
La Ruta de Seda, la aventura del encuentro entre Oriente y Occidente | Eva Tobalina a1m4k
Descripción de La Ruta de Seda, la aventura del encuentro entre Oriente y Occidente | Eva Tobalina 4c6370
Si quieres ver la conferencia pincha aquí: https://youtu.be/_EtcJj7oVSA La historiadora y divulgadora, Eva Tobalina Oraá, regresa al Ateneo Mercantil de Valencia con una conferencia en la que nos trae la magnífica historia y la magia que envuelven a La Ruta de Seda, la aventura del encuentro entre Oriente y Occidente, en el que hubo un gran impacto cultural, económico y artístico de estas rutas comerciales que unieron Asia y Europa. Un período entre el siglo II a.C. y el XVII, Tobalina analizó cómo los Caminos de la Seda no solo sirvieron para el intercambio de bienes como la seda, el papel y la caña de azúcar, sino también como vías para la difusión de ideas, religiones y corrientes artísticas, destacando la interdependencia histórica entre Oriente y Occidente. Estos caminos reflejan la búsqueda constante de Europa y China por influenciarse mutuamente, uniendo historias económicas y sociales en una narrativa rica y multidimensional. Su obra es ideal tanto para quienes disfrutan de la historia como para aquellos interesados en los procesos culturales globales. Conferenciante: Prof. Dra. Eva Tobalina Oraá. Doctora y Profesora de Historia Antigua y Medieval de España Grado de Humanidades en UNIR. 4n5e3s
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Muchas gracias, en primer lugar, a don Vicente por esta estupenda presentación.
También al Ateneo por darme la oportunidad de venir de nuevo aquí a Valencia, que para mí, créanme, que es un absoluto placer no sólo venir a Valencia, no sólo venir al Ateneo, sino también venir a hablarles de uno de mis temas predilectos, de un asunto en el que he estado embarcada prácticamente durante la última década, que es la Ruta de la Seda.
A lo largo de la próxima hora, yo quiero llevarles a ustedes a través de la Ruta de la Seda, quiero que la conozcan, quiero que sepan por dónde pasaba, quiero que descubran qué mercancías se transportaban por sus caminos.
Les advierto que va a ser un viaje muy largo, va a ser un viaje de 7.000, de 8.000 kilómetros, en el que vamos a recorrer desiertos, vamos a escalar montañas, vamos a atravesar cordilleras, van a oír ustedes un montón de topónimos, de nombres de lugares que seguramente no habían escuchado jamás.
Yo lo que les recomiendo es que se dejen llevar, que disfruten del viaje, no hay examen al final, no hace falta acordarse de todos los nombres que van a salir en la conferencia, simplemente déjenme que les tome de la mano y que les lleven este viaje desde China hasta las orillas del Mediterráneo.
Así que, abróchense los cinturones, pongan los asientos en posición vertical, que despegamos.
Y despegamos hablando, en primer lugar, de que la Ruta de la Seda, de la que, eso sí, todos hemos oído hablar, incluso alguno ha visitado la Ruta de la Seda, que consiste normalmente en ir de viaje a Uzbekistán, la Ruta de la Seda es un término inventado, es un nombre moderno que no apareció hasta finales del siglo XIX.
Ninguno de los viajeros, de los peregrinos, de los embajadores, de los mercaderes que recorrieron los caminos de la Seda, se refirieron jamás a ellos de esa manera, de hecho, el recorrido ni siquiera tenía un nombre.
Además, no sólo no se llamó la Ruta de la Seda durante todo el tiempo que estuvo en funcionamiento, sino que, además, ni siquiera era una ruta, sino que era, como ven en la diapositiva, una serie de caminos que no sólo eran terrestres, que es lo que todos asociamos inicialmente con la Ruta de la Seda, sino que también eran marítimos y que servían para conectar el extremo oriente desde China, tanto desde el Valle del Río Amarillo, como de los puertos de los mares de China, con Asia Central, Persia, Mesopotamia, el Mediterráneo y Europa, pero también con las islas del sudeste asiático, con los archipiélagos de los mares del sur, con las costas de la India, con la desembocadura del Indo y del Ganges, con el Golfo Pérsico, con el Mar Rojo e incluso con el Cuerno de África y las costas orientales del continente africano.
O sea que nunca se llamó la Ruta de la Seda, no era una ruta, no era una única ruta, sino una sucesión de ellas y ni siquiera la seda fue la mercancía principal que recorrió esos caminos.
Así que ni una ruta ni se llamó así, ni tampoco la única mercancía con la que se comerciaba era la seda.
Sí que es cierto, eso sí, que la seda, la seda natural, tal y como la desarrollaron los chinos, no sé si calificarlo de descubrimiento o de invento, sí que es uno de los productos, una de las mercancías estrella que recorrió estos caminos.
En el Mediterráneo se conocía con certeza desde el primer milenio antes de Cristo lo que nosotros llamamos la seda salvaje, la seda obtenida de los capullos de la mariposa una vez que ha salido volando y que es una seda más rugosa, menos brillante, menos resistente y delicada.
Pero lo que nosotros llamamos la seda natural que se obtiene de un tipo específico de gusano alimentado con una especie particular de árbol de morera y sólo de los capullos que se hunden en agua hirviendo para matar a la mariposa.
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