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Relatos Sexuales Liberales
La sobrina fea p6.

La sobrina fea p6. 18486g

8/3/2025 · 28:28
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Relatos Sexuales Liberales

Descripción de La sobrina fea p6. 5s2a2e

La sobrina fea parte 6. Sigo enseñando a mi sobrina a controlar su apetito sexual, solos esta noche en casa. Mi hermana sometiendo a la dulce Claudia, que cenaba al otro lado de la mesa de la cocina, de su pequeño estudio. Las dos en braguitas y camiseta sin sujetador. Gracias a una foto que me envió de buenas noches. Mi polla saltó al imaginarlas en la cama. si quieres y gustas aportar al canal puedes arnos por o el pay pal [email protected] paypal.me/relatossex. fuente / autor https://www.todorelatos.com/relato/225462/ 4e4z12

Lee el podcast de La sobrina fea p6.

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Ahora sí, comencemos.

La sobrina fea parte 6 Sigo enseñando a mi sobrina a controlar su apetito sexual, solos esta noche en casa.

Mi hermana sometiendo a la dulce Claudia, que cenaba al otro lado de la mesa de la cocina de su pequeño estudio.

Las dos embraguitas y camisetas sin sujetador.

Gracias a una foto que me envió de buenas noches.

Mi polla saltó al imaginarlas en la cama.

Sigo enseñando a mi sobrina a controlar su apetito sexual, solos esta noche en casa.

Mi hermana sometiendo a la dulce Claudia, que cenaba al otro lado de la mesa de la cocina de su pequeño estudio.

Las dos embraguitas y camisetas sin sujetador.

Gracias a una foto que me envió de buenas noches.

Mi polla saltó al imaginarlas en la cama.

Yo fui bueno y dejé ducharse y recuperarse a mi sobrina, que llegó con su pijamita cortito y muy ajustado al comedor.

Me levanté besándonos con mis manos acariciándole por los costados de arriba abajo hasta atrapar su culo con fuerza y hacerla dar un saltito con una risita alegre.

La aparté y le dije antes de ir a ducharme yo.

Tuviste un buen detalle al comprarlo para mí.

Me encanta cómo te queda.

No vengas, cenaremos y vemos la serie de siempre.

Le dije poniéndola colorada y sonriendo antes de besarme otra vez, apretar mis bíceps mirándome con deseo y decirme que sí con la cabeza.

Pero no había pensado en el pobre repartidor en cuanto escuche la risa de mi sobrina al cerrar la puerta y meterse en la cocina.

No hizo falta que me lo explicara y reía yo también secándome en el baño.

Yo me quedé en boxes y ella preparaba las bandejas para llevarlas al comedor.

Reíamos los dos y se llevó un buen magreo de culo al pasar a la nevera a por cerveza.

Pobrecito y jajaja, pero así nos traerán los pedidos antes y jajaja, le dije estallando los dos encarcajadas de nuevo.

La verdad es que ese pantaloncito hasta el principio de sus cachetes, definiéndole el coñito esta vez sin braguitas.

Con la pequeña camiseta que llegaba justa para tapar sus buenos pechos, pero quedaba voladiza.

Por no decir de sus pezones, que se le marcaban hasta las areolas.

Pobre chaval, la cara que se le debió quedar, como a mí, al verla con la buena luz de la cocina riendo y viendo sus pechos asomar por debajo, botando por la risa.

Y yo sí que no me tuve que contener.

Joder, es que estás de vicio, mmmmh.

La atrapé y le levanté la camiseta abriendo la boca y chupando con fuerza un pecho.

Jajaja, de eso se trata, buf, sigue, sigue tito, mmmmh.

Me pidió, abriéndose de piernas y sacándome la polla en un momento, mimándola con una fuerte y lenta paja que la ayudó a crecer el tiempo que tardo en colocarse y colarla por la pernera del pantaloncito.

En cuatro saltitos la tuvo entera dentro y se paró.

Notaba mi boca ansiosa en esas dos tetas de piedra y cómo se la movía en el coñito poniéndola más dura.

Pero ella gemía sin moverse, con todo su peso, notándola muy adentro y gozando mientras me acariciaba la nuca y un brazo.

Oh, oh. ¿Cenar y ver la serie? Mmmmh. Oh, oh. Mmmmh.

Me dijo burlona cuando no aguanto más y se puso a subir y bajar notando toda la polla recorrerle sus entrañas mirándonos a los ojos.

Yo ahora le amasaba los pechos con fuerza y nos besábamos cada vez que pasaba de un lado del cuello al otro subiendo de un pecho para llegar al otro.

Cada vez botaba más animada y se acabó apoyando en mis hombros para subir la cabalgada de nivel.

Una gozada verla así, le solté los pechos para que botaran libres, irándola y dejando mi lengua para lamer sus pezones, bien agarrado a sus caderas y su pelo, escuchando cómo intentaba reír entre gemidos.

Claudia, algo sonriente, le comía el coñito a Esther y le follaba el culo con dos dedos, como Esther a ella.

Pero esta vez sonreía al darse cuenta de que tardaba más en correrse y el culo de Esther le avisó de que se iba a correr.

Mmmmh. Ah, ah. Muy bien. Ah, ah. Así, así, mmmmh. Oh, oh. Oh, oh.

Oh, oh. Explotó volviendo a lo que estaba haciendo y Claudia seguía con el ritmo bestial en su culo.

Esther se retorcía con su orgasmo y levantó la pierna gozando también de la follada de culo.

Claudia aprendía y Esther sabía que no tardaría mucho si le metía tres dedos, en vez de los dos.

Ahora sonreía ella, notando la sorpresa de Claudia, que se quedó quieta notando la saliva y la lengua de Esther en su entrada, que lubricaba los dedos y los metía cada vez más.

Pasando de su culo a su coñito empapado. Oh, oh. Sigue, sigue. Oh, oh. Como una pausa.

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