovencita.

¡Ay, no hagas esto con el entrecejo! ¡Uy, uy, uy! ¡Qué terrible! Te está saliendo una arruga ahí.