
VuFyuM s07e24: Las tortugas pueden "sentir" el campo magnético + ¿Saben contar los animales? 5e4j6g
Descripción de VuFyuM s07e24: Las tortugas pueden "sentir" el campo magnético + ¿Saben contar los animales? 72m6m
En el programa de esta semana os hablamos de habilidades especiales de los animales. Alberto Aparici nos cuenta que las tortugas marinas son capaces de usar el campo magnético para reconocer lugares, y explica que en realidad los animales no tienen un "sentido magnético": tienen dos. Todo indica que la "brújula" magnética (el sentido que permite saber dónde está el norte) y la "huella dactilar magnética" (que les permite reconocer lugares concretos) son dos habilidades distintas y, probablemente, independientes. Nos explica todo esto para el caso concreto de las tortugas marinas, a partir de un artículo recién publicado en la revista Nature. Si queréis leer el artículo original se trata de "Learned magnetic map cues and two mechanisms of magnetoreception in turtles", de Kayla Goforth et al. Lo podéis encontrar en este enlace: https://www.nature.com/articles/s41586-024-08554-y Por otro lado, Santi García Cremades nos habla sobre el *numerismo* de los animales, o sea, la capacidad de contar. Nos explica por qué los números no son sólo interesantes, sino que son importantes para la supervivencia, y por lo tanto la evolución puede haber favorecido la aparición del numerismo en varios linajes animales. Hablamos con él sobre leones, tortugas, y también sobre números en general. Este programa se emitió originalmente el 20 de febrero de 2025. Podéis escuchar el resto de audios de Más de Uno en la app de Onda Cero y en su web, ondacero.es 5nz3y
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
Y cero, ¿o no? Claro, onda cero.
En más de uno, me van un físico y un matemático.
Un matemático, Santi García Cremades.
Buenos días.
Buenos días.
Un buen matemático.
Un físico.
Digo, buen día, buen día.
No, y buen matemático también.
Un físico, Alberto Parintzi.
Mejor persona.
Muy buenos días.
¿Cómo estás, Alberto? Muy buenos días.
Pues estoy casi bebiendo.
Menos mal que has tardado un poquito, porque si no, no habría podido contestar.
¿Qué bebes? ¿Qué es lo que bebes, dicho? Es que parece fatal esto.
Agua.
Agua.
No se bebe en horas de trabajo.
Para que la voz suene bien y para no toser y estas cosas.
Ya, ya, ya.
Bueno, pues échate un buchito.
¿Quieres un segundo de buchito? No, no, no.
Estoy perfectamente bien.
¿Sí? Vale.
Porque ¿quién empieza hoy con su tema? A ver.
¿Quién abre? ¿Quién abre? A ver, lo mío, yo tengo una reflexión y estoy aquí recogiendo información y aparece y creo que tiene algo muy de vanguardia, que hemos estado hablando y lo suyo es muy chulo también.
Entonces, ¿a quién le apetece empezar? Si me dejáis, me gustaría empezar yo porque tengo, digamos, tengo un relato, una historia que contaros.
Hoy cedo, hoy cedo.
Uy.
Bien, muchas gracias.
Pues mira, yo os quiero contar una historia que ocurrió hace más de 30 años.
El protagonista es un niño, uno de nueve o diez años, al que le gustan mucho los animales.
En su casa tiene dos canarios, un periquito y cuatro tortugas.
Voy a acabar.
Pues ya soy yo.
Y al otro protagonista le han contado que las tortugas en realidad son un poco tontas, que los bichos listos de verdad son los perros, los gatos, hombre, a lo mejor los loros.
Las tortugas pasan por esta vida sin pena ni gloria, ¿no? Pero nuestro niño no ve las cosas de esa manera.
Cada día cuando coge el bote de comida observa que las tortugas se alteran, que nadan hacia él, chapotean en el agua, a veces hasta escalan las paredes.
Yo creo, piensa el niño, que estas tortugas ven un bote de plástico y saben que dentro hay comida.
A mí no me parecen nada tontas.
Y el niño decide entonces hacer un experimento.
Cada día antes de comer a las tortugas les va a tocar una campanilla.
¿Se darán cuenta las tortugas de que la campana siempre anuncia la hora de comer? ¿Ha leído en algún sitio que un ruso hizo algo parecido con perros? Bueno, así que el primer día toca la campanilla.
Y el segundo, pues también.
Exacto.
Y así durante varios meses.
Hasta que llegó un día en que pasó lo que tenía que pasar.
¡Ojo! Ese día las tortugas no habían visto el bote de comida.
Ni siquiera habían visto la campanilla.
Porque se había puesto como al otro lado de una puerta.
Pero escucharon el sonido de la campanilla.
Ese día el niño sintió que había hecho ciencia.
Me parece, dijo hablándole a las tortugas, que sois al menos tan listas como los perros del ruso ese.
¡Qué bonito! Bueno, pues Alberto, dinos.
Tú como experto en tortugas, dinos si ese niño del que hablabas tiene… Pero si lo has pillado ya, va.
Si ya sabes quién es el niño.
Estaba yo jugando… Si ya lo sabes de sobra.
Sí, porque es que además me he dado cuenta que se sabe muy bien todos los detalles.
¿Dónde estaba la campanita? ¿Qué contenía ese bote de comida? Cabe la posibilidad, no puedo ni afirmar ni desmentir, que esta historia tenga un componente autobiográfico.
Incluso bastante componente autobiográfico.
Sí, además con una referencia muy científica de los perros de Pavlov, si yo no… Claro.
Efectivamente son estos perros que a finales del XIX salivaban solo con ver a la persona que les daba de comer.
No sé ni dónde lo leí, porque era yo súper pequeño, no tengo ni idea de dónde lo saqué.
Vale, pero ¿por qué nos cuentas esto hoy precisamente? Porque nos está abriendo su corazón, Begoña.
Está… Está recorriéndose.
Bueno, también.
También por eso.
Está romántico.
Pero en realidad es que es muy gracioso, porque esta semana estaba yo leyendo el artículo del que os quería hablar, que ya había decidido que me parecía un artículo guay, y me he dado cuenta de que los señores que lo han escrito hacen más o menos lo mismo que yo hacía.
¿Con campanita y todo? Bueno, no, sin campanita, pero casi, ¿eh? O sea, es muy muy parecido.
Bueno, os cuento.
Es un artículo súper interesante, a mí me ha gustado mucho, porque demuestra que las tortugas marinas usan el campo magnético para reconocer lugares.
O sea, que ahí donde las veis, las tortugas tienen incorporada una especie de, entre muchas comillas, brújula natural, ¿no? ¿Una brújula natural? Eso es un poco como lo de las aves, ¿no? Efectivamente.
Creo que hemos hablado alguna vez aquí que se orientan con una especie de… Sí, una especie de brújulas, sí, sí.
Como las palomas, acuérdate, Begoña.
Sí, efectivamente.
De hecho, cuanto más aprendemos de los animales, más nos damos cuenta de que la magnetocepción, que es como se llama esto, es un sentido que muchos animales tienen.
Y se trata de…
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