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Meditaciones diarias
1890. ¡Si Dios nos hablara más claro! (EDITADA)

1890. ¡Si Dios nos hablara más claro! (EDITADA) 4l5l1k

13/5/2025 · 24:14
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Meditaciones diarias

Descripción de 1890. ¡Si Dios nos hablara más claro! (EDITADA) 2i5m5h

Meditación del Evangelio del martes de la IV semana de Pascua. Para ver y oír a Dios necesitamos la buena voluntad. Oímos su voz en la creación, en la Biblia, en las personas, en la Iglesia. Buena voluntad es también seguirle: sus ovejas oyen su voz y le siguen, dice el evangelio. ¿Quieres anunciarte en este podcast? Hazlo con advoices.com/podcast/ivoox/874295 5c124j

Lee el podcast de 1890. ¡Si Dios nos hablara más claro! (EDITADA)

Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.

Por la señal de la santa cruz de nuestros enemigos libra el Señor Dios nuestro en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Señor mío y Dios mío, creo firmemente que estás aquí, que me ves, que me oyes. Te adoro con profunda reverencia.

Te pido perdón de mis pecados y gracia para hacer con fruto este rato de oración.

Madre mía inmaculada, San José mi Padre y Señor, ángel de mi guarda, intercede por mí.

Continuamos señor con lecturas en los evangelios que hablan de esa imagen tuya del buen pastor. Hoy en el evangelio tenemos estas palabras de Juan.

Se celebraba en Jerusalén la fiesta de la dedicación del templo. Era invierno y Jesús se paseaba en el templo por el pórtico de Salomón, que era esa entrada por el sur, que había unos grandes pórticos donde se accedía a la esplanada del templo. Los judíos rodeándole le preguntaban ¿hasta cuándo nos vas a tener en suspenso? Si tú eres el Mesías, dínoslo francamente.

Jesús le respondió, os lo he dicho y no creéis. Las obras que yo hago en nombre de mi Padre, es decir, los milagros, los signos que hacía el Señor, esas dan testimonio de mí. Pero vosotros no creéis porque no sois de mis ovejas. Mis ovejas escuchan mi voz y yo las conozco y ellas me siguen y yo les doy la vida eterna. No perecerán para siempre y nadie las arrebatará de mi mano.

Quizás lo más bonito señor de este evangelio es lo que no vamos a comentar que es los últimos dos versos. No, yo les doy la vida eterna, no perecerán para siempre y nadie las arrebatará de mi mano. Eso lo dejo para vuestra meditación personal. Pero vamos a fijarnos en la primera parte. ¿Te imaginas la escena? El Señor ha hecho muchísimos milagros que los fariseos, que los judíos que le preguntan rodeándole si hasta cuándo nos vas a tener en suspenso, ellos habían visto esos milagros. Curaciones de todo tipo, de ciegos, de cojos, de sordos, de leprosos, resurrecciones, la hija de Jairo. Habían visto milagros en el que el Señor manifestaba un dominio de la naturaleza asombroso, la tempestad calmada, la multiplicación de los panes y de los peces.

Le habían oído predicar con esa autoridad que sólo tú Señor tenías y que habéis oído, pero yo os digo, y una predicación que estaba llena de amor a Dios y de amor a los demás, llena de belleza, llena de compasión por los hombres. Pero aún así le dicen háblanos más claro, si eres tú el Mesías, dínoslo francamente.

Lo tienen delante y no lo ven, pero no lo ven ¿Sabéis por qué? Porque tenían mala voluntad. Sin buena voluntad no se puede ver, no se puede oír, no se puede conocer.

Porque conocer es un acto moral y requiere de esa buena voluntad. El que no quiere conocer nunca conocerá. Señor, ¿me recuerda estas palabras, este debate continuo de los judíos contigo? Me recuerdan como a tantas veces a nosotros que decimos si Dios me hablara más claro, pero si es que Dios no para de hablarte, nos habla clarísimo.

No es ese el problema, deberíamos decir si tuviera mejor voluntad, más buena voluntad para escuchar a Dios en todo, si no estuviera tan pegado a mis criterios, si no estuviera tan influenciado por mis tonterías realmente y por mis malos intereses y malos deseos y malas, pues vería claramente más a Dios, más claramente a Dios.

Lo que hace falta para verte claro, Señor, para oírte y reconocerte, pues es la buena voluntad. No sé si has visto esa serie tan inteligente, me parece que es una serie muy buena, El Alao Este, ya tiene unos años, El Alao Este de la Casa Blanca. Allí hay un pasaje en el que más o menos lo que ocurre es que el presidente, que si recuerdas y lo has visto, pues es un presidente, una buena persona, bastante inteligente y católico precisamente. Entonces tiene que tomar una decisión acerca de la pena de muerte de unas personas y conceder el indulto o no. Y él tiene pues una decisión que tiene que tomar.

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