Una obra compartida 553m16

Y nosotros vamos a seguir pensando en el día que nos congrega hoy, ¿verdad?, el motivo especial que estamos celebrando. Hay tanto que podríamos decir acerca de la resurrección del Señor. De hecho, los evangelios sinópticos, Mateo, Marcos y Lucas, en ese trabajo que el Espíritu Santo hace de recordar a cada uno de ellos ciertos detalles, nos muestran esos tres evangelios un relato completo de tantas cosas como fueron pasando. Y el evangelio de Juan, que sabéis que tiene otro enfoque mucho más teológico a la hora de hablar acerca de Jesús, de su ministerio, tanto del principio hasta el final, tiene algunos énfasis, tiene algunas escenas que no aparecen en los otros tres evangelios.

Y siguiendo lo que estuvimos hablando el jueves, por si no pudiste estar, voy a hacer una introducción muy muy amplia de todo lo que estuvimos hablando el jueves. Juan 4, 34. Jesús les dijo, mi comida es que haga la voluntad del que me envió y que acabe así su obra. Acerca de eso estuvimos hablando y dimos todo el contenido, primero, de cómo Jesús fue enviado por el Padre y cómo esa obra que Jesús hizo fue una obra completa en la cruz.

Sin embargo, adelantamos que completada del todo sería el domingo, como se suele decir en algunos ambientes evangélicos, sobre todo en Estados Unidos, el viernes llegó, pero el domingo está aún por llegar. La resurrección del Señor, vamos a ver cómo marca esa culminación de todo lo que ha venido ocurriendo en la entrega, en el juicio, en la muerte de nuestro Señor Jesucristo.

Y hoy, por supuesto, vamos a ver cómo eso terminó, que culminaría del todo en la ascensión del Señor a los cielos y entre su resurrección y la ascensión también los evangelios nos hablan acerca de algunos eventos. También el libro de Hechos, al principio, nos da un resumen muy rápido, muy ligero de qué es lo que ocurre. Sabéis como continuación del evangelio de Lucas. Lucas toma esa idea de lo que ha venido ocurriendo al final después de la resurrección y lo retoma después al escribir Hechos de los Apóstoles.

Y me gustaría que en esta mañana nos pudiéramos centrar en uno de esos breves relatos, justo después de la resurrección, que se encuentra en Juan capítulo 20. Voy a seguir, para dar continuidad al mensaje del jueves, voy a seguir usando principalmente el evangelio de Juan, así que tenerlo abierto bien en vuestras biblias, si las tenéis en formato físico, papel tradicional, o si la tenéis en el móvil, recordad silenciar la narración, que algunos siempre se les escapa y salta el evangelio según San Juan.

Podéis usarlo con total libertad en vuestros dispositivos móviles, en vuestra tablet, si las tenéis. Evangelio de Juan, capítulo 20, empieza este capítulo hablando, dando detalles acerca de la resurrección del Señor. Nos vamos a leer todo el capítulo y cómo hay la escena que ya todos conocemos, la tumba está vacía, se anuncia a los apóstoles, Juan y Pedro salen corriendo hacia el sepulcro. Juan dice que él corría más que Pedro, algún día analizaremos esas pequeñas rivalidades, esos pequeños piques tan normales entre hombres, cuando hay cosas físicas por medio.

Yo corría más, yo llegué antes, pero él entró después, le esperé que él entró, pero él se quedó, pero yo después entré hasta adentro, que quede claro que yo fui el que entré. Y en medio de eso, ellos vuelven a dar la noticia al resto de los discípulos que están reunidos. María Magdalena se queda y ahí está el encuentro de Jesús con María Magdalena, y María Magdalena se convierte en la primera testigo de entre ellos, que es la que anuncia la resurrección al resto de los apóstoles y discípulos que estaban allí reunidos.

Cuando eso ocurre, el Evangelio de Juan, voy a leer a partir del versículo 19, dice que llegó la noche de aquel mismo día, el primero de la semana, el lugar donde se reunieron los apóstoles y discípulos que estaban allí reunidos.