
Descripción de La sobrina fea p2. 69102p
La sobrina fea parte 2. Siguen los planes de mi hermana conmigo y su hija. Me empiezo a convencer, ya no es ninguna niña, pero después de un tiempo viviendo lejos de ella, nos damos cuenta de que no podemos seguir separados. ... si quieres y gustas aportar al canal puedes arnos por o el pay pal [email protected] paypal.me/relatossex fuente / autor https://www.todorelatos.com/relato/220108/ 361051
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Ahora sí, comencemos.
La sobrina fea parte 2 Siguen los planes de mi hermana conmigo y su hija.
Me empiezo a convencer, ya no es ninguna niña, pero después de un tiempo viviendo lejos de ella, nos damos cuenta de que no podemos seguir separados.
Nos necesitamos, por nuestro problema con la necesidad de sexo, nuestra compenetración perfecta y el amor que nos tenemos.
Pero esta noche tenemos en casa a una dulzura de chica y jugaremos a ver quién la devora antes.
Siguen los planes de mi hermana conmigo y su hija.
Me empiezo a convencer, ya no es ninguna niña, pero después de un tiempo viviendo lejos de ella, nos damos cuenta de que no podemos seguir separados.
Nos necesitamos, por nuestro problema con la necesidad de sexo, nuestra compenetración perfecta y el amor que nos tenemos.
Pero esta noche tenemos en casa a una dulzura de chica y jugaremos a ver quién la devora antes.
Las chicas veían otra serie diferente a la que veíamos mi sobrina y yo, con palomitas y en pijama, pero las dos tenían una libreta con apuntes para el examen, que miraban si no pasaba algo interesante.
Ya está bien chicas, se acabó de estudiar, no se os va a quedar nada a estas horas, les dije al llegar a casa, dándoles dos besos y quitándoles las libretas sin mucha oposición.
Hazle caso, tiene dos carreras y tres masters, le dijo mi sobrina orgullosa.
Así está de loco, dijo mi hermana desnudándose, con la pobre Claudia sin esperárselo.
Se miraron a los ojos, y la joven la iraba, en ropa interior, el escote y el cuello aún rojos por mis dientes.
La pobre notó crecer sus buenos pezones también, y mi sobrina la miraba aguantado la risa, por la cara de tonta que se le había puesto, con sus gafitas redondas algo caídas.
Sabía que Claudia era bisexual, pero con ninguna experiencia, salvo con ella misma.
Ponte más fresca si quieres, en casa no hay remilgos ni puritanismo, por ir bien cómoda y fresquita, le dijo para sacarla del trance.
No, ya estoy bien, hoy no hace tanta calor, acertó a decirle, viendo cómo se ponía bien el sujetador y las braguitas que se habían empapado de mi leche, pero a ella le encantaba notarlas así.
Pero a la pobre no le dio tiempo a apartar la vista, me vio entrar en bermuda sin camiseta, y ya palpitaron sus pezones con su coñito a la vez.
Trago saliva, y vio cómo le daba una cucharada de helado a mi hermana, y ella la comía muy sexy.
Le di su tarrina, y ella miraba la polla que se había ido bamboleando hacia ella bajo el pantalón.
Como mi sobrina, que ahora tenía la misma cara que su amiga, y también cerraba las piernas con esas bermudas más finas que llevaba para estas ocasiones compitiendo con mi hermana.
Bueno, ¿qué hacemos? ¿Peli, serie o juegos? Dije sentándome al lado de mi sobrina para darle un buen repaso a su amiga al tenerla enfrente.
Se miraron sin decidirse, hasta que mi sobrina dijo.
Juguemos al uno en parejas, es muy divertido, dijo al recordar las risas en la última partida en familia, con dos barajas.
Sí, venga, verás qué risas, dijo mi hermana sentándose en el reposabrazos de Claudia y mirándome con esa cara de niña mala que me vuelve loco.
Ahora la pobre tenía un pecho a centímetros de su cara, y no podía evitar fijarse en los pezones que se transparentaban en el aire.
Empecemos a jugar, y empezó la competición con mi hermana.
Cada vez que ganaban Claudia y mi hermana, podía apreciar la dureza de sus pechos con ella abrazándola y pegándoselos a la cara dándole besos en la frente.
Y si ganábamos nosotros, mi sobrina recibía mis besos por toda la cara, echando buenas risas todos.
La tercera partida, ganaron ellas, Claudia se soltó y se alzó para abrazarla también, y mi sobrina también.
La tercera partida, ganaron ellas, Claudia se soltó y se alzó para abrazarla también, juntando sus pechos con fuerza, pero recibió dos azotes en el culo de mi hermana, y no parábamos de reír.
Volvieron a ganar, y esta vez le azoto Claudia mientras reíamos y mi hermana le pegaba los pechos en la cara ya descarada.
La siguiente vez que ganemos nosotros, pensaba que mi sobrina huiría, pero al contrario, se me echó encima, pegándome sus pechos, notando mi polla morcillona en la barriga, y dándome besos en la cara riendo todos.
Ja ja ja, muy bien cariño, dale caña a tu tío ja ja ja, reíamos sin parar.
Ahora se tumbaba en mi pecho, para hacer la estrategia mostrándonos las cartas, con mi polla en su espalda creciendo.
Mi hermana no soltaba a la pobre Claudia, pegándole los pechos con sus brazos rodeándola para ver las cartas por el costado.
Notaba su respiración en el cuello sudado, y volvimos a ganar nosotros.
Mi sobrina me cogió del cuello, me daba besos casi en la boca, y me lamía la cara frotando su espalda en el rabo que apreciaba a la perfección.
Mi hermana me miraba contenta, y Claudia no se daba cuenta de nada, solo quería ganar para sentir esos pechos en su cara.
Quedaron las dos muy acaloradas, y nos fuimos a dormir.
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