Programa 196 - EXTRAÑAS FIGURAS EN EL DESIERTO 2p1k

Cuando hablamos de uno de los grandes misterios que existen en la Tierra y que sobre todo atañen a la arqueología y a la historia, rápidamente señalamos o ponemos el foco sobre un punto en concreto, árido, desértico del sur de Perú.

Cuando hablamos de enigmas profundos, de interrogantes insondables que se pierden en las arenas del tiempo, las líneas de Nazca, grabadas en las pampas y en las elevaciones que en aquel desierto se encuentran, siempre reclaman su sitio, su lugar, entre los misterios más inquebrantables que encontramos en el planeta.

Seguro que todos hemos escuchado hablar en alguna ocasión sobre esas figuras descomunales que casi siempre son avistadas o filmadas desde arriba en una avioneta o en helicóptero y que aún descolocan a los más ortodoxos de los científicos.

La araña, el cóndor, el mono, el colibrí y luego algunos más enigmáticos como puede ser ese astronauta que es un ser antropomorfo que parece estar saludando a quienes se encuentran sobrevolando las líneas de Nazca como burlándose del hombre contemporáneo que no es capaz de descifrar el entuerto que supone el ya de por sí complicado ejercicio de interpretar una figura.

O también que decir de la famosa ballena, ese cetáceo perfectamente grabado en el desierto de Nazca y que choca al comprobar el entorno en el que nos encontramos, ¿no? Porque estamos en una zona no muy lejana a la costa, es decir, el Océano Pacífico se encuentra a apenas 90 kilómetros de estas dunas, montículos y pampas de Nazca, pero hay que mencionar ese contraste, ¿no?, de ver un animal marino en un muro en un punto donde el agua es prácticamente un espejismo y aquí hemos mencionado unas pocas de estas llamadas líneas de Nazca, ¿no? Pero estamos hablando de decenas de figuras y personajes que hace 2.500 años comenzaron a ser reproducidas en el sur de Perú.

¿Por qué motivo? ¿Por qué aquellos antiguos habitantes de Nazca o de Paracas, porque también tenemos el famoso candelabro de Paracas que también suscita mucho interés, se esforzaron, se sacrificaron, dieron todo lo que tenían para crear estos descomunales glifos de varias hectáreas de extensión.

¿Qué les movía? ¿Qué buscaban con este tipo de creaciones? Porque sí, los más racionalistas irracionales nos dirán que son visibles desde montículos y cerros cercanos y que hablar de teorías, pues eso, pseudocientíficas es una locura y una temeridad.

Pero desde donde nos encontramos, ¿no? Pero desde donde mejor se vislumbran es evidentemente desde el aire, desde el cielo, un cielo en el que habitarían aquellas divinidades inexploradas, aquellas deidades sin rostro que hace siglos y siglos los habitantes del desierto de Nazca pusieron todo de su parte para mantenerlas contentas.

Luego sí que es cierto que vendrán las teorías de Daniken, que sí, muy criticadas por los arqueólogos y por hombres de ciencia, pero quizá de no ser por sus teorías sobre los antiguos monstruos y presuntas visitas extraterrestres a lo largo de la historia, hoy nadie conocería o ni tan siquiera serían capaces de poner en un mapa dónde se encuentran estas líneas de Nazca, ¿no? O lo que es lo mismo, de no ser por Erich von Daniken, hoy Nazca no tendría miles y miles de visitantes al año como cada día ocurre.

Pero este ya sí que es otro tema.

Es otro tema porque hay teorías, existen hipótesis, mucho más meditadas y concienzudas, pero también heterodoxas hasta cierto punto heréticas, que nos hablan de que son ofrendas simbólicas y también de prácticas colosales de magia simpática para que los dioses obren sus poderes sobrenaturales en quienes los adoran fervientemente.

O también que algunas figuras de Nazca son o tienen un componente cósmico, astronómico, donde los cuerpos celestes, las estrellas y sobre todo el cinturón de Orión pues juegan un papel fundamental.

Ideas sustentadas por las últimas tecnologías y por las últimas mediciones en las que la arqueoastronomía tiene mucho que decirnos.

Qué bello misterio, qué bello profundo enigma, qué insondable arcano aún se conserva entre las líneas del desierto de Nazca.

Lo curioso es que este desierto del sur de Perú no deja de ser un pequeño tentáculo, una especie de prolongación del desierto de Atacama que se adentra ínfimamente en la superficie de Nazca.

Y eso es todo por hoy.

Nos vemos en el próximo vídeo.

Hasta luego.