Podremos ayudar a Columno? pa2m

Bueno, rápidamente vamos a saludar al encantador de perros argentinos, Jorge Pampita Montenegro, el papá de Betún, de Fatiga, los perros más famosos de la tele y de la Argentina y del mundo, ¿por qué no? ¿Cómo te va, Pampita? ¿Qué haces, querido? ¿No será demasiado? No, bueno, ponele. De nuestro mundo sí.

De nuestro mundo.

Arrandate, chacarita.

Bueno.

Hermano, vos sabés que hace casi un año, a mí me mandan permanentemente por Instagram, por WhatsApp, que ya lo tiene casi todo el mundo.

Sí.

Me llegan, digamos, perros en dificultades.

Ah, mira. Sí, sí.

Bueno, y yo no soy Superman.

Claro.

Ni nada parecido, ¿no? Por supuesto.

Y a veces puedo ayudar y a veces no, pero lo que es real es que a veces no puedo dar vuelta la cara.

Gran tema que tenemos los rescatistas porque, bueno, los que hacemos rescate, entre todas las cosas que hacemos, porque uno a veces tiene que poner un filtro porque...

Hay cosas que se pueden y cosas que no.

Y hay cosas que te vuelven, con las que no podés y quisieras, y esas cosas son peligrosas porque te destruyen bastante.

Claro.

Bueno, pero esa vez, hace casi un año, yo abrí el WhatsApp y vi un perrito que...

El tema es, lo que te parte al medio siempre, Mariano, es cuando vos conectás con un perro a los ojos.

Ahí estás en el horno.

Es muy difícil ahí ya dar vuelta la cara y hacer como que no lo viste.

A mí me pasó eso y fui a buscar, que estaba tirado por allá por José C. Paz en un baldío, un perro viejito al que rebauticé, seguramente entre todos los nombres que habría tenido en su vida, que Dios sabrá cuál fue, rebauticé Columbo.

Columbo, personaje, denota nuestra edad, ¿no? El detective, claro.

Claro, bueno, porque a este Columbo y al otro le faltaba un ojo.

Entonces, acá está Columbo, que estaba piel y huesos, que ahora está bárbaro, está recuperado, y tiene sus cuantos años, sus cuantos años.

Es un perro viejito.

Y yo quería enganchar esta columna recordando cuando alguna vez, en alguna ocasión, y vos hace poco has retomado eso, cuando yo traje una anécdota de Facundo Cabral, ¿no? Sí, claro, claro.

Que, claro, que en ocasión de una tragedia en su vida, su viejita chiquita y su esposa estaban yendo a visitarlo a él en una gira, y tuvieron un accidente con el avión y fallecieron las dos.

Y él ahí puso en pausa su vida artística y su vida en general, y empezó a subirse y bajarse de aviones sin ningún sentido.

Se bajaba en el aeropuerto de Frankfurt, y de ahí cazaba el primer avión y terminaba en Egipto.

Y de ahí se iba a Mongolia, y así rebotando y rebotando, sin saber dónde estaba ni querer saberlo, terminó en Calcuta con la madre Teresa.

Y ahí la madre Teresa, que seguramente previamente lo había conocido, porque él, cuando cuenta esta historia, dice que la madre le dice, bueno, Facundo, ¿y ahora qué vas a hacer con tanto amor? Una de las cosas fascinantes y uno de los grandes secretos del universo mariano es que el flujo del amor pareciera no responder a las leyes físicas.

Porque cuando uno da amor…