El Ser Humano: Un Bicho De Mala Pasta - Mero Cristianismo - #245 2r1c6w

Diario de Joan Gallardo, 13 de marzo de 2025, querido diario. Seguimos con el capítulo tercero del segundo libro de mero cristianismo. La segunda parte, como lo queráis llamar aquí en la edición que tengo yo, lo llama segundo libro y así lo voy a llamar yo. De mero cristianismo, como decía D. C. S. Lewis, este capítulo, el tercer capítulo del libro segundo, es maravilloso.

Nos vamos a tener bastante a hablar de esto aquí, porque es donde más analiza y donde más habla del libre albedrío, de lo importante que es y de las implicaciones que tiene pensar en la petición que hacemos tantas veces de un mundo que tendría que ser de una forma determinada y que para ser de esa forma determinada no tendría que tener libre albedrío.

Como me dijo una vez un amigo mío, pues que hubiese creado un mundo con libre albedrío, pero sin las opciones de hacer el mal entre su catálogo o su elenco de posibilidades. Tú quieres un mundo con libre albedrío, pero sin libre albedrío. ¿Quieres un círculo cuadrado? Pues no. Ni Dios puede hacer un círculo cuadrado. Dios puede hacer todo lo que es realmente posible hacer, pero no puede hacer un círculo cuadrado, no puede hacer una contradicción en sí.

Entonces hay que asumir lo que estamos pidiendo. Y si queremos un mundo con libre albedrío, pues las cosas que no nos gustan a ninguno de nosotros, que pasen y pasan todos los días, pues van a seguir pasando. Salvo que, como dije hace un par de días, que todos nos hagamos cristianos y entonces así nos ahorramos el 95% del sufrimiento del mundo y nos quedaríamos solo con la necesidad de luchar contra el mal natural, si es que al mal natural se le puede llamar un mal.

Sí, que de eso ya podremos hablar en algún otro momento. Bueno, vamos allá.

Dice C.S. Lewis, cuando hemos comprendido lo del libre albedrío, nos damos cuenta de la necedad que es preguntar, como alguien me preguntó una vez, lo siguiente ¿Por qué Dios hizo a una criatura de tan mala pasta que salió tan mal? Y C.S. Lewis contesta esa pregunta. Cuanto mejor sea la pasta de la que está hecha una criatura, cuanto más inteligente, más fuerte y más libre sea esa criatura, mejor será si sale bien y peor será si sale mal.

Pensadlo bien, volved a escuchar lo que acabo de decir. Porque la pregunta decía ¿Por qué hizo Dios una criatura de tan mala pasta? Pero C.S. Lewis contesta, para empezar, cuanto mejor sea la pasta de la que está hecha una criatura, mejor será si sale bien y peor será si sale mal.

Es como si estuviese contestando a otra cosa, pero no. Está contestando exactamente a la misma. Cuando decimos cosas como ¿Por qué hizo Dios a una criatura de tan mala pasta? O sea, de tal calado, de tal calibre, estamos haciendo esa pregunta así porque, en el fondo, pensamos que el ser humano podría ser infinitamente mejor. Pensamos que podría hacer las cosas mucho, mucho, mucho mejor y que podría hacer más.

Más y mejor. Pero C.S. Lewis lo que contesta es eso, que realmente hacemos ese tipo de pregunta, pensando en lo bueno que podría llegar a ser el ser humano y por eso nos choca tanto, nos alucina tanto, cuando vemos al ser humano comportándose tan mal. Y, evidentemente, cuando algo que podría ser tan bueno se comporta de una forma tan mala, nos parece una atrocidad.

Yo recuerdo cuando era, cuando era pequeño, debía tener nueve años, por ahí, nueve, diez años, que daban el mundial de fútbol por la tele. El mundial de fútbol de Estados Unidos. Y saltó una noticia, porque en la fase de grupos, creo que era la fase de grupos, en un partido entre Colombia y no recuerdo quién era el otro, uno de los jugadores, que se llamaba Andrés Escobar, se marcó un gol en propia puerta, sin querer, obviamente, obviamente.

Y la noticia era, pues eso, que lo habían matado, que a la vuelta, al llegar a Colombia, lo culparon de la eliminación del equipo y un fenómeno lo mató. Yo cuando vi esa noticia en la tele, me desconsolé, me desconsolé, no podía parar de llorar. No lo entendía, además ponían la repetición del gol en propia puerta del pobre chaval y era él, creo que era intentando despejar un balón, no tengo un vago recuerdo, un pase lateral, él se tira al suelo para intentar despejarlo y se lo acaba metiendo en propia puerta. Y la reacción del jugador, pues inmediatamente era de tristeza, o sea, estaba cabizbajo y se lamentaba mucho de eso. Y yo le decía a mi padre, estaba mi padre ahí, y yo le decía, pero si es que ha sido sin querer, se metió en propia puerta.