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Buenas tardes a todos, esto es España Criminal. Soy Francisco Hernández y he decidido compartir un podcast que va a tratar la crónica negra de nuestra España. Todo ello desde una perspectiva objetiva tal y como se recoge en las sentencias que han tratado estos horrendos crímenes.

El asesinato divide a todas las sociedades y es y ha sido uno de los primeros crímenes mediáticos de la historia de España. Si acudimos a la literatura podemos encontrar a Antonio Machado en Campos de Castilla o a Benito Pérez Galdós en el crimen de la calle Foncarral. Los crímenes de Puerto Urraco, el famoso hombre lobo Dayarid o el asesinato de las tanqueras de Sevilla. Todos ellos son historias de nuestra España, la España negra. Lejos de avergonzarnos debemos de aprender de ellas para que no se vuelvan a producir. Y recordar, como dijo Volter, la historia de los grandes acondiciones del mundo apenas es más que la historia de sus crímenes.

Buenas tardes a todos y todas. Cabalgamos por el capítulo décimo de la segunda temporada de España Criminal. En esta ocasión nos vamos a situar en los años 90. Os voy a contar un caso que moviliza a la sociedad española, un suceso tremendamente mediático de que incluso hay varios capítulos en Netflix. Va a ser una huella imborrable de la crónica negra española. Pero yo quiero daros otro enfoque. Como siempre quiero daros los detalles, pero siendo objetivos desde la visión de las sentencias de lo que se considera aprobado, no quiero nada de conjeturas. En este caso además tenemos que comprender que era otra España. Una España en la que apenas había teléfonos móviles, tampoco cámaras de seguridad, muy pocas tarjetas de crédito, tampoco sistemas GPS de seguimiento. Todo esto nos lleva a una conclusión que va a dificultar esa labor policial.

Además, en esta época había un programa en la televisión muy visto y que ayudaba en estos casos. ¿Quién sabe dónde? De Paco Lobatón. Seguro que muchos de vosotros os vais a acordar. En mi caso yo era muy pequeño, pero sí recuerdo la buena labor que hacía Paco Lobatón al frente del programa. Vamos a hablaros de un caso ocurrido hace más de 30 años que se ha hecho más popular en los últimos tiempos. Un caso ocurrido en una organización de lujo de Madrid. Vamos a oír de casos donde la delincuencia se dice que se va a localizar en zonas desfavorecidas para situarnos al frente de un lugar de lo que se denomina o se denominaba elite española. Síntate, disfruta, ponte en la piel de nuestros protagonistas. Hoy hablaremos de ocurrió en La Moraleja. Como siempre os voy a indicar de dónde obtengo la información.

En primer lugar, juego de primera instancia de instrucción número 1 de IESCAS, que instruye el sumario 4 barra 1995 y que una vez concluso lo eleva a la audiencia provincial de Toledo. En segundo lugar, sentencia a la audiencia provincial de Toledo, sección primera, sentencia de 3 de febrero de 1998. En tercer lugar, sentencia del Tribunal Supremo de la Sala Segunda de lo Penal, sentencia de 5 de marzo de 1999. Nos vamos a situar en el año 1990. ¿Cómo era esta sociedad? Pues bien, una sociedad que cambiaba mucho, donde estaba en auge la movida, donde se producían múltiples asesinatos por la banda terrorista ETA. Pues bien, centrados en el tiempo, os voy a hablar un poco de los personajes fundamentales. En primer lugar, Francisco y Natalia. Francisco y Natalia se habían mudado desde Vallecas junto a sus hijos al municipio toledano de Pantoja.

Como otras muchas familias, se instalan en aquellos años buscando mejores viviendas a un precio inferior, a un precio menor. Además, estaba situado a 50 kilómetros de la capital. Como se indicaba, tenían hijos, 4 hijos. Francisco había trabajado como repartidor en Madrid para una empresa de paquetería. Pero además, aprovechando el garaje de su chalet, había montado una churrería en Pantoja que iba a regentar Natalia. Ahora Francisco se encontraba en paro. Otro de los protagonistas, Felipe, amigo de la infancia de Francisco. En este caso se había mudado también hacía pocos años, pero en este caso no a Pantoja sino a Escalona, la provincia de Toledo. ¿En qué iba a trabajar? Pues iba a dedicar a la fontanería y solía desplazarse a la capital para realizar algunos trabajos. En este caso también estaba casado e iba a tener dos hijos. Felipe y Francisco.