¿POR QUÉ LOS SUGUS DE PIÑA SON AZULES?: Carnaval, Carnaval..... 533s1k

Apisa el suelo mojado, el tiempo es para reír, para saltar en los charcos, no que un buen día escribe...

Hola, muy buenas, bienvenidos, bienvenidas a un nuevo programa de ¿Por qué los jugos de piña son azules? Soy Ana Armai, soy co-personal y experta en inteligencia emocional y estoy aquí para apoyarte, para acompañarte, hablando de diferentes temas desde un punto divertido y sin perder la seriedad que se merecen.

Nos acompaña nuestra música y agradecemos muchísimo a María Basán por ser nuestra sintonía y me acompaña a los mandos un día más Julián.

Hola.

Hola Julián, ¿qué tal? Bien, muy bien.

¿De qué vamos a hablar hoy? ¿De qué va el programa de hoy? Pues de algo que a mí me encanta.

Batman.

El carnaval, la fiesta de carnaval, la fiesta que más me gusta.

¿A ti te gusta el carnaval, Julián? Me gusta por su significado, aunque yo no soy de disfrazarse.

No te disfrazas.

Yo creo que ya voy disfrazado con mis camisetas, yo voy diaria disfrazada.

A mí me encanta, me encanta el carnaval porque me parece que es una fiesta de disfrute, de libertad, de creatividad, emoción, que haces comunidad.

Bueno, una expresión de conexión con los demás y de alegría compartida, que es una de las herramientas de inteligencia emocional, de bienestar emocional.

Y bueno, te voy a contar una anécdota de hasta qué punto me gusta un carnaval.

Que uno de mis sueños, una vez más os cuento que soy muy soñadora y me gusta cumplirlos, uno de mis sueños era ir al carnaval de Río.

Y coincidía con el que en ese momento era mi pareja, que vivíamos juntos, y siempre pensábamos, ojo, sería chulísimo ir al carnaval de Río.

No teníamos un duro y no teníamos vacaciones en febrero.

Era complicado.

Así que ¿qué hicimos? Me fui a una agencia de viajes, pregunté cuándo era el carnaval y cuando ya supe las fechas me fui al ayuntamiento a buscar fecha para casarme.

La chica de la agencia de viajes yo creo que todavía lo está recordando.

Es la primera vez en mi vida que me pasa esto.

Nosotros queríamos casarnos para tener los 15 días de vacaciones en febrero y entonces así lo hicimos.

Y nos fuimos al carnaval de Río de Janeiro.

Estrategia pura.

Y me encantó.

Yo cuando la gente me dice, pero ese sueño es muy difícil, digo, ¿qué estás dispuesto a hacer para conseguirlo? Cuando les cuento esto les digo, yo llegamos a casarnos cuando tampoco lo teníamos previsto para poder hacer realidad ese sueño.

Y fue súper chulo porque en el aeropuerto conocimos una pareja, que todavía a día de hoy después de 26 años seguimos siendo amigos, que hicieron lo mismo.

O sea, vivían juntos, se casaron para ir al carnaval de Río.

Y conectamos, nos juntamos allí, lo disfrutamos muchísimo, lo vivimos al tope.

Es espectacular.

Hasta ese punto me gusta a mí un carnaval.

Y me he dado cuenta de una cosa.

Que hay personas, sería la metáfora del carnaval, pero creo que hay personas que miran la vida y otros que se meten en el ajo.

Entiendo.

¿Entiendes? El carnaval, nosotros fuimos al carnaval, al zambódromo, pensando que nosotros podíamos entrar ahí a las escuelas de samba a desfilar.

Y cuando vimos que no, que era un espectáculo maravilloso, impresionante, pero que teníamos que estar en las gradas, que había que estar sentadito viendo cómo pasaban.

Claro, luego todo eso tiene un trabajo detrás increíble de preparación, las escuelas de samba, trabajando año en año.

Entonces buscamos lo que se llama el carnaval de la calle, que ahí puede ir todo el mundo.

Vivimos el carnaval como el que veis por la tele del zambódromo, pero luego nos fuimos a buscar el carnaval de la calle, que es lo que queríamos vivir.

Ahora me pregunta una amiga que si quiero ir a Madrid a ver el desfile, y le pregunto a mi marido que me dicen que sí vamos, y me dice no, yo me quiero disfrazar.

Y ahí caí en la cuenta.