¿Ya ha terminado la guerra comercial de Donald Trump? 2d306l

El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, decreta una pausa de 90 días en su guerra comercial hacia el resto del mundo, salvo China, y los mercados financieros estallan en júbilo. ¿Hemos dejado atrás ya la peor parte de estas hostilidades comerciales? ¿Ha pasado ya el peligro de la guerra comercial? Veámoslo.

Después de haber acumulado una caída de casi el 18% desde que comenzaran las hostilidades comerciales de Donald Trump hacia el resto del mundo a mediados de febrero, ayer la bolsa estadounidense, más concretamente el Standard & Poor's 500, subió casi un 10%. Se trata de uno de los mayores incrementos diarios de toda su historia. ¿Y a qué se debe que ayer la bolsa estadounidense se incrementara tanto? Pues en gran medida a la reversión de las causas que hasta ayer habían provocado su derrumbe.

Concretamente, la bolsa estadounidense se había derrumbado casi un 20% como consecuencia de la guerra comercial planteada por Donald Trump contra el resto del mundo. Y ayer la bolsa estadounidense subió casi un 10% porque a Donald Trump le temblaron las piernas con respecto a la guerra comercial. O bueno, si creemos que todo lo acaecido hasta ayer formaba parte de un guión maestro escrito por Donald Trump y por sus consejeros comerciales, lo que sucedió ayer no fue que le temblaran las piernas, sino que terminó ejecutando su plan maestro desdiciéndose de mucho de lo que había afirmado durante los días anteriores.

Y es que entre el 2 de abril, el famoso Día de la Liberación, hasta el 9 de abril, rebautizado por Peter Navarro, el principal asesor comercial de Donald Trump, como el Día del Arte de la Negociación Comercial Recíproca, entre el 2 de abril y el 9 de abril Donald Trump y su gobierno nos habían estado diciendo que los aranceles habían llegado para quedarse, que no habría pausa comercial, que no se aceptaría ningún retroceso en la presión arancelaria salvo a cambio de concesiones fortísimas en favor de los Estados Unidos, que los aranceles proporcionarían cientos de miles de millones de dólares en recaudación, que servirían para reindustrializar la economía estadounidense, que el gobierno de Donald Trump no prestaba atención a los mercados financieros, ni a la bolsa, ni al mercado de deuda pública, sino que ellos sólo se preocupaban por la economía real y los aranceles eran positivos para la economía real, etc.

Todo esto son cosas que se dijeron durante la semana anterior. Y ayer, sorpresivamente, Donald Trump hizo un anuncio que gustó mucho, y con razón, a los operadores de los mercados financieros. Y es que todo eso que había dicho antes, y que hacía pensar que la guerra comercial había llegado para quedarse y que, por tanto, terminaría penetrando hasta los huesos de la economía real, todo eso, en realidad, era palabrería vacía que se decía, que se expresaba, para hacer una especie de performance negociadora.

Pero que, en realidad, todo eso no valía para nada. Y, por tanto, ayer, afortunadamente, el gobierno de Donald Trump optó por desescalar la guerra comercial, rebajando todos los aranceles recíprocos hasta el 10% durante un plazo de 90 días e incrementando sólo de manera ya casi testimonial los aranceles de represalia contra China.

O, dicho de otra manera, los aranceles que habían entrado en vigor el propio 9 de abril fueron suspendidos el propio 9 de abril, con la excepción de los aranceles contra China, que se incrementaron del 104% al 125%, a pesar de que China, el día anterior, había incrementado los aranceles en contra de los Estados Unidos en 50 puntos porcentuales. Y, por tanto, habría correspondido que Estados Unidos, si siguiera la misma dinámica que hasta la fecha, aumentara sus aranceles contra China hasta el 150-160%.

Por suerte, por fortuna, ha imperado algo de racionalidad en el gobierno de Donald Trump y ninguno de estos pasos se ha dado. Y eso es lo que sentó especialmente bien a los mercados. Constatar que o bien el gobierno de Donald Trump, hasta la fecha, había ido de farol, es decir, lanzaba unas amenazas que no pensaba cumplir, que no pensaba mantener.