Populismo: ¿mito o realidad? 22r4p

Blasfemar ya no consiste en imprecar a la divinidad y en ofender a lo más sagrado.

Desde el momento en que el poder alienta ese tipo de comportamientos, eso ya no es lo subversivo.

Blasfemar consiste hoy en la denuncia de esa dogmática de baratillo que ha sustituido lo sagrado y lo divino y se envuelve en las lentejuelas del progreso. Una dogmática que no aspira a la verdad, porque el poder es consciente de que el sinsentido y el absurdo son instrumentos sociales más efectivos. Al fin y al cabo, cualquiera puede creer en la verdad, pero creer en el absurdo es una demostración infalible de su misión. Lo que al poder le interesa son ciudadanos orgullanos que afirmen que dos más dos es igual a cinco.

Con estas palabras de Adriano y Riegel en Blasfemar en el templo les doy la bienvenida a la Taberna Ilustrada, un programa que se funda en la convicción, diríase Socrática ochestertoniana, de que conversar con amigos es una buena manera de alcanzar verdades valiosas.

En esta edición de la taberna conversaremos sobre un tema relevante, relevante y actual, a decir verdad. Conversaremos sobre el populismo. ¿En qué consiste? ¿Cuáles son los rasgos que lo definen? ¿Estamos ante una ideología o ante un estilo, ante un modo de hacer política? ¿Es una reacción ilegítima antidemocrática a fenómenos políticos actuales? ¿O es, por el contrario, una sublevación oportuna, legítima y necesaria contra los desmanes de las élites? Estas son algunas de las preguntas que les formularemos a nuestros invitados en apenas unos instantes.

Pero antes me gustaría esbozar una mínima reflexión. Creo que el populismo hierra si soslaya la dimensión esencialmente oligárquica de la política. Creo que hierra si niega la necesidad, la inevitabilidad de las élites. Pero creo, por el contrario, que acierta si denuncia la despreocupación de las actuales élites por la suerte del pueblo. Creo que acierta si denuncia el actual olvido de un viejo mandato, el mandato de gobernar sirviendo. Empezamos.

Les animo a todos ustedes, espectadores de la Taberna Ilustrada, a hacerse socios de B1 Media.

Nuestra permanencia no está en manos del poder político. Saben ustedes que somos independientes de él ni en manos del poder económico. Está en sus manos, de socios que quieran colaborar con nosotros porque les gustan nuestros contenidos. Introducido el tema presentemos ahora a nuestros invitados Javier Clivillén, que sigue aquí por sexto programa consecutivo, séptimo. Yo creo que más. Para disimular. Sí, además hoy tu corte de pelo es distinto. No, es que me lo tengo que cortar.

Ah, te lo tienes que cortar. Tengo un poco ahí abultado. Claro, es que no está entre los servicios de esta santa casa la peluquería. El barbero. El pelo, la barba. Claro, va creciendo. Sí, sí. Nada, es un placer en cualquier caso que estés aquí. Un placer estar aquí de nuevo, gracias. Has cambiado de sitio, ¿no? Ahí no te habías sentado nunca. Sí, quería probar pues una nueva perspectiva. Nuevos aires, sí, sí. Después de meses de encierro. Exacto. Es verdad que cualquier mínimo cambio es acogido con alborozos, sí.

Bien, pues nada, se agradece tu presencia como siempre, aunque en este caso sea forzosa. Gracias.

Antonio Jiménez, que se estrena en La Taberna Ilustrada, bienvenido. Muchas gracias, Julio. Es un placer estar aquí. Nada, mil gracias a ti. Para hablar sobre un tema interesante. Sí, un tema controvertido y además que es un tema que no va a dejar de señalar. Es verdad, que nos acusará.

Víctor Núñez, bienvenido. Pues un placer estar de nuevo aquí. Cuarto programa, tercero. Yo creo que tercero, pero siempre se siente como el primero. Siempre. Estoy viendo además que soy el único elitista que ha venido con corbata, los demás, modo muy populista. Es que hoy grabamos en viernes, acostumbramos a grabar los martes, pero hoy es viernes y claro, uno pierde las formas. El cuerpo lo sabe. El viernes y el cuerpo lo sabe. Iba a decir eso, pero en un momento determinado, en un momento de lucidez, lo he juzgado inapropiado.

Don Pedro Lecanda, bienvenido. ¿Qué tal? Oye, pues encantado de venir, como siempre. No veo tanto como Javier, pero bueno, estoy ahí a la zaga persiguiéndole y también una situación capilar preocupante. Me tengo que cortar el pelo también, o sea que estamos hermanados. Encima usurpando su sitio. Además usted goza de las mieles de la libertad, con lo cual su... Libertad vigilada, ¿no? Como no puede ser de otra manera en esta sociedad. En fin.