Teatro Estudio 1 - El vecino del tercero interior (Jerome K. Jerome) 4w1rm

¡Stacy! ¡Stacy! ¡Stacy! ¡Hija de su madre! ¿Y ahora qué quieres? ¿Puedes estarme en ese modo? Buena pieza estás tú ahí.

¿Qué estabas haciendo? Pasándolo bien.

¿Qué otra cosa se puede hacer en un trabajo como el mío? Sí, pero mira, ten cuidado no lo pierdas, ¿eh? No te sería tan fácil encontrar otro igual.

Las chicas que salen de la cárcel no tienen mucho donde elegir.

¿De la cárcel, señora Sharp? ¿De la escuela reformatoria, por favor? Bueno, sí, sí, está bien. ¿A qué hora volvió anoche el viejo Wright? Entre once y media y doce menos cuarto.

Zumbado, como siempre.

A propósito, ¿sabe que no le queda una gota de whisky? Ay, lo había olvidado.

Menos mal que estaba trompa y no se enteraba de nada.

Mira, le coloqué medio vaso de té frío con soda y se metió en la cama más contento que un ruiseñor.

Bella no es mala idea, al mismo color.

Y menos dañino.

Es el único que pide whisky, ¿verdad? El único, por lo menos, que no la denunciará por servírselo sin licencia.

Bien, bien, es lo mismo.

Pero no se lo des nunca cuando esté en ayunas.

Le dices que has perdido la llave, ¿entendido? Entendido.

Así me gusta.

Ay, pero, ¿cómo vas? ¡Qué desastre! Un día que tenga un poco de tiempo voy a regalarte una de mis blusas antiguas.

Mejor ya mismo.

Ándale, vete.

No me vayan a meter en el Museo de Antigüedades cuando salga a la calle.

La tendrás cuando yo decida dártela.

Pero, ¿quién ha cambiado aquella bombilla? ¡Que la puse yo misma! Era más grande, de dos peniques.

No he visto a nadie.

Jugarritas que te hacen en cuanto te descuidas.

Pero si parece que vivamos en la selva, entre salvajes.

Un mundo de mierda.

Niña.

Sí, te levantas por la mañana sabiendo que o tú robas a los demás o los demás te roban a ti antes de la noche.

Y cuando te acuestas sueñas que no has cerrado la puerta con llave.

Ah, ¿qué ha decidido al fin sobre la habitación del tercero interior? ¿No va a poner un anuncio? Ya, un mes entero de alquiler no me devolvería el dinero que cuesta.

Es porque no sabe hacer los excitantes.

Mire, este es el estilo que le conviene.

Para solitarios, todas las alegrías de la familia.

Sí, ya probé ese estilo una vez.

Y se me presentó un individuo diciéndome llorando que le recordaba a su madre.

A la mañana siguiente desapareció llevándose el reloj del salón y once pares de zapatos.

Daría mi sueldo de un año por ver la cara que puso.

Nunca se sabe quién va a llamar a tu puerta.

Quizá el que estamos esperando, señora Sharp.

Un día leí una historia de una chica que había puesto un cartel en su ventana solo para divertirse.

Y llegó un joven y ella por seguir la broma le hizo pasar.

¿Y quién me dirá que era? Un príncipe, un príncipe disfrazado, tal y como se lo digo.

Tu novela no me convence.

Mantendremos la respetabilidad de la casa mientras podamos.

Oye, Stacy, a esta leche no le vendría mal un poco más de agua.

¡Qué vieja más chiflada! No confía en los anuncios.

No se entiende de su oficio.

Todas...

Las...

Alias...

De...

La...