
Trump y la traición a Ucrania 645e4b
Descripción de Trump y la traición a Ucrania 3u1k1r
El miércoles pasado Donald Trump reveló que había mantenido una “larga y productiva” conversación telefónica con Vladimir Putin. El objetivo de la misma era poner fin a la guerra de Ucrania, que dentro de una semana cumplirá tres años. A la conversaciones le siguió un intercambio de prisioneros y una publicación del propio Trump en la red social Truth en la que detallaba sus intenciones de negociar la paz en Ucrania, pero sin contar con Ucrania ni con sus aliados de la OTAN. Acto seguido saltaron todas las alarmas en Europa, donde acababa de dar comienzo la conferencia de seguridad de Múnich. No muy lejos de allí, en Bruselas, había aterrizado poco antes el nuevo secretario de Defensa, Pete Hegseth, para informar a sus aliados de las nuevas condiciones que quieren imponer desde el Pentágono, y de la negativa estadounidense a aceptar a Ucrania como nuevo miembro de la alianza atlántica. Los dos movimientos cayeron como un jarro de agua fría en las cancillerías europeas, pero fueron recibidos con júbilo en Moscú, donde no tenían del todo claro que el nuevo Gobierno estadounidense iba a ponerse de su lado de un modo tan explicito. Ya durante el fin de semana el secretario de Estado, Marco Rubio, matizó la posición de su país. Le dijo a su homólogo ucraniano que no tienen intención de mantenerles al margen de las negociaciones. Horas más tarde el enviado estadounidense en Ucrania, el teniente general Keith Kellogg, dio más detalles especificando que Rusia y Ucrania tendrían que negociar entre ellas y que Estados Unidos se limitaría a mediar entre ambos. Lo que no tienen previsto es adjudicar a las potencias europeas papel alguno en esas negociaciones. El pesimismo recorre Europa desde entonces. La confianza en el futuro de la relación transatlántica está en mínimos y ni siquiera Volodímir Zelenski sabe muy bien a qué atenerse. Para Zelenski cualquier acuerdo de paz pasa por garantías firmes de su independencia al margen de lo que se termine acordando. Esas garantías desea que se las ofrezca la OTAN. Los líderes europeos pretenden dar una respuesta unitaria convencidos de que sin ellos no habrá paz duradera. Quieren, por un lado, participar en esas negociaciones y, por otro, colaborar en la reconstrucción de Ucrania después de la guerra. En eso Trump parece estar de acuerdo. Su Gobierno ha indicado que serán necesarios efectivos militares europeos sobre el terreno para que se cumpla el acuerdo de paz, una medida que seguramente ningún parlamento apruebe si no se le da a Europa la oportunidad ser partícipes de las negociaciones en las que se firma ese acuerdo. El presidente del Consejo Europeo, Antonio Costa, fue concluyente al respecto. Anticipó que no habría negociaciones creíbles ni paz duradera sin contar con Ucrania y la Unión Europea. Para Costa la solución pasa por el reconocimiento de que la amenaza rusa va más allá de Ucrania, es decir, que una paz frágil que permita a Rusia reanudar la guerra no es aceptable. En el Kremlim lo ven de forma muy diferente. Putin ve llegado su momento de conseguir, sino una arrolladora victoria, si al menos un triunfo parcial anexionando las regiones de Ucrania que su ejército ocupa desde 2022. Eso sí, no las tienen todas consigo y no saben a qué atenerse. Trump es impredecible. En el ámbito internacional lo mismo apoya una causa que la contraria en función de sus necesidades. El entusiasmo del pasado miércoles puede fácilmente convertirse en amargura. Eso con Trump siempre está a la distancia de un tuit. En La ContraRéplica: 0:00 Introducción 3:59 Trump y la traición a Ucrania 35:30 Día Cero 36:31 Etiquetas medioambientales 46:37 Milei y LIBRA 55:26 ¿Habrá elecciones anticipadas? · Canal de Telegram: https://t.me/lacontracronica · “Contra la Revolución sa”… https://amzn.to/4aF0LpZ · “Hispanos. Breve historia de los pueblos de habla hispana”… https://amzn.to/428js1G · “La ContraHistoria de España. Auge, caída y vuelta a empezar de un país en 28 episodios”… https://amzn.to/3kXcZ6i · “Lutero, Calvino y Trento, la Reforma que no fue”… https://amzn.to/3shKOlK · “La ContraHistoria del comunismo”… https://amzn.to/39QP2KE Apoya La Contra en: · Patreon... https://www.patreon.com/diazvillanueva · iVoox... https://ivoox.pelistorrent.net/podcast-contracronica_sq_f1267769_1.html · Paypal... https://www.paypal.me/diazvillanueva Sígueme en: · Web... https://diazvillanueva.com · Twitter... https://twitter.com/diazvillanueva · Facebook... https://www.facebook.com/fernandodiazvillanueva1/ · Instagram... https://www.instagram.com/diazvillanueva · Linkedin… https://www.linkedin.com/in/fernando-d%C3%ADaz-villanueva-7303865/ · Flickr... https://www.flickr.com/photos/147276463@N05/?/ · Pinterest... https://www.pinterest.com/fernandodiazvillanueva Encuentra mis libros en: · Amazon... https://www.amazon.es/Fernando-Diaz-Villanueva/e/B00J2ASBXM #FernandoDiazVillanueva #trump #ucrania ¿Quieres anunciarte en este podcast? Hazlo con advoices.com/podcast/ivoox/267769 365z2o
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Soy Fernando Díaz Villanueva, hoy es 17 de febrero de 2025 y esto es La Contracrónica.
El miércoles pasado Donald Trump reveló que había mantenido una larga y productiva
–esto es textual- conversación telefónica con Vladimir Putin. El objetivo de la misma
era poner fin a la guerra de Ucrania, que dentro de una semana cumplirá ya tres años.
A las conversaciones le siguió un intercambio de prisioneros y una publicación del propio
Trump en la red social Truth, la red de su propiedad, en la que detallaba sus intenciones
de negociar la paz en Ucrania, pero sin contar con Ucrania ni con sus aliados de la OTAN.
Acto seguido saltaron todas las alarmas en Europa, donde acababa de dar comienzo
la conferencia de seguridad de Múnich. No muy lejos de allí, en Bruselas,
había aterrizado poco antes el nuevo secretario de Defensa estadounidense,
Pete Hexhead, para informar a sus aliados de las nuevas condiciones que quieren imponer desde
el Pentágono y de la negativa estadounidense a aceptar a Ucrania como nuevo miembro de la
Alianza Atlántica. Los dos movimientos encadenados cayeron como un jarro de agua fría en las
cancillerías europeas, pero fueron recibidos con júbilo en Moscú, donde no tenían del todo claro
hasta ahora que el nuevo gobierno estadounidense iba a ponerse de su lado de un modo tan explícito.
Durante el fin de semana, el secretario de Estado, Marco Rubio, matizó la posición de su país. Le
dijo a su homólogo ucraniano que no tienen intención de mantenerles al margen de las
negociaciones, pero no fue más allá. Horas más tarde, el enviado estadounidense de Ucrania,
el teniente general Keith Kellogg, dio más detalles especificando que Rusia y Ucrania
tendrían que negociar entre ellas y que Estados Unidos se limitaría a mediar entre ambos.
Lo que no tienen previsto es adjudicar a las potencias europeas papel alguno en esas
negociaciones. El pesimismo recorre Europa desde entonces. La confianza en el futuro de
la relación transatlántica está en mínimos y ni siquiera Volodymyr Zelensky sabe muy bien
a qué atenerse. Para Zelensky, cualquier acuerdo de paz pasa por garantías firmes de su independencia
al margen de lo que se termine acordando. Esas garantías desea que se las ofrezca la OTAN.
Los líderes europeos pretenden dar una respuesta unitaria, convencidos de que sin ellos no habrá
paz duradera. Quieren, por un lado, participar en esas negociaciones y, por otro, colaborar en
la reconstrucción de Ucrania después de la guerra. En eso, Trump parece estar de acuerdo. Su gobierno
ha indicado que serán necesarios efectivos militares europeos sobre el terreno para que
se cumpla el acuerdo de paz, una medida que seguramente ningún parlamento europeo apruebe
si no se le da a Europa la oportunidad de ser partícipe en las negociaciones en las que se
firma ese acuerdo. El presidente del Consejo Europeo, Antonio Costa, fue concluyente al
respecto. Anticipó que no habría negociaciones creíbles ni paz duradera sin contar con Ucrania
y la Unión Europea. Para Costa, la solución pasa por el reconocimiento de que la amenaza rusa va
más allá de Ucrania. Es decir, que una paz frágil que permita a Rusia reanudar la guerra en algún
momento del futuro no es aceptable. En el Kremlin lo ven de forma muy diferente. Putin ve llegado su
momento de conseguir, si no una arrolladora victoria, si al menos un triunfo parcial,
anexionando las regiones de Ucrania que su ejército ocupa desde 2022. Eso sí,
no las tienen todas consigo y no saben tampoco a qué atenarse. Trump es volátil, es impredecible.
En el ámbito internacional, lo mismo apoya una causa que la contraria, en función de sus
necesidades y sus intereses puntuales. El entusiasmo del pasado miércoles puede
fácilmente convertirse en amargura. Eso con Trump siempre está a la distancia de un tuit.
En el Kremlin el miércoles pasado fue, no sé cómo decirlo, algo así como un día de fiesta.
Debió ser algo como si se tratase de Navidad, de Año Nuevo y del Día de la Victoria. Pero
todo en uno. ¿Todo por qué? ¿Por qué ese día de fiesta, un miércoles anodino de febrero?
Bien, porque Donald Trump anunció ese mismo día que había mantenido una conversación
larga y productiva con Vladimir Putin. Una conversación telefónica. Es decir,
no habían hablado por teléfono, personalmente, en la que, aparte de intercambiar impresiones
sobre el pasado compartido de ambos países, el pasado positivo, su alianza puntual contra
los nazis del tercer eje en la Segunda Guerra Mundial. No hablaron de los miércoles.
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