
194. Estrés crónico: ¿por qué comemos más? | Álvaro Vargas 1h622n
Descripción de 194. Estrés crónico: ¿por qué comemos más? | Álvaro Vargas 4a613a
Pack 5 cursos online: https://escuelanutricionpractica.com/packcursos/ . En este nuevo episodio sobre nutrición práctica para tu día a día os hablo de la diferencia entre estrés adaptativo y estrés crónico. Cómo el estrés afecta a nuestra apetito y saciedad, qué alimentos nos apetecen más, por qué ocurre esto, etc. 5x4735
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Voy a hablar del estrés crónico y porque cuando lo padecemos, cuando lo sufrimos, nos da por comer más. Seguro que alguna vez te ha pasado o te pasa habitualmente, ¿no? Que te encuentras estresada, ibas picando todo el día sin parar o cuando llegas a casa del trabajo, devoras. A mí sí que me pasa y me ha pasado más de una vez, más de incluso de lo de lo que me gustaría. Vamos a empezar como siempre por lo más básico. ¿Qué es el estrés crónico? El estrés, hay que decir, que es necesario para sobrevivir.
A lo mejor esto te sorprende, pero es lo que conocemos como estrés adaptativo, es decir, nos ponemos en alerta en situaciones de peligro, generalmente de peligro inminente, bien para afrontar ese peligro o bien para huir de él. Este estrés adaptativo es temporal, lo que dura ese peligro. Es común en todos los animales y suele ser muy útil para proteger nuestra vida, para salvaguardar nuestra vida. Lo que se produce es una subida inmediata, rápida de cortisol durante ese momento de estrés, pero después ese cortisol baja los niveles normales. El cortisol, aunque lo he explicado alguna vez, es una hormona muy, muy, muy relacionada con la alimentación, con el apetito.
Por otro lado, eso sería el estrés adaptativo. Podemos decir el estrés que puede ser saludable, o sea, nos está protegiendo. Pero en el otro lado está el estrés crónico y es cuando nuestro sistema nervioso está en alerta, pero no hay un peligro inminente. Es decir, nos ponemos, se activan los mismos mecanismos, pero no hay un peligro inminente que pueda acabar con nuestra vida.
Por ejemplo, pues no estamos cómodos en el trabajo, nos cuesta afrontar las tareas del día a día, no sabemos cuál va a ser nuestro futuro a largo plazo, no tenemos una buena relación amorosa con las amistades. Estos no son peligros de vida o muerte, no tenemos que protegernos de manera inmediata porque podemos perder la vida.
Pero sí los sentimos así y nuestro organismo los siente erróneamente así. Se alarga en el tiempo, la diferencia es que el otro es inmediato, este estrés crónico, como su propia palabra dice, pues se alarga en el tiempo, es más duradero, incluso puede durarnos durante años o si no ponemos remedio el resto de nuestra vida.
En esta situación de estrés crónico, el cortisol está disparado, siempre tenemos más cantidad de cortisol circulando en sangre de la necesaria o acosejable. A largo plazo, pues puede provocar un daño en el sistema inmunológico, en los ciclos de sueño, dormimos muchísimo peor o menos horas, en el estado de ánimo estamos muchísimo más irritables y también en el apetito.
Vamos a profundizar un poquito más en esto del cortisol. Se ha demostrado que niveles altos de cortisol de manera prolongada hace que nos apetezcan alimentos que nos den energía de forma inmediata, como los azúcares simples, los azúcares libres y las grasas o alimentos que llevan aparejados las dos cosas.
Gran cantidad de grasas y azúcares simples, azúcares libres. ¿Por qué ocurre esto? Pues el cortisol lo que hace, esta hormona, lo que hace es estimular la producción de grelina, que es la conocida como la hormona del hambre y suele reducir la sensibilidad a la leptina, que es la hormona de la saciedad, haciendo que sientas hambre de forma habitualmente y que nunca te acabes como de saciar. También hemos tenido esta sensación de que has comido y has comido bastante, pero al rato es como que no te acabas de sentir saciado, aunque piensas y sabes que ya has comido lo suficiente y nos levantamos un trocito de chocolate, un café,
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