Votaron democráticamente exterminar a toda la población - Con Alejandro Rodríguez de la Peña 132mg

Bienvenidos a esta nueva edición de Cara a Cara, en la que tendremos el inmensísimo placer de charlar con Alejandro Rodríguez de la Peña. Alejandro, para quienes no le conozcáis, es catedrático en historia medieval y autor de una cantidad inmensa de libros, aunque hoy vamos a hablar de tres libros suyos en concreto, que son Iniquidad, Imperios de Crueldad y Compasión, una trilogía en la que Alejandro se propone y realiza la hercúlea tarea de trazar una historia del mal, de la maldad humana y de cómo se ha intentado superar esta pulsión violenta a lo largo de la historia.

Alejandro, muchísimas gracias por acceder a esta invitación. Quería empezar preguntándote, por ir calentando un poco motores, tú que eres catedrático en historia medieval, y por tanto esto que ya has reconocido en alguna ocasión que queda fuera de lo que es tu ámbito de especialidad y al que has dedicado más tiempo de estudio, etcétera, ¿qué te impulsa o qué te anima a, digamos, llevar a cabo esta tarea titánica que has cumplido con mucho éxito? Porque me han encantado a mí los tres libros. Muchas gracias, Álvaro, lo primero por la invitación.

Es un placer estar aquí. Bueno, respecto a lo que me preguntas, es más que un tema académico, es un tema personal. Para mí el mal ha sido una cuestión que me ha interpelado personalmente siempre y quería de alguna forma resolver dudas personales. Esta obra, en parte, es una búsqueda personal de respuestas a preguntas que llevo mucho tiempo haciéndome.

Lo cual es muy interesante, porque a mí ha pasado en alguna ocasión, evidentemente a menor escala, que ya tengo una idea preconcebida en relación con un tema y me pongo a estudiar o profundizar, digamos, quizás ya incluso con un sesgo de partida, y termino confirmando lo que eran mis prejuicios iniciales o mis ideas iniciales. ¿Ha sido tu caso con esta trilogía? Es decir, a la hora de profundizar en este tema, ¿te has terminado encontrando lo que esperabas encontrarte? ¿Te has llevado sorpresas? ¿Cómo ha sido este proceso? Bueno, el proceso ha sido muy largo, porque aunque los libros han ido publicando en años consecutivos, en realidad es una investigación de casi veinte años. Llevo veinte años dándole vueltas a este tema y reuniéndome a tutoriales.

Bueno, en cierto sentido he dedicado más tiempo casi que a mi tema de especialización de tesis doctoral. Sí, quizás he dedicado más tiempo y más...

Pues me representas a lo que he dicho antes. No, pero claro, soy especialista en historia medieval. O sea, lo has dicho bien, soy especialista en historia medieval. Pero este tema es quizás el que más tiempo he dedicado en mi vida, como tema de investigación y de reflexión intelectual. ¿Por qué? Pues porque, como ya lo he dicho antes, es que el mal me interpela, el sufrimiento humano, para mí, que además soy creyente, pues me ha supuesto siempre la gran pregunta y el gran desafío. ¿Cómo dar una respuesta a eso? ¿Sorpresa? Pues la sorpresa ha sido que en la historia humana hay más crueldad, más iniquidad de la que yo esperaba. Partía de un presupuesto filosófico más o menos, que es que no existe buen salvaje, que la idea de que el mal es aprendido en el sentido de que es algo que es fruto de la corrupción del ser humano debido a la civilización, no es así, al menos lo que yo he investigado. Lo que es aprendido es el bien.

Y esa segunda parte ha sido la sorpresa, que realmente lo que sí es fruto del proceso civilizatorio es la bondad. Y eso ha sido algo que más o menos intuía, pero que ha sido para mí la sorpresa de estas investigaciones, constatar esto, cómo es un proceso lento de siglos y milenios de aprendizaje. Si te parece, vamos a recorrer con la audiencia este proceso y vamos a empezar con el primer libro que compone esta trilogía, con Iniquidad. Has mencionado el mito del buen salvaje.

¿Puedes explicar con cierto detenimiento en qué consiste el mito del buen salvaje, para a partir de ahí seguir profundizando? Bueno, la idea básica ya la conoce todo el mundo por ruso, pero en su desarrollo, en lo que es la antropología, la historia, la filosofía, tiene que ver con la idea de que los pueblos más primitivos, las culturas que no conocen, por ejemplo, la división en clases sociales, que no conocen la riqueza, que no conocen la guerra desarrollada, pues de alguna manera serían más inocentes. Habría menor grado de violencia, menor grado de opresión, al haber menores diferencias sociales, al haber menores diferencias en general, fruto de un menor proceso civilizatorio. La realidad es que todas las culturas primitivas practican la guerra total.