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Colaboración semanal del blog de viajes SIEMPRE DE PASO en el espacio AQUÍ EN LA ONDA de ONDA CERO CASTILLA Y LEÓN. Con muchas propuestas, ideas, senderos o lugares para el fin de semana (senderismo, caminos, destinos, rutas, viajes...). 596f4y

Colaboración semanal del blog de viajes SIEMPRE DE PASO en el espacio AQUÍ EN LA ONDA de ONDA CERO CASTILLA Y LEÓN. Con muchas propuestas, ideas, senderos o lugares para el fin de semana (senderismo, caminos, destinos, rutas, viajes...).

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Ruta de las Fábricas Textiles de Béjar * Senderismo (21/3/2019)
Ruta de las Fábricas Textiles de Béjar * Senderismo (21/3/2019)
Episodio en PISTAS
Realizamos la ruta las Fábricas Textiles por las orillas del río Cuerpo de Hombre, en la localidad salmantina de Béjar. PISTAS es una colaboración del blog de viajes SIEMPRE DE PASO en el programa "Aquí en la Onda" de Onda Cero Castilla y León. No dejes de consultar lo que sobre esta propuesta he publicado en el blog: https://www.siempredepaso.es/que-ver-hacer-ruta-fabricas-textiles-de-bejar-salamanca/ Estamos muy acostumbrados a pensar que cuando visitamos una ciudad o una localidad sus mayores puntos de interés suelen ser sus grandes edificios religiosos o aquellos que destacan por remontarse a un pasado más bien lejano o con anécdotas históricas relevantes que contar. Y eso hace que, muchas veces, nos pasen desapercibidos otro tipo de rincones y edificios, a lo mejor por hablarnos de un pasado mucho más reciente o que no tiene nada que ver con el arte o la historia. En esta ocasión me estoy refiriendo a lo que ha dado en llamarse "patrimonio industrial". Es decir, aquellas huellas de nuestro pasado que están o han estado relacionadas con la fabricación de energía u objetos y que, por lo que sea, poseen interés histórico, tecnológico, arquitectónico o científico. Y en este rango entrarían una larguísima lista de edificios que en su momento representaron la vanguardia industrial en sus respectivos campos pero que, con paso del tiempo, que todo se lo lleva por delante, acabaron por convertirse en ruinas, la mayoría de ellos, reutilizarse para otros usos y, unos pocos, reconvertidos en museos o centros de interpretación que a nosotros nos pueden servir para conocer cómo era la vida y cómo la gente se ganaba esa vida, en algunos casos, no hace tanto. En Castilla y León tenemos un montón de lugares relacionados con el patrimonio industrial que tienen muchísimo interés y a los que, tal vez, deberíamos dar mayor importancia de la que se suele dar. Uno de ellos es el Canal de Castilla, del que hablaremos con detalle aquí algún día, pero existen muchísimos más relacionados, por ejemplo, con la minería y las infraestructuras que han ido quedando abandonadas y que poco a poco se van reutilizando para otros usos. Hoy quería sugerir el recorrido de una ruta senderista de lo más particular. Y es que, lo normal de una ruta senderista es que nos sirva para disfrutar de entornos naturales maravillosos, que discurran por parajes abiertos o con interés paisajístico, por ejemplo. Sin embargo la "Ruta de las Fábricas Textiles" lo que nos propone es un paseo junto a las aguas del río Cuerpo de Hombre para ir enlazando las ruinas de lo que durante varios siglos fue la actividad industrial más importante de la ciudad de Béjar, en la provincia de Salamanca. Esto tuvo mucho que ver con la circunstancia de encontrarse en la confluencia de las cañadas merineras que llegaban a Béjar desde Burgos y León para encaminarse juntas hacia Extremadura. El desfile de tanta oveja sumado al paso del río Cuerpo de Hombre, que discurre por Béjar casi casi encañonado entre dos cortados, dio en favorecer el desarrollo de molinos y batanes movidos por la fuerza de las aguas y volcados, de manera muy especial, en la transformación de la lana. De todas formas, la clave para que la industria del paño se desarrollara en Béjar fue el empeño que pusieron los duques de Béjar por modernizar una actividad de la que ellos se beneficiaban mediante el cobro de impuestos. Y, en especial, fue muy importante el empeño de los duques por traer a la ciudad, a finales del siglo XVII, a los mejores tejedores flamencos que pudieron encontrar, especializando la producción en el hilado de inigualables paños. De su mano llegará, además de nuevos gustos, una organización del trabajo más eficiente propiciando, durante los dos siglos posteriores, la construcción de ingenios y fábricas que se irá extendiendo por toda la población pero con especial incidencia en las dos orillas del río Cuerpo de Hombre a su paso por la localidad. Llega así un período de máximo esplendor entre 1850 y 1875 en el que se cuentan por cientos los talleres y fábricas dedicados a la industria textil. Pascual Madoz menciona, a mediados del siglo XIX, 40 telares de lienzo de lino y cáñamo, con empleo para 600 personas. Y señala que Béjar contaba en esa época con 200 fábricas en las se ocupaban más 5.000 individuos. La ruta de las Fábricas Textiles nos va a ir mostrando son los restos de aquella pujante actividad industrial y, en especial, el paisaje de naves abandonadas y antiguos almacenes que son la evidencia de la dura reconversión que tuvo que afrontar esta industria en las últimas décadas del siglo XX en Béjar. Como digo, se trata de una ruta senderista señalizada que discurre la mayor parte de ella sobre una larga pasarela junto al cauce del río Cuerpo de Hombre y a lo largo de unos dos kilómetros y medio. El inicio de este recorrido lo encontramos en la carretera que lleva de Béjar hacia Ciudad Rodrigo. El paseo, escoltado todo él por una larga barandilla quitamiedos, flanquea la orilla derecha del río mientras lleva al paseante de fábrica en fábrica y un reguero de es nos pone al corriente de los detalles relativos a cada uno de los recintos fabriles por los que va pasando. Uno de los alicientes con los que cuenta el paseo, y dado que es más bien corto en kilómetros, es que seguro que nos va a quedar tiempo para visitar el Museo Textil. Lo vamos a encontrar situado más o menos a mitad del recorrido, junto al puente de San Albín, en el interior de una de las antiguas fábricas de las muchas que fueron quedando a la orilla del río. En la visita al museo, que consta de dos plantas, vamos a ir descubriendo muchas de las peculiaridades de la historia de esta industria en la ciudad de Béjar y, sobre todo, lo que vamos a ver es una interesante muestra de las máquinas que se utilizaban en el largo proceso que implica convertir los bastos vellones de lana en los delicados paños que dieron fama a la pañería bejarana. Entre las máquinas más curiosas destaca una que servía para elaborar cuerdas de piano, pero seguro que nos van a llamar también la atención maquinas como las chamuscadoras que se usaban para quemar fibras o los batanes para el fieltrado. Desde luego la visita al museo es un complemento ideal para quien se decida a realizar la ruta pero es importante tener en cuenta que el museo está abierto de jueves a domingo de 10 a 14 horas. Y también es importante prever que las visitas guiadas, que sin duda son de lo más interesante por todas estas explicaciones de las que hemos estado hablando, se realizan a las horas en punto.
Viajes y lugares 6 años
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Yacimiento rupestre de Siega Verde * Guía de viaje (7/3/2019)
Yacimiento rupestre de Siega Verde * Guía de viaje (7/3/2019)
Episodio en PISTAS
Siega Verde es uno de los yacimientos de arte rupestre más importante de toda Europa. De hecho, forma parte también de la lista de lugares Patrimonio de la Humanidad en Castilla y León que promueve la UNESCO. PISTAS es una colaboración del blog de viajes SIEMPRE DE PASO en el programa "Aquí en la Onda" de Onda Cero Castilla y León. No dejes de consultar lo que sobre esta propuesta he publicado en el blog: https://www.siempredepaso.es/santuario-rupestre-de-siega-verde-salamanca/ Encontramos el yacimiento rupestre de Siega Verde a 17 km de Ciudad Rodrigo, en una zona de ribera rocosa a orillas del río Águeda y su enorme valor estriba en la impresionante colección de grabados zoomorfos y antropomorfos que habitantes del paleolítico dejaron sobre las rocas de la ribera del Águeda entre hace 20.000 y 12.000 años. Hasta el momento los especialistas de la estación rupestre de Siega Verde llevan reconocidos hasta 654 grabados inscritos sobre 91 rocas diseminadas a lo largo de un kilómetro y medio de la orilla izquierda del río Águeda, a la altura del puente por el que pasa la carretera que une Castillejo de Martín Viejo y Serranillos. Para los investigadores, tal acumulación de dibujos en tan poco espacio no puede ser casual. De hecho, la teoría más asentada es la que apunta hacia la existencia de un santuario al aire libre, un lugar sagrado contemporáneo de otros como Altamira, en el que los hombres del Paleolítico plasmaron sobre la roca aquello que anhelaban con más ahínco o aquello que agradecían con más fervor. Por eso se interpreta que las representaciones que aparecen grabadas están relacionadas con la caza, su principal –y casi única- actividad. Dadas las características tan especiales de este lugar y lo interesante de las explicaciones que nos van a ir dando a lo largo del recorrido, las visitas se realizan siempre guiadas y comienzan en el Aula de Interpretación. En esa introducción ya vamos a descubrir que por razones que no están del todo claras, en toda esta zona de la península se encuentran este tipo de rastros con más frecuencia que en otras partes. Tampoco es casual que a muy pocos kilómetros de aquí, en el valle portugués del río Côa, se localice un amplio reguero de dibujos contemporáneos a estos y de similares características. De hecho, la inclusión en la lista de Lugares Patrimonio de la Humanidad se hizo de manera conjunta incluyendo a los dos yacimientos como formando parte de una misma realidad. Algo por lo que también se recomienda que quien realice la visita a uno de los yacimientos la haga después al otro. En esa explicación se cuenta también que el descubrimiento de los grabados de Siega Verde es relativamente reciente y, además, prácticamente casual. Estamos hablando del año 1988 en el que un equipo del Museo de Salamanca se encontraba buscando en esta zona del suroeste de Salamanca rastros de ocupación vetona, verracos o piedras talladas preguntando a la gente de los pueblos cuando un pastor les señaló la existencia de unos dibujos en una roca que, a su juicio, “parecían muy antiguos”. La sorpresa fue mayúscula: el grabado se encontraba en un lugar muy frecuentado por los bañistas en verano –una chopera junto al Águeda- y hasta ese momento nadie había caído en la cuenta. El resto –hasta los 654 grabados conocidos hoy- hubo que ir rastreándolos milímetro a milímetro: porque aunque estaban ahí desde hacía entre 20.000 y 12.000 años, los líquenes los habían mantenido ocultos. Y a salvo. De hecho, si hubieran estado a la vista es prácticamente seguro que no habrían llegado hasta nosotros en tan buenas condiciones como lo están hoy. Una de las cosas que influyen mucho a la hora de ver los grabados es la luz que les esté dando en ese momento. Y de hecho, se recomienda hacer la visita por la mañana porque es entonces cuando la luz del sol mejor ilumina los dibujos, algunos tan diminutos que hay que pegar la nariz, otros tan grandes que hay que alejarse para contemplar el conjunto. Otro momento sorprendente para hacer la visita es de noche. Y es que resulta que a la luz de la luna se descubren un montón de detalles que pasan desapercibidos con la claridad del día, como la profundidad de los piqueteados o descubrir con todo lujo de detalles las incisiones que existen. Aunque para aprovechar mejor esta visita nocturna se aconseja haber realizado en algún momento la visita diurna. Y en cualquiera de las dos lo que se descubre es que aquellos sacerdotes, brujos o artistas utilizaron dos técnicas bien distintas, el piqueteado sobre la roca, golpeando un objeto afilado y duro sobre la pizarra hasta marcar las líneas, o la incisión, un corte de cirujano que dibujó sobre la piedra lo mismo que un lápiz sobre un papel. Sólo que aquellos antepasados no tenían la opción de borrar y corregir. Por eso asombra contemplar sus dibujos pétreos: parecían tener un pulso firme y ningún miedo a equivocarse. En ninguna roca se ha encontrado un dibujo fallido, una raya con trazos de corrección, una perspectiva mal tomada. Lo que demuestra que eran genios del dibujo y el diseño: porque lo mismo que eso, asombra la rabiosa modernidad de unos dibujos que con cuatro rasgos evocan a la perfección el animal que representan y que en muchos casos son el sueño de cualquier diseñador en busca del logotipo ideal. Y lo que vemos es la representación del mundo que veían ellos. Los animales que los rodeaban o aquellos que deseaban que abundaran más para poder cazarlos. Una fauna que estaba formada sobre todo por cérvidos, bóvidos y caballos, aunque las imágenes de especies hoy extinguidas y propias de climas glaciares, como los renos, bisontes o rinocerontes lanudos, nos habla también de una época muy lejana, en la que se fueron alternando momentos más templados con otros muy muy fríos. Está claro que la visita al yacimiento rupestre de Siega Verde es una de esas visitas que hay que hacer. Si se animan, ya saben que tienen toda la información que necesiten en el blog de viajes https://www.SIEMPREDEPASO.ES y que si, quieren, también pueden incluso reservar su alojamiento a través de él.
Viajes y lugares 6 años
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Ruta de los Contrabandistas * Senderismo (21/2/2019)
Ruta de los Contrabandistas * Senderismo (21/2/2019)
Episodio en PISTAS
La Ruta de los Contrabandistas es una interesante propuestas senderista señalizada que discurre por las Arribes del Duero cerca de la localidad salmantina de Hinojosa de Duero. PISTAS es una colaboración del blog de viajes SIEMPRE DE PASO en el programa "Aquí en la Onda" de Onda Cero Castilla y León. No dejes de consultar lo que sobre esta propuesta he publicado en el blog: https://www.siempredepaso.es/como-hacer-la-ruta-de-los-contrabandistas-en-las-arribes-salmantinas/ Bueno, que nadie se asuste pero lo que propongo esta semana es acercarnos a realizar un paseo que nos va trasladar a un tiempo en el que, efectivamente, en el territorio por el que vamos a pisar se desarrollaba una actividad que estaba fuera de la ley. Y es que lo que propongo para esta semana es realizar la llamada Ruta de los Contrabandistas, que vamos a encontrar señalizada en los alrededores de la localidad salmantina de Hinojosa de Duero. Como digo, se trata de un paseo que nos va a trasladar a ese tiempo en el que los trajines de la raya portuguesa debieron de pintar bastante parecidos a los que se ven en las películas del Oeste: una tierra remota, de orografía difícil y poco generosa, en la que la gente hacía lo que podía para sobrevivir. Fueron, en esa larga línea que separa por el oeste peninsular España y Portugal, los tiempos del contrabando. Lo bueno es que recordar y aprender sobre lo que en esos tiempos acabó convertido en un medio de vida, al que se vieron abocados durante siglos los habitantes de ambos lados de esa raya fronteriza, es hoy algo tan grato como echarse al monte y seguir los rastros de pintura y señales que guían la llamada Ruta del Contrabando, como digo, en el costado noroccidental de la provincia de Salamanca, a un paso de la localidad de Hinojosa de Duero. Lo primero que vamos a ver es que según lo andarín que sea cada cual o según el tiempo de que dispongamos, vamos a poder escoger una de las dos variantes que encontramos señalizadas La opción más larga, y también la que puede resultar más interesante y completa es la que arranca en la propia localidad de Hinojosa. Esta primera opción es un estupendo paseo de siete kilómetros y medio entre campos de labor siguiendo la señalización del GR.14, sin pérdida posible aunque con algún desnivel, hasta llegar a la Peña la Vela en la se ubican un espectacular mirador sobre el discurrir del río Duero y, un poco por debajo, los restos de uno de los puestos de vigilancia que ocuparan en su momento retenes de carabineros o de la Guardia Civil, según la época. Si se prefiere el paseo corto, de aproximadamente la mitad de recorrido, desde Hinojosa hay que tomar la carretera DS-590 que se dirige hacia la presa de Saucelle y detenerse en el Mirador del Contrabando. Ahí, además de dejar el coche, vale la pena tomar la primera lección que nos ofrece este paseo. Y es la que habla, en los es que hay allí situados nos lo cuentan, de ese tiempo en el que la raya hispano-lusa acabó convertida en una pared imposible de traspasar para los vecinos de ambos lados excepto por los cauces reglamentarios. En este caso, por los puestos fronterizos en los que debían abonarse las tasas en función de las mercancías que se pretendían introducir del lado portugués al español. Unas tasas que encarecían tanto los productos que los dejaban fuera del alcance de la economía de la mayoría de los habitantes de la zona. El auge del contrabando en esta zona del oeste salmantino y zamorano vino a acentuarse a lo largo de los siglos con el paso de las crisis y las guerras. Los habitantes del territorio, habituados desde siempre a una economía de subsistencia basada en el trabajo del campo y la ganadería, acabaron teniendo como último recurso para salir adelante el paso ilícito de mercancías. Y todo ello en medio de un paisaje lleno de obstáculos, peñascos, abismos, cañones, cantiles, vaguadas y mil figuras orográficas más, las propias de esta zona abrupta de las Arribes, que fue decisivo en el desarrollo de una actividad en la que era fundamental pasar desapercibido para no ser capturado. Y aunque hoy aquella actividad nos pueda parecer que está revestida por un velo de romanticismo semejante al que envuelve a los bandoleros de Sierra Morena, por ejemplo, lo cierto es que asomarse a los paisajes por los que discurría pone los pelos de punta. Pues sí, sobre todo porque la clandestinidad de unos y el empeño por impedirlo de los otros, obligaba casi siempre al juego nocturno. A colgarse de cuerdas en noches sin luna o salvar la corriente de un Duero embravecido en lo peor de una tormenta, que era cuando se esperaba que los guardias no estuvieran vigilando o no tuvieran la suficiente visibilidad. Y, como vamos a descubrir en alguno de los es que ilustran este paseo, el contrabando era también un juego en equipo, de auténticas cuadrillas en las que cada cual asumía los papeles necesarios -guías, mochileros, cargueros...- para el éxito de la operación. Uno de los mayores atractivos de este paseo es que nos va a llevar hasta el espigón rocoso de Peña la Vela, un balcón natural desde el que se avista el tramo más largo del Duero de todos los Arribes. Dicen los es, que la forma habitual de paso aquí antes de que se construyeran los embalses que cambiaron para siempre la fisonomía y formas de vida de este territorio (entre 1940 y 1950) era mediante una tirolina de maroma gruesa que se ataba entre peñascos por encima del cauce del río y de la que se colgaban la persona o mercancía que hacían el paso y que eran atraídas hasta la orilla contraria mediante cuerdas. Tras la construcción de los embalses, que desdibujó el perfil agreste del cauce del Duero, las maromas fueron sustituidas por barcas. Otra gratísima sorpresa con la que se culmina el recorrido en este punto es el curioseo que brindan el conjunto de majadas tradicionales reconstruidas junto a este mirador: corrales, chiviteras y chozas que hablan también de trajines en la frontera, de los ejercicios de supervivencia que realizaban quienes se dedicaban a las actividades agropecuarias propias de la zona, pero estos sí, dentro de la ley. Ya saben que pueden consultar el perfil de la ruta, descargarse el track para el GPS o completar toda la información que necesiten en el blog de viajes SIEMPREDEPASO.ES. O incluso también reservar a través del blog el alojamiento para pasar el fin de semana en la zona.
Viajes y lugares 6 años
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Ruta de los pantanos en la Montaña Palentina * Guía de viaje (7/2/2019)
Ruta de los pantanos en la Montaña Palentina * Guía de viaje (7/2/2019)
Episodio en PISTAS
La Ruta de los Pantanos por la Montaña Palentina es un hermoso itinerario que combina impresionantes paisajes y pequeños pueblos en el norte de la provincia de Palencia. PISTAS es una colaboración del blog de viajes SIEMPRE DE PASO en el programa "Aquí en la Onda" de Onda Cero Castilla y León. No dejes de consultar lo que sobre esta propuesta he publicado en el blog:https://www.siempredepaso.es/la-ruta-de-los-pantanos-palencia/ A la vista de las importantes nevadas que cayeron la semana pasada, sobre todo por el norte de España, he pensado que ahora podía ser un buen momento para recorrer, por ejemplo, la que se conoce como La ruta de los pantanos. Uno de los itinerarios más clásicos para realizar en coche por la Montaña Palentina. Estamos hablando de recorrer la carretera que une las localidades de Velilla del Río Carrión y Guardo con Cervera de Pisuerga y Vañes mientras hilvanamos hasta cuatro embalses y un puñado de hermosos pueblos montañeses con asiento en la vertiente meridional de la Montaña Palentina. En total son cerca de 70 hermosos kilómetros que de la misma forma que se ha dado en llamar la "ruta de los pantanos" por la cantidad de embalses que vamos a ir recorriendo, también podía haberse bautizado como la Ruta de los Gigantes, dado que esos 70 kilómetros discurren a los mismos pies de las montañas más altas de toda esta zona de la cordillera: con el pico Espigüete, de 2.450 m de altitud o el Curavacas, con 2.520 metros, como las más conocidas, pero entre las que también se localizan otras como Peña del Tejo, Pico Murcia o Peña Carazo, por mencionar solo otras tres, que están en torno a los 2.000 metros de altitud. Una ruta que es todo un clásico del que tirar en cualquier momento si lo que queremos es gozar de un fin de semana de paisajes grandiosos, pueblos pequeños y un reguero interminable de paradas para ir disfrutando de ambas cosas. Y que, como digo, con las intensas nevadas de la semana pasada ha dejado toda la línea de montañas vestidas de blanco, con lo que el paisaje se nos va a presentar todavía más impresionante, si cabe. La idea es recorrer la carretera P-210 que une Velilla con Cervera de Pisuerga. En este caso vamos a arrancar nuestro viaje en Velilla del Río Carrión. Aunque en un principio la desmesura de la torre hormigonada de su central térmica -que evidencia lo importante que fue la minería del carbón en toda la Montaña Palentina en el pasado- nos puede animar a pasar sin detenernos, lo cierto es que esta localidad encierra varios puntos de interés en los que merece la pena echar pie a tierra. El más llamativo es el de su Fuente de la Reana. De origen romano, se lee como un tarot: su caudal intermitente, que hace que las aguas broten o se sequen por periodos impredecibles, ha sido desde antiguo interpretado como presagio de buenas o malas venturas, corriendo a través de los siglos la creencia de malos augurios para “quien visitándolas por vez primera, se las encontrara sin agua”, dice la leyenda. El manantial forma una piscina rectangular y de sus muros arrancan tres arcos, de los cuales uno de ellos es vestigio de época romana. Otro resto romano es la mitad de un ara que se encuentra en su cabecera. Y otro lugar donde podemos detenernos es en el Centro de Interpretación de la Trucha, dedicado a divulgar aspectos de la fauna piscícola del Carrión. Otra de las paradas que podemos hacer es tomar un desvío, apenas a tres kilómetros de Velilla, que indica hacia la localidad de Valcobero, un pueblo que quedó deshabitado en los años 70 del pasado siglo pero que poco a poco ha vuelto a la vida como salido de un coma. Además de unas buenas vistas del embalse de Compuerto y la cadena montañosa que lo alimenta, el desvío recompensa con algunas estupendas muestras de la arquitectura propia de la Montaña Palentina. De regreso a la P-210, y ya metidos de lleno en la ruta, alcanzamos enseguida el embalse de Compuerto, el primero de la ruta. Un poco más adelante vamos a pasar Otero de Guardo y después Camporredondo de Alba, que quedó sitiado entre dos aguas, las del embalse de Compuerto por un lado, y las del embalse de su mismo nombre, que quedan al otro lado del muro que preside la vida de la población desde que fuera inaugurado por el mismísimo rey Alfonso XIII en el año 1930. De hecho, es el más antiguo de la cuenca del Carrión y uno de los más veteranos de la provincia... Desde ahí, el viaje continúa hacia Cardaño de Abajo mientras vamos a ver reflejada sobre el agua del embalse la mejor imagen del viaje: la del inconmensurable Espigüete reflejándose sobre ellas como en un gigantesco espejo. Apenas un kilómetro más allá de Cardaño, en Puente Agudín, parte la carreterilla que lleva hasta el apartado Cardaño de Arriba. Entre este punto y el pueblo se localiza el arranque de algunas de las rutas más clásicas de la Montaña Palentina, como las subidas al Espigüete, a la cascada del arroyo Mazobre, al Pico Murcia o al Pozo Lomas. Como se ve, es un recorrido que da perfectamente para llenar un fin de semana. De hecho, en el camino hacia Cervera de Pisuerga todavía nos quedaría por hacer un alto en el mirador que hay junto a la carretera, un poco antes de llegar a Alba de los Cardaños, de nuevo con vistas al pueblo, al embalse y a las montañas. Al alcanzar Triollo, otra carreterilla permite adentrarse en las interioridades montañosas que ven nacer al río Carrión. En coche se puede llegar hasta Vidrieros, que es un punto de partida clásico de las ascensiones al pico Curavacas, techo de la Montaña Palentina. Y todavía nos quedaría continuar por la P-210 hacia Cervera enlazando un montón de pequeñas poblaciones hasta alcanzar el embalse de Ruesga, que es el más antiguo de los vistos, rematado en 1923 con el objetivo principal de servir como reserva de agua para el Canal de Castilla. Como ves, un viaje con muchísimos atractivos que incluso podríamos prolongar hacia los cercanos embalses de Requejada, en el camino hacia Cantabria, o hacia el inmenso embalse de Aguilar de Campoo.
Viajes y lugares 6 años
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Un paseo por el modernismo de Zamora * Guía de viaje (17/1/2019)
Un paseo por el modernismo de Zamora * Guía de viaje (17/1/2019)
Episodio en PISTAS
Hoy descubrimos la importante colección de edificios y rincones modernistas que atesora la ciudad de Zamora. PISTAS es una colaboración del blog de viajes SIEMPRE DE PASO en el programa "Aquí en la Onda" de Onda Cero Castilla y León. No dejes de consultar lo que sobre esta propuesta he publicado en el blog: https://www.siempredepaso.es/ruta-del-modernismo-por-el-corazon-de-zamora/ El viaje de hoy es un viaje de 800 años... Y es que ochocientos años es la distancia que media entre el principio y el final del largo paseo que propongo hoy por el corazón de la capital zamorana. Es el viaje que lleva de su piel más dura y conocida, esa que está hecha de piedra y mucho románico, hasta la blandura caprichosa y llena de fantasías que vamos a descubrir en su larga colección de fachadas modernistas. Algo que nos va sorprender mucho en una ciudad que es sobre todo conocida por poseer la mayor concentración de arte románico de Europa... Una sorpresa a la que hay que añadir la de descubrir que el milagro de que este islote de fantasías y volutas que encontramos en el corazón de Zamora haya regateado el afán desarrollista que en la segunda mitad del siglo XX se llevó por delante tantas cosas valiosas de nuestros cascos urbanos, se vea ahora limpio de polvo y mugre, y luzca como un auténtico reclamo turístico al que, sin duda, merece la pena prestar atención. De hecho, Zamora cuenta con 19 edificios de estética modernista entre sus calles. Un legado que le ha permitido formar parte de la Red Europea de Ciudades Modernistas. Junto a Astorga, son las dos únicas de Castilla y León. Así que, roto el tópico de que Zamora es sólo una ciudad de románico y cigüeñas, vale la pena comenzar este largo paseo por el tiempo arrancando precisamente en el resalte rocoso sobre el que comenzó a formarse la ciudad más añeja. Es el espigón pétreo al que el Duero prestó un foso de lujo. El bastión inexpugnable que ofrecía una sensación de seguridad suficiente como para que la ciudad comenzara a germinar sobre él: la razón de ser de que se levantara ahí su castillo. En la zona más elevada de la meseta sobre la que se extiende el casco histórico de Zamora, fue construido a mediados del siglo XI por el rey Fernando I para consolidarse como un punto estratégico de primera magnitud junto al Duero. De él partían los tres cercos amurallados que, en su momento, rodearon por completo la población. Hoy esas murallas, rehechas en numerosas ocasiones, siguen formando parte del paisaje de la ciudad, especialmente en el flanco septentrional, donde aún se muestran con toda su contundencia. Una contundencia que elogió la tradición proclamándola la “bien cercada” por la dificultad que entrañaba batirla al asalto. De hecho, uno de los episodios más conocidos de su historia tiene que ver, precisamente, con el asedio al que la sometió durante siete meses, en 1072, Sancho II durante el Cerco de Zamora, en la que se mostró imbatible. No muy lejos del castillo, entre este y la iglesia de San Isidoro, se localiza el que se conocía como Portillo de la Traición, rebautizado recientemente como de la Lealtad, en desagravio al noble leonés, Vellido Dolfos, que dio muerte al rey asediador y regresó a la ciudad a través de ese portillo con El Cid pisándole los talones. Los últimos trabajos llevados a cabo en la rehabilitación del castillo permiten un recorrido bien servido de pasarelas de madera y balcones de metacrilato en el que el plato fuerte es, desde luego, poder asomarse a esta ciudad tan vieja y tan moderna al mismo tiempo desde lo alto de su torre del homenaje. Al lado mismo está situada su catedral, auténtico símbolo de la ciudad y su monumento más conocido. Y en el camino que media entre el castillo y la catedral, vamos a encontrarnos con las estatuas de Baltasar Lobo que aderezan los jardines y que nos invitan a adentrarnos en el museo dedicado al artista, que está junto a la catedral. Respecto a la catedral hay que señalar que es el más esplendoroso de los templos del siglo XII levantados en la ciudad. Hay que dirigirse hacia el río para contemplar su puerta del Obispo, la única puerta superviviente de las tres que tuvo en el momento de su construcción y que como otras partes del templo -como el cimborrio, por ejemplo-, conserva esos aires orientales bizantinos que resultan tan exóticos en tierras de Castilla. En el interior, además de una inesperada luminosidad, que aporta principalmente la bella cúpula escamada, destaca la presencia del coro, en el centro del templo, o la sillería, abundante en temas profanos que retratan la vida cotidiana de la ciudad en el siglo XVI, en el que fue realizada. También es de mérito la magnífica reja que cierra la capilla mayor y de obligado cumplimiento la visita al Museo Catedralicio para disfrutar, entre otras joyas, de la colección de tapices flamencos tejidos entre los siglos XV y XVI. Cumplida la primera etapa del paseo toca tomar la rúa de los Francos como el eje vertebrador sobre el que encontramos una larga ristra de iglesias y edificios románicos -más de veinte- que salpican la Zamora más medieval y también la más conocida: todavía a la vista de la catedral aparece San Isidoro, un poco más allá, San Pedro y San Ildefonso. Frente al convento del Tránsito, La Magdalena, uno de los templos más bellos de la ciudad. Y así una larga retahíla que, además de templos, incluye paradas imprescindibles, como el Museo de la Semana Santa, el Museo de Zamora o el Museo Etnográfico, los tres en torno a la plaza de Viriato. Y llegamos así a la plaza Mayor, que es donde tiene su arranque el viaje modernista que culmina al alcanzar el parque de La Marina... Tras el periodo de esplendor que entre los siglos XII y XIII llenó Zamora de palacios y templos, la ciudad no volvió a vivir un periodo de prosperidad tan grande hasta las postrimerías del XIX. El empuje de una revolución industrial que alcanzó la meseta mucho más tarde que otros rincones de Europa y, sobre todo, la consolidación de una burguesía local relacionada con el comercio textil y la harina ansiosa por mostrar su prosperidad en público, se reflejó en el rejuvenecimiento del casco urbano que había ido creciendo más allá de la muralla medieval. De la plaza Mayor hacia el Este muchos edificios fueron derribados para levantar otros más acordes con los nuevos tiempos. Ese rejuvenecimiento de la ciudad tuvo un impulsor determinante: el arquitecto sc Ferriol, que llegó de Barcelona empapado de modernidad y Modernismo para ejercer como arquitecto municipal durante ocho años. Es en ese periodo, entre 1908 y 1916, cuando se levantan la mayor parte de los edificios que conforman hoy el patrimonio Modernista de la ciudad. Y que encontramos, sobre todo, en torno a la calle de Santa Clara, el eje comercial de la ciudad en aquel tiempo y hoy uno de los paseaderos más habituales. De nuevo el listado es largo y tiene un montón de paradas: la casa del empresario Juan Gato, el edificio del Ayuntamiento Viejo, el arranque de la calle de Balborraz, la plaza de Sagasta -que es el rincón por excelencia del modernismo zamorano-, el viejo edificio del Casino, el mercado de abastos, la casa Aguiar, la de Valentín Guerra, la casa Matilla... Pero donde mejor se cata el sabor que acompañó esa época es haciendo un alto en el hotel Sercotel Horus, acondicionado en el edificio Bobo y repleto de detalles modernistas que conservan la estética de aquel tiempo. CLARA. Pues ha resultado estupenda esta recomendación para descubrir una cara de Zamora que no es, desde luego, la que más se conoce y se visita. Ustedes ya saben que pueden ampliar toda la información que necesiten sobre esta u otras propuestas para conocer Castilla y León en el blog de viajes SIEMPREDEPASO.ES, donde es posible, incluso, reservar directamente los alojamientos que necesitemos para nuestras escapadas de turismo rural.
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Propuestas de otoño en Castilla y León* Guía de viaje (8/11/2018)
Propuestas de otoño en Castilla y León* Guía de viaje (8/11/2018)
Episodio en PISTAS
Rincones y lugares de Castilla y León que resultan perfectos para visitarlo en otoño. Visitamos la villa romana La Dehesa, en la provinicia de Soria, y explicamos algo de su historia y de lo que depara su visita. PISTAS es una colaboración del blog de viajes SIEMPRE DE PASO en el programa "Aquí en la Onda" de Onda Cero Castilla y León. No dejes de consultar lo que sobre esta propuesta he publicado en el blog: https://www.siempredepaso.es/category/otono/ El otoño es uno de mis momentos preferidos del año para realizar viajes porque es también, y durante unas pocas semanas, el momento en el que muchos paisajes se muestran tan llenos de colorido que solo por eso, ya merecen una escapada para contemplarlos. Me estoy refiriendo muy especialmente a esos maravillosos entornos naturales en los que abundan los bosques de hoja caducifolia, como los hayedos y los castañares, que son los que muestran una mayor intensidad de colores. Y, por suerte, en Castilla y León tenemos muchos de estos lugares para poder escoger. De hecho, Castilla y León es la comunidad autónoma con mayor masa forestal de la península así que seguro que no nos van a faltar rincones en los que disfrutar. Y, uno de esos entornos que están ahora en un momento fantástico son los Ancares, de los que ya hemos hablado aquí en alguna ocasión. Encontramos este conjunto de valles y montañas que superan en muchas de sus cumbres los 2.000 metros en la esquina en la que se juntan las provincias de León y Lugo. Se trata de un territorio tan intrincado y difícil de recorrer que se fue quedando durante siglos como una especie de burbuja completamente olvidada y perdida en el tiempo. Y, precisamente, ese aislamiento que fue padecido por su habitantes como un estigma que les condenaba a vivir en condiciones de atraso, en comparación con otros territorios vecinos, pues reside hoy una buena parte de su encanto. De hecho, las construcciones más tradicionales de los Ancares, que son las pallozas, unas cabañas construidas con muros de piedra y techumbres de centeno, se han convertido hoy en un signo de identidad. Una recomendación que hago siempre ha quien tenga interés en realizar una escapada de dos o tres días por los Ancares es acercarse a conocer una de las pocas pallozas visitables que encontramos allí y que se localiza en la localidad de Pereda de Ancares. Es la Palloza Museo del Señor Antonio, la vivienda que utilizó a lo largo de su vida este vecino de la localidad y que conserva en su interior tanto la estructura típica de estas construcciones como los enseres, herramientas y utensilios que pertenecieron a quienes durante generaciones vivieron en ella. Com digo, ha acabao convertida en un museo imprescindible para rescatar la memoria de la vida tradicional en esta comarca. Si desde Pereda continuamos el viaje hacia Balouta, otro de los lugares imprescindibles en una visita a los Ancares por reunir uno de los mayores conjuntos de pallozas de la comarca, en la subida por el puerto de Ancares vamos a disfrutar de los maravillosos colores que nos ofrecen los bosques en esta época del año Pero tampoco hace falta irse a lugares montañosos o difíciles de transitar, como el que acabamos de hablar. En mitad de la meseta encontramos uno de esos rincones que estos días está en plena festival de los colores. Me estoy refiriendo ahora al Canal de Castilla, que atraviesa de norte a sur las provincias de Palencia, Burgos y Valladolid. El Canal de Castilla es una impresionante obra de ingeniería hidráulica trazada a lo largo de los siglos XVIII y XIX que tardo casi 100 años en construirse y que, desde luego, es uno de nuestros grandes tesoros patrimoniales. Tanto, que, a pesar de haber estado durante décadas en un estado de total abandono, podría compararse con el valor patrimonial de una catedral o de cualquiera de nuestros monumentos más reconocidos. Como digo, se trata de una obra que, además, tiene detrás una historia verdaderamente fascinante y hasta la que merece la pena acercarse en cualquier momento. Por ejemplo, ahora mismo nos vamos a encontrar los caminos de sirga, que son los caminos que corren por las dos orillas del canal, envueltos por el intenso color amarillo de los chopos que lo flanquean. De hecho, además del valor histórico, al que me he referido antes, el Canal de Castilla tiene también un alto valor ecológico, precisamente por ese apretado bosque de ribera que se ha ido formando en muchos de sus tramos a lo largo del tiempo. Y hablando del otoño y de rincones a lo largo del canal, uno de mis preferidos es la esclusa de Calahorra de Ribas, en la provincia de Palencia. Se trata de un lugar emblemático dentro de la historia del Canal porque fue el lugar preciso en el que dieron comienzo las obras del Canal de Castilla el 16 de julio de 1753 y que tiene, por tanto, una de las esclusas más antiguas del canal y, para mi gusto, una de las más bonitas. Y si lo que queremos es darnos un paseo por las orillas del canal disfrutando del color de los árboles podemos acercarnos desde aquí hasta la primera de las presas de retención, a algo más de un kilómetro, con el aliciente de conocer, además, el lugar en el que las aguas del Canal se cruzan con las del río Carrión. Y, como es un paseo totalmente llano y por caminos, si nos animamos a hacerlo en bicicleta una buena idea puede ser acercarse hasta el puente de Valdemudo, también uno de los primeros en construirse. Por último, otro hayedo que está fantástico en esta época es el del espacio natural de MONTE SANTIAGO, en la provincia de Burgos, con uno de los hayedos más notables del norte de Burgos. Por supuesto, al espectáculo de sus hayas despidiendo la hoja se suma el de unos precipicios con más de 300 metros de altura y el de una cascada, la que protagoniza el río Nervión en tiempo de lluvias, a los pocos metros de nacer, y que podemos disfrutar recorriendo la Senda del Cortado en tres sencillos kilómetros.
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Navidades de pueblo en Castilla y León * (20/12/2018)
Navidades de pueblo en Castilla y León * (20/12/2018)
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Sugerimos hoy dos de los pueblos más hermosos de Castilla y León para organizarse unas Navidades con sabor a pueblo. PISTAS es una colaboración del blog de viajes SIEMPRE DE PASO en el programa "Aquí en la Onda" de Onda Cero Castilla y León. No dejes de consultar lo que sobre esta propuesta he publicado en el blog: https://www.siempredepaso.es/navidades-de-pueblo-en-castilla-y-leon/ He traído hoy unas propuestas muy navideñas pero pensando, sobre todo, en quienes, llegando estas fechas, lo que buscan es lo contrario de lo que la mayoría hace. Es decir: tratar de escaparse de los ajetreos que suelen traer también estas fiestas. La Navidad es un momento diferente del año que se caracteriza, entre otras cosas, porque nos cambia el ritmo de nuestra rutina habitual: de repente nos vemos envueltos en una serie de celebraciones o de reuniones familiares que solo tienen lugar en estas fechas. Otra cosa que cambia también es el paisaje que nos rodea habitualmente, sobre todo si vivimos en las ciudades: las calles se llenan de colores, de luces, de música pero también de un ajetreo y de un ritmo que pueden llegar a cansarnos casi nada más empezar esas celebraciones. Así que, hay quien, al llegar estas fechas, en lo que se pone a pensar enseguida es en cómo huir de las calles abarrotadas de gente, de las colas en los comercios, las compras de última hora, las lucecitas intermitentes, los atascos del centro... Y empieza a imaginar cómo puede organizarse unos días tranquilos, sin prisa por levantarse, con tiempo para los paseos cortos y los desayunos largos. Y, a ser posible, en medio de paisajes nevados, con las montañas como telón de fondo, con una chimenea cerca, en una casa con vigas de madera y paredes de piedra, tertulia con amigos... Y tan lejos del mundanal ruido como se pueda... Así que nada mejor que pensar en una pequeña escapada de turismo rural por alguno de esos bellísimos pueblos que tenemos en nuestra comunidad. Uno de ellos podría ser la localidad burgalesa de Frías, de la que se dice que es la ciudad más pequeña de España. O por lo menos, de eso presume. Lo que nadie puede discutir es que tiene una de las estampas medievales más bellas -e inconfundibles- de España. Sus señas de identidad son el espectacular puente medieval sobre el río Ebro, levantado en el siglo XII, con nueve arcos ojivales y una poderosa torre fuerte con aspilleras y saeteras para cortar el paso a quien no pagara el peaje, y su enriscado castillo roquero. Auténtico nido de águilas, desde él se divisa una imprescindible panorámica de la localidad y el anfiteatro montañoso ante el que se alza. Para disfrutarla en su medida hay que dejar -por supuesto- el coche fuera del recinto amurallado y caminar un casco urbano que sabe a piedra y arquitectura tradicional hasta alcanzar la iglesia de San Vicente, en uno de sus extremos. Una de las recomendaciones que se pueden hacer en una visita a esta localidad es realizar el pequeño paseo que lleva hasta la vecina y hermosa localidad de Tobera. Está señalizado con las balizas del GR.85, no tiene pérdida y además permite disfrutar, sobre todo en los primeros kilómetros, de las trazas del viejo camino real que desde aquí llevaba hacia La Rioja. El pequeño pueblecito de Tobera, al que se entra por la iglesia de San Vicente, guarda en su corazón la sorpresa de un poderoso salto de agua. En este tramo, con fuertes desniveles, el río del Molinar baja tan a trompicones a encontrarse con el Ebro que fue memorable su colección de pequeños molinos –de donde le quedó el nombre- surgidos para aprovechar su incansable fuerza en todo tipo de moliendas. Mucho más conocida, por quedar junto a la carretera que sale hacia Busto de Bureba, es la bella estampa que componen la ermita de Nuestra Señora de la Hoz, el altar de Caminantes y un puentecillo al pie de los acantilados de rubia piedra de toba. Otro lugar lleno de encanto es la localidad soriana de Calatañazor. Otro pueblo de aires tan medievales que Orson Welles no pudo resistirse a la tentación de escogerlo para rodar buena parte de su "Campanadas a medianoche". Tal lucían sus calles, sus soportales con pilastras de madera de sabina, sus tejados de teja vieja, sus chimeneas cónicas, su rollo jurisdiccional, los retazos de su castillo, sus tabernas... La estampa de un pueblo con historia que había traspasado el túnel del tiempo para quedarse detenido en el siglo XI. Eso sucedía en 1965. La suerte es que, si el director americano se levantara de su tumba para rodar una secuela de aquella película, lo más seguro es que volviera a escogerlo porque sigue manteniendo prácticamente el mismo aire medieval de entonces. De nuevo dejando el coche a la entrada, hay que caminar por sus calles, oler sus vientos con sabor a hierba y leña, y llegarse hasta la plaza. El trayecto, aunque corto, es jugoso. Se empieza por la ermita de La Soledad, románica, a la entrada de la población, donde hay que levantar la vista para escudriñar sus canecillos, algunos con personajes de aspecto africano, y se continúa con la observación detenida de fachadas y viejos herrajes; calle arriba, la iglesia de Santa María del Casti¬llo, de ori¬gen románico, al¬berga piezas como un órgano portátil, una cá¬mara de tesoros, o manus¬critos reales del medie¬vo, un buen retablo en el al¬tar mayor, pila bautis¬mal ro¬máni¬ca, un valioso Cristo gó¬tico co¬no¬cido como del Am¬paro y un más que interesante Museo. En la plaza se alza el rollo jurisdiccional, del siglo XV, y al final llegamos a los restos del legendario castillo, asomándose hacia el llamado valle de La Sangre, de evidentes resonancias históricas y guerreras. Y es que una de las cosas que primero se citan siempre que se habla de Calatañazor es que en sus alrededores, seguramente que en el amplio valle que se divisa desde el castillo, tuvo lugar, en el año 1002 la batalla en la que el caudillo árabe Almanzor sufrió una herida por la que moriría algunas semanas después. Y de ahí el dicho de que en Calatañazor Almanzor perdió el tambor...
Viajes y lugares 6 años
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Villa romana La Dehesa (Soria) * Guía de viaje (19/11/2018)
Villa romana La Dehesa (Soria) * Guía de viaje (19/11/2018)
Episodio en PISTAS
Visitamos la villa romana La Dehesa, en la provinicia de Soria, y explicamos algo de su historia y de lo que depara su visita. PISTAS es una colaboración del blog de viajes SIEMPRE DE PASO en el programa "Aquí en la Onda" de Onda Cero Castilla y León. No dejes de consultar lo que sobre esta propuesta he publicado en el blog: https://www.siempredepaso.es/villa-romana-de-la-dehesa-en-cuevas-de-soria-soria/ Esta semana tenemos que arreglarnos y ponernos guapos porque vamos a ir de visita a casa de una familia un poco especial: vamos a acercarnos a conocer la casa de los Írrico o Írricos. Así se apellidaba la familia que a principios del siglo IV, y durante algo más de 100 años y dos o tres generaciones, vivió en unos campos muy próximos al actual pueblecito de Cuevas de Soria, en una casa de campo que debió de ser la envidia del vecindario, dado que si hubieran tenido vecinos cerca -que no se sabe- es difícil imaginar otra casita de campo como la suya que superara los 4.100 metros cuadrados. Vamos a visitar la villa romana La Dehesa, una de las tres villas romanas más importantes de la provincia de Soria. Encontramos la villa romana La Dehesa a unos veinte kilómetros de la capital soriana en dirección a Berlanga de Duero y un poquito antes de llegar a la localidad de Cuevas de Soria. Y lo que tiene de especial es, como decía, que vamos a poder recorrer el interior de la casa de una familia que no era familia cualquiera. Los Írrico o Írricos, que es el apellido que aparece en una inscripción de la casa, era una familia de raíces celtíberas que en unas pocas generaciones adaptó la cultura y formas de vida romana como propias. Es decir, se dieron a la buena vida que otros no se podían permitir e hicieron alarde del buen gusto que se le presuponía a una familia romana de pura cepa. Y esto se imagina no solo por las dimensiones de su casa de campo, también por el repertorio y calidad de los mosaicos que visten los suelos de 21 de sus 22 habitaciones. Contar con buenos mosaicos era para los romanos pudientes un lujo al que se entregaban con mucho entusiasmo. Tanto por el gusto que les daba caminar sobre ellos como por el orgullo con el que se los mostraban a las visitas. Así que a juzgar por los mosaicos de la villa romana La Dehesa, que es como se la conoce ahora, a los Írrico no les debía de ir nada mal en la vida. Al menos durante un tiempo, porque entre las muchas cosas que se desconocen de este lugar es el motivo por el que fue abandonada, dejándola tal cual pero sin un mueble. Algo que extraña, dado que en muchas ocasiones las villas romanas que se conocen en España quedaban abandonadas tras un incendio o la destrucción sufrida en alguna guerra pero siempre con los restos que habían formado parte de la vivienda en su interior. La villa romana La Dehesa fue descubierta, como tantas otras, de pura casualidad cuando en 1927 un hombre que intentaba levantar un cobertizo picó justo donde 1.600 años antes los Írrico habían disfrutado de su vivienda campestre, unas campas junto a las que pasa el río Izana, bien orientadas al sur y en la parte más protegida del valle. Aquel hombre, sin comerlo ni beberlo, había dado, efectivamente, con una de las primeras villas hispanorromanas descubiertas en España. Informado del hallazgo, el arqueólogo Blas Taracena fue el primero en hacerse cargo de las excavaciones para irse percatando, poco a poco, de que aquel descubrimiento casual había sacado a la luz un conjunto realmente excepcional, tanto por sus dimensiones como por la armonía de los diseños que mostraban sus mosaicos. Tras los primeros momentos de asombro, y después de realizar los dibujos de los 21 mosaicos que adornan sus suelos, el yacimiento ha vivido un largo camino, con muchas etapas de abandono, hasta que en 2012 se acondicionó para su apertura al público, integrado ahora en un proyecto museístico más amplio que explica la vinculación del mundo hispanorromano con la diosa romana Magna Mater, la Cibeles griega, fuente de la vida. Junto al yacimiento se ha construido una zona museística en la que, mediante un vídeo, es y algunas piezas arqueológicas se pone de relevancia cómo muchas costumbres actuales son la herencia cultural y religiosa legada por los romanos. Una vez visitada esa primera parte, que hace las veces de introducción en el contexto general en el que estuvo situada la villa, una pasarela permite al visitante transitar sobre la estructura del edificio mientras contempla desde arriba los mosaicos que han sido recuperados en las diferentes estancias. El edificio presenta una planta rectangular organizada en torno a un amplio espacio ajardinado. Alrededor del jardín se abre un espacioso corredor con columnas –el peristilo- que, a modo de claustro, ponía en comunicación y daba a las diferentes estancias. Una de las singularidades de este yacimiento es la presencia destacada de dos estancias a las que, por su volumen y espacialidad, se presupone una función especial. La más relevante, con un ábside semicircular, es la que se sitúa en el centro del lado norte, y que se conoce como aula magna, con casi 200 metros cuadrados. La otra gran estancia, en el lado oriental, fue el comedor. Junto a este último se localiza la zona termal a la que los romanos sabían sacar tanto partido. Otra singularidad de este yacimiento es que no está del todo claro que fuera una villa agrícola como las otras grandes villas romanas que tenemos en Castilla y León. Tanto la disposición como el tamaño de la mayoría de las estancias ha hecho interpretar a los investigadores que, más que tratarse de una explotación agropecuaria al uso en aquel ambiente hispanorromano, la villa La Dehesa pudo tener también una función algo más parecida a un centro formativo, puede que una especie de pequeño monasterio pagano en el que fueran frecuentes los debates y discusiones en pequeños grupos. Lo que sí se sabe es que este edificio fue levantado a principios del siglo IV sobre los restos de una construcción anterior del siglo I. Una forma muy apetecible -y recomendable- de completar la visita a esta villa es dando un pequeño paseo por el pequeño desfiladero del río Izana, un estrecho pasillo natural que rasga la superficie caliza del páramo entre las localidades de Cuevas de Soria y Villabuena. Un rincón que seguro que no ha cambiado casi nada desde el tiempo en el que los Írrico se dedicaban –posiblemente- a la cría de caballos es este cercano y recoleto desfiladero. Dependiendo de si el río lleva agua o no, es posible completar los 5 kilómetros de delicioso paseo entre ambas localidades con la sensación de caminar por un corredor del fin del mundo, un lugar tan apartado de todo como en su momento pretendieron estarlo, seguro, los Írrico en su casita de campo.
Viajes y lugares 6 años
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Por los alrededores de Aguilar de Campoo * Guía de viajes (11/10/2018)
Por los alrededores de Aguilar de Campoo * Guía de viajes (11/10/2018)
Episodio en PISTAS
Hoy descubrimos las sorpresas que nos depara un viaje conociendo lo que se esconde en el entorno de la localidad palentina de Aguilar de Campoo- PISTAS es una colaboración del blog de viajes SIEMPRE DE PASO en el programa "Aquí en la Onda" de Onda Cero Castilla y León. No dejes de consultar lo que sobre esta propuesta he publicado en el blog: https://www.siempredepaso.es/que-ver-en-torno-a-aguilar-de-campoo-palencia/ Habría que empezar con un paseo detenido por las calles de Aguilar de Campoo. Ya hemos hablado aquí en alguna ocasión de que Aguilar destaca por los excelentes ejemplos de arquitectura montañesa que encontramos por su calles, con esos explendidos y socorridos soportales que acotan su plaza de España, en la que también llama la atención la abundancia de galerías acristaladas, o los caserones con escudos nobiliarios que encontramos en varios puntos del callejero y que revelan la importancia que tuvo en el pasado esa clase social en la localidad. También hay un montón de cosas que ver muy cerca de esta población. Una de esas visitas que podemos hacer es acercarnos a conocer los restos la calzada romana de Los Blendios, que es el camino más antiguo que se conoce establecido como tal por los romanos para salvar la Cordillera Cantábrica entre Pisoraca (Herrera de Pisuerga, Palencia) y el denominado Portus Blendium (el actual Suances, en Cantabria). Un camino histórico que estuvo en uso hasta que los avances técnicos fueron brindando otras posibilidades a los ingenieros para atravesar las montañas. O hasta que otras vías de comunicación más modernas -como la actual autovía- la fueron dejando en el olvido. Por eso resulta una rareza descubrir que el humilde puente de La Perdiz sea uno de los restos de aquella calzada, con 2.000 años de historia sobre sus pilares, y que haya sobrevivido a tanto trajín. Se localiza un poco antes de entrar en Nestar junto a una pequeña área de interpretación con es y bancos. No solo en Aguilar perviven las huellas de la vieja hidalguía montañesa que ejerció su poderío al pie de la Cordillera Cantábrica, con los marqueses de Aguilar a la cabeza. Hay varias localidades en torno a Aguilar en las que resulta asombrosa la densidad de casas fuerte, torres o pequeñas fortalezas blindadas por torreones y cercas de piedra. Una de esas localidades es Villanueva de Henares, a unos 15 km de Aguilar. Entre su repertorio de casas hidalgas blasonadas encontramos la de Los Mayorazgos, una torre fuerte como la de La Capellanía o el soberbio palacio barroco del s.XVII conocido como “La Casona”. Por encima de este palacio, la carretera da a un mirador con bancos desde el que resulta obligado contemplar todo el conjunto. Otra curiosidad relacionada con Villanueva es la presencia del menhir conocido como la “piedra de Sansón”, relacionado con los conjuntos megalíticos de Valdeolea. Se ve sin dificultad, hincado en una linde entre los campos de labor, cerca de la carretera que lleva hacia la autovía. Y otra localidad, también con muy buenas muestras de arquitectura tradicional montañesa es la de Canduela, Declarada Conjunto Histórico. Es otro casco urbano repleto de casonas montañesas, algunas tan notables como la conocida como “la Torrona”. El embalse de Aguilar ofrece un montón de posibilidades. Una de ellas es, por ejemplo, acercarnos a conocer la iglesia de uno de los pueblos que quedaron anegados con la construcción del embalse. Esta construcción se llevó a cabo entre 1953 y 196, y supuso la inundación de los pueblos de Cenera de Zalima, Villanueva del Río, Frontada y Quintanilla de la Berzosa. Bueno, pues resulta que la ubicación de las iglesias románicas de estas dos últimas poblaciones, en un nivel más alto que el resto de las casas, las salvó de la inundación y hoy aparecen sobre el paisaje solitarias y huérfanas de las localidades a las que dieron servicio. En concreto, la iglesia de San Andrés de Frontada se localiza en una apartada península del embalse hasta la que se accede, en 3,6 km, por un buen camino de tierra que encontramos señalizado en la carretera que bordea el embalse, 1 km antes de la localidad de Foldada, yendo desde Aguilar. Estos 3,6 km son una excelente excusa para disfrutar de un paseo por las orillas del embalse. Quizás más aún cuando el nivel de las aguas baja un poco y permite ver los restos del pueblo inundado a muy pocos metros de la iglesia y su cementerio. En torno a la iglesia, arropada por un frondoso pinar, mesas y bancos se brindan para un agradable descanso.
Viajes y lugares 6 años
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El FOTOcalendario del blog SIEMPRE DE PASO: Un proyecto de autoedición mediante micro mecenazgo
El FOTOcalendario del blog SIEMPRE DE PASO: Un proyecto de autoedición mediante micro mecenazgo
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En este programa Javier Prieto Gallego, editor del blog SIEMPREDEPASO.ES y colaborador del programa de ONDA CERO CASTILLA Y LEÓN, charla acerca de lo que es un proyecto de micro mecenazgo y de cómo este puede hacer posible la autoedición de un Fotocalendario de pared. También explica con detalle el proyecto y cómo es posible contribuir a que se haga realidad. Más info en: https://www.siempredepaso.es/fotocalendario-2019-un-proyecto-de-edicion-en-el-que-tu-puedes-participar/ Más informa
Viajes y lugares 6 años
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08:02
El Valle de Mena * Guía de viaje (17/9/2018)
El Valle de Mena * Guía de viaje (17/9/2018)
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Hoy viajamos hasta el norte de la provincia de Burgos para conocer el Valle de Mena. PISTAS es una colaboración del blog de viajes SIEMPRE DE PASO en el programa "Aquí en la Onda" de Onda Cero Castilla y León. No dejes de consultar lo que sobre esta propuesta he publicado en el blog: https://www.siempredepaso.es/joyas-romanicas-del-valle-de-mena-burgos/. Hoy vamos a encaminar nuestros pasos hacia un territorio con mucha historia y con muchas cosas que ver. Y también hacia un destino que, precisamente, puede ser de lo más oportuno para disfrutarlo, por ejemplo, a lo largo de este otoño que acaba de comenzar: propongo que organicemos una escapada para conocer el Valle de Mena. Encontramos el Valle de Mena en el extremo más septentrional de la provincia de Burgos, justo en el límite con la provincia de Vizcaya. Y lo que tiene de especial es que estamos hablando de un enorme cuenco natural de características plenamente cantábricas que destaca tanto por los espectaculares paisajes que ofrece, especialmente desde los bordes de ese gran cuenco natural, con acantilados y saltos de agua, y también por la riqueza y variedad de unos entornos naturales que le han valido su inclusión dentro de la Red Natura 2000. El Valle de Mena es un profundo cuenco natural hundido entre las poderosas crestas montañosas de los Montes de Ordunte, por el norte, y los Montes de la Peña, por el sur. Ambas con picos que superan de largo los 1.100 metros de altitud. En el fondo de ese cuenco, encontramos a Villasana de Mena, capital del valle, que se sitúa en torno a los 350 metros de altitud. Está configuración orográfica fue vista prácticamente desde siempre como un corredor natural por el que han transitado cuantos necesitaban viajar desde las costas cantábricas, a unos escasos 20 km en línea recta, hacia el interior de la meseta. Desde los romanos, que unieron por el fondo de este cuenco las mansiones de Herrera de Pisuerga y Castro Urdiales, hasta las corrientes migratorias que a mediados del siglo XX vaciaron el norte burgalés con el éxodo rural que alimentó la industrialización de la cercana ciudad de Bilbao. Y todo ello pasando, claro, por la aventura repobladora de los foramontanos, que penetraron por aquí hacia el interior mientras la Reconquista empujaba al mundo musulmán hacia el sur. Así, como sin dar la importancia que de verdad tiene, en nuestra visita al Valle de Mena podemos acercanos hasta una sencilla lápida que junto a la localidad de Taranco nos recuerda la ubicación del monasterio, que ocupaba más o menos esas mismas praderas, entre cuyas paredes el abad Vítulo escribió, el 15 de septiembre del año 800, el documento más antiguo que se conozca en el que aparece por primera vez la palabra "Castilla", y que refleja, por tanto, una incipiente realidad política que ya por entonces iba cobrando forma y a la que se aludía con esa denominación. Hay que recordar también que el Valle de Mena forma parte de Las Merindades burgalesas, que son una muestra de organización territorial ligada por completo a la pujanza que irá cobrando el Condado de Castilla. Otra cosa que sorprende mucho en una visita al Valle de Mena es el recorrido por un tramo de la calzada romana que, como decía antes, unía las mansiones de Herrera de Pisuerga y Castro Urdiales. En un lugar algo apartado encontramos los hermosos restos, casi escondidos y secretos de la Calzada de Mena, en los alrededores de la localidad de Irús. Disfrutar de esta pequeña sorpresa, arropada por la fronda del camino y oculta a quienes se limitan a llegar hasta donde llega el asfalto, exige echar pie a tierra en la iglesia de esta localidad, Irús, y buscar el camino que por delante del cementerio comunica esta población con la de Arceo, a unos escasos 5 km. No hace falta caminar mucho para descubrir que bajo el polvo del que parece un sencillo camino vecinal lo que se oculta es, en realidad, el empedrad0 desgastado pero firme y sólido de una calzada por la que transitó la Historia hasta que la carretera que atraviesa hoy el valle vino a dejarla en baúl de los rincones olvidados. Pero aún hay más. Aproximadamente a mitad de trayecto, un rumor que surge algunos metros por debajo del camino indica que se está llegando a una zona donde el Hijuela, que es el río que nos va a acompañar en buena parte del trayecto, se descuelga en varias y sucesivas cascadas que, seguro, nos van a invitar a detenernos para hacer fotos. Pero no es el único salto de agua que vamos a encontrar. Se trata de un territorio de clima y paisaje cantábrico en el que, sobre todo en época de lluvias, abundan los cursos de agua y las cascadas. Y uno de esos rincones hasta los que hay que acercarse es, también, el nacimiento del río Cadagua, uno de los afluentes más importantes del río Nervión. Este río, con cerca de 70 kilómetros de recorrido y desembocadura en Baracaldo, brota por las bravas en un despeñadero umbrío y recóndito. En este caso, el paseo que nos lleva hasta allí se inicia también por detrás de la iglesia de la localidad de Cadagua y enseguida, caminando entre prados, nos lleva hasta la orilla derecha del río para, en pocos metros, alcanzar las torrenteras por las que, si ha llovido en abundancia, vemos brotar el río. La visita a este nacedero puede ser una buena oportunidad para recorrer un pequeño tramo del sendero GR.85 que atraviesa el valle y que lleva, en un par de horas desde estas nacientes, hasta la iglesia de Siones. Hasta ahora hemos estado hablando de rincones naturales pero este valle es también famoso por albergar dos de los mejores ejemplos de estilo románico de toda la provincia: las iglesias románicas de Santa María, en Siones, y San Lorenzo, en Vallejo. Muy cercanas entre sí, apenas separadas dos kilómetros en línea recta, y sin que exista una conexión directa entre ellas en cuanto al momento de su construcción, resulta que comparten, además de territorio y linaje, el encanto de unas hechuras que las hacen destacar como dos de los edificios más singulares del románico burgalés. Además, muy cerca, a 1 km de Siones, merece la pena acercarse a contemplar el tímpano que luce una pequeña iglesia en el que se muestra la insólita representación de Jesús con la cruz a cuestas rodeado de soldados, mientras en la orla exterior se ha tallado el sepulcro vacío, con guardianes dormidos, un ángel y las tres Marías. Son dos sencillas escenografías llenas de emoción y expresividad. Y todavía quedarían por mencionar rincones tan emblemáticos del valle como el Santuario de Cantonad o alguna de las pequeñas localidades que salpican ese paisaje de prados y cursos de agua del que hemos estado hablando... A lo largo y ancho del valle vamos a encontrarnos con un montón de pueblecitos bañados por el aire medieval de las varias torres-fuerte que todavían permanecen en pie. Otra visita imprescindible es, desde luego, el paseo por el casco histórico de Villasana de Mena que ejerce, además, como capital del valle.
Viajes y lugares 6 años
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Los Chiviteros de Torregamones * Senderismo (19/9/2018)
Los Chiviteros de Torregamones * Senderismo (19/9/2018)
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Hoy viajamos hasta un apartado rincón de los Arribes zamoranos para conocer las Chiviteras de Torregamones. PISTAS es una colaboración del blog de viajes SIEMPRE DE PASO en el programa "Aquí en la Onda" de Onda Cero Castilla y León. No dejes de consultar lo que sobre esta propuesta he publicado en el blog: https://www.siempredepaso.es/un-paseo-hasta-los-chiviteros-de-torregamones-zamora/ El verano es un momento estupendo para tomarse algún descanso pero también para organizarse algún viaje de esos que se hacen sin prisa o, por ejemplo, para recorrer caminos y curiosear alguno de esos rincones que muchas veces nos pillan un poco a tras mano de las grandes rutas o de los destinos más conocidos pero que al final son los que mejor sabor de boca nos dejan. Así que en esta ocasión vamos a proponer un pequeño viaje hasta uno de esos rincones medio olvidados, muy a tras mano de las grandes rutas viajeras y que encontramos nada menos que en mitad de los Arribes zamoranos. Hoy había pensado que podíamos prepararnos una escapada hasta los Chiviteros de Torregamones. Pero ¿qué son los Chiviteros de Torregamones? Pues un chivitero o chivetero es un corral o un aprisco en el que se encierran los chivos, las crías de la cabra, especialmente para protegerlas cuando son muy pequeñas para que no se escapen o puedan ser atacadas por zorros o lobos. En este caso concreto, los Chiviteros de Torregamones son, también, una especie de pequeño homenaje a una vida pastoril que, por suerte, hace ya algún tiempo que forma parte del pasado. Este lugar al que me estoy refiriendo hoy, un conjunto de pequeños chiviteros en las que se ponían a resguardo a las crías de las cabras que acababan de nacer y que encontramos en los alrededores de la localidad zamorana de Torregamones es, en el fondo, además de un paraje lleno de encanto, una pequeña lección de la sencillez, la austeridad y la sabiduría con la que discurría la vida en el medio rural hace todavía unas pocas décadas. Por suerte, los cabreros de hoy, si quieren, pueden llevar teléfono móvil en el zurrón o incluso un ordenador portátil o una tablet y trabajar con aplicaciones, si tienen conexión a Internet. Y, si les surge algún problema mientras están en el campo, tienen, también, la posibilidad de hacer una llamada para que alguien les vaya a buscar con un todoterreno, por ejemplo si están muy lejos o tienen que cargar con un chivín recién parido. Pero antes, a lo mejor no hace tanto como parece, las cosas en el campo eran bastante diferentes. Y el oficio de cabrero o de pastor, también. Entre esas diferencias está que, en función del lugar de pastoreo, no siempre era posible regresar con el rebaño por las noches. Antaño era común que, sobre todo en el verano, los pastores de cabras, de vacas o de ovejas, pasaran los días y las noches junto a sus rebaños. Por eso abundaban en el paisaje las majadas, tenadas, los corrales, los chozos y, en Los Arribes zamoranos, abundan también los chiviteros, unas diminutas cabañas en las que el cabrero encerraba a los chivos recién paridos para ponerlos a salvo de zorros, lobos y otros depredadores de los campos sayagueses. Se trata, entonces, de un conjunto de pequeños corrales en los que los pastores guardaban las crías de las cabras cuando estaban pastoreando y que no podían cargar con ellas. Este conjunto de chiviteros estuvieron en uso prácticamente hasta los años 90 del siglo pasado y han sido reconstruidos con el propósito de que quede en el paisaje al menos una referencia de cómo eran entonces y para qué servían. Unos chiviteros que resultan también peculiares por la forma que tienen, al menos para quienes no hemos vistos unos antes. En este caso concreto los de Torregamones tienen la forma que es habitual en toda esta zona de los Arribes pero que resulta muy llamativa porque son exactamente iguales que pequeñas cabañitas circulares con las paredes de piedra y los techos de cubierta vegetal que recuerdan mucho a eso, unas cabañas de pastor pero en miniatura. De hecho, tienen el espacio justo para albergar en cada una de ellas a una o dos crías de cabra recién nacidas. Una peculiaridad que tienen es que se hacían con una puerta muy pequeña, lo suficiente para introducir por ella a la cría a la que se iba a dejar allí por la noche, y luego el hueco de la puerta se tapaba con una piedra grande de manera que los lobos o los zorros no encontraran la forma de llevarse una presa que desde luego para ellos era de lo más apetecible. Encontramos estos chiviteros a unos 6 km de la localidad zamorana de Torregamones y, aunque es posible llegar hasta ellas en coche, desde luego la recomendación que hacemos desde aquí es hacerlo a pie. Está claro que es la mejor forma de disfrutar, no solo de este rincón, sino de un entorno tan lleno de encanto como son los Arribes. Si lo hacemos así podemos completar perfectamente un recorrido circular con inicio y final en la localidad de Torregamones, de unos 12 kilómetros, que resulta perfecto para hacer en una mañana o una tarde. Desde Torregamones a los chiviteros vamos a seguir unas balizas de color blanco y verde que nos van a llevar hasta ellos para conectar después con las marcas blanquirrojas del GR.14 que regresa a Torregamones por la ribera del arroyo de Fenoya, parando en viejos molinos y a través de un extenso encinar también con mucho encanto. Como siempre, quien quiera ver fotos de estos chiviteros, el mapa con el recorrido o la descripción un poco más detallada del paseo no tiene más poner la palabra Torregamones en el buscador del blog SIEMPREDEPASO.ES y ahí va a encontrar el reportaje en el que se habla de todo lo que hemos estado comentado hoy. También se puede reservar directamente el alojamiento para pasar el fin de semana en esa zona de los Arribes o en cualquier otro rincón de Castilla y León.
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Dos paseos para el verano * Senderismo (21/06/2018)
Dos paseos para el verano * Senderismo (21/06/2018)
Episodio en PISTAS
Ha llegado el verano. Con este motivo os propongo dos paseos por la naturaleza especialmente recomendables para realizar en verano. PISTAS es una colaboración del blog de viajes SIEMPRE DE PASO en el programa "Aquí en la Onda" de Onda Cero Castilla y León. Después de esta primavera tan desapacible que hemos tenido seguro que hay ya quien está deseando que le hagamos sugerencias para aprovechar al máximo estos días veraniegos que tenemos por delante. Así que, si te parece, podemos aprovechar el programa de hoy para dejar apuntados algunos paseos que pueden estar más indicados para hacer, precisamente, en verano. Entre las muchas que se pueden encontrar en el blog SIEMPREDEPASO.ES, te voy a comenzar señalando uno de esos paseos que, en realidad, apetecen durante todo el año pero que tal vez durante el verano puede hacerlo un poco más. Es el paseo que lleva hasta las que se conocen como las Calderas del río Cambrones. Se trata de un paseo algo montañero que nos va a llevar por las laderas septentrionales de la Sierra de Guadarrama hasta encontrarnos con la serie de pequeñas piscinas naturales que el río ha ido labrando entre las paredes de granito por las que baja de la sierra y que son, precisamente, uno de los alicientes de la caminata. Las fuentes del río Cambrones se localizan en las laderas septentrionales de la Sierra de Guadarrama, en el puerto de Malagosto, casi a 2.000 metros de altitud, desde donde descienden para ser represadas en el embalse del Pontón, a muy pocos kilómetros de la capital segoviana. Hay que decir que se trata de un paseo de unos 8 kilómetros entre la ida y la vuelta, que no está señalizado sobre el terreno y para el que, por lo tanto, vamos a tener que preparar con antelación la documentación que nos va a hacer falta, especialmente la descripción del recorrido y un croquis que podemos encontrar en el blog. Quizá, lo más complicado del paseo sea, precisamente, localizar el inicio dado que, una vez que lo encontremos, es tan fácil como seguir por los caminos bien marcados que suben por una u otra orilla del río. Y el inicio lo encontramos en el denominado Puente de la Princesa en las afueras de la localidad de La Granja de San Ildefonso, en la provincia de Segovia. Desde este lugar, que será el lugar donde dejemos el coche, hasta las Calderas puede tardarse una hora y media más o menos. Es un camino relativamente fácil, excepto el tramo final que corre por una ladera bastante inclinada, que requiere buen calzado y bastones de senderismo para apoyarse cuando caminenos por la roca pero que, como digo, tiene al final la fantástica recompensa de disfrutar de este apartado rincón de la sierra y la posibilidad, si nos atrevemos, de darnos un pequeño remojón en estas frescas y salvajes piscinas naturales. Otra posible sugerencia para realizar alguno de estos próximos fines de semana del verano podría ser un paseo por el que se conoce como Desfiladero de los Calderones. Es un estrecho pasillo natural que encontramos en el norte de la provincia de León y que nos va a dar pie para realizar un tranquilo paseo en familia siempre y cuando el arroyo que corre por el interior de este desfiladero haya dejado de pasar por él, cosa que sucede durante los meses de menos lluvias. Y por eso decía que puede ser una propuesta para tener en cuenta a lo largo de estas próximas semanas. Para arrancar este paseo tenemos que llegar antes a la localidad de Piedrasecha, en la comarca de Luna. Ahí vamos a encontrar la señalización de un paseo que nos lleva, en un primer tramo, hasta la conocida como Fuente del Manadero, situada en un punto en el que el desfiladero comienza a estrecharse. Tan sólo unos metros más allá se llega, justo cuando el pasillo se estrecha tanto que casi parece el pasillo de una casa, a la cueva de Las Palomas, que queda en alto, sobre el desfiladero y hasta la que se accede por una escalera. Es la manera de alcanzar la puerta de la oquedad en la que la devoción popular sitúa a la Virgen del Manadero, y que es objeto de una multitudinaria romería que tiene lugar cada verano el último domingo de julio. Como digo, a partir de este punto se encuentra la parte más espectacular del desfiladero, que está considerado Punto de Interés Geológico. Los geólogos explican que este pasillo es fruto de la acción erosiva del arroyo de los Calderones sobre unas calizas que fueron formándose hace 360 millones de años, cuando todo esto no era otra cosa que el fondo de un mar al que iban a parar los caparazones de los animales muertos. Lo interesante aquí es ver cómo el agua y la disolución kárstica han ido trabajando pacientemente todo el repertorio de cuevas, simas y formas de las que son capaces. El arroyo de los Calderones es una corriente de carácter estacional que, en época de lluvias o deshielos ocupa, desde aquí y hacia arriba, todo el espacio disponible. Pero cuando llega el buen tiempo, el caudal merma hasta desaparecer por completo para continuar fluyendo bajo tierra. Y es entonces cuando el paso por Los Calderones queda abierto para el peatón. También para los pastores que guardaban su cabaña en la vega de Santas Martas, un kilómetro más arriba, donde en otros tiempos dicen que existió todo un pueblo con abadía incluida, y que desapareció, según una leyenda, por comulgar todo el pueblo un domingo con un pan que habían hecho, sin saberlo, con el agua en el que había estado una salamandra. Y hasta ahí precisamente, hasta esta vega de Santas Martas, es hasta donde podemos continuar nosotros este fácil paseo que desde Piedrasecha tiene algo más de 3 km que se pueden hacer sin dificultad en alrededor de una hora.
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Vías Verdes en Castilla y León * Guía de viaje (24/05/2018)
Vías Verdes en Castilla y León * Guía de viaje (24/05/2018)
Episodio en PISTAS
Con motivo del 25 aniversario de la inauguración de la primera Vía Verde en España, hoy hablamos de las Vias Verde en Castilla y León y proponemos algún recorrido en concreto. PISTAS es una colaboración del blog de viajes SIEMPRE DE PASO en el programa "Aquí en la Onda" de Onda Cero Castilla y León. No dejes de consultar lo que sobre esta propuesta he publicado en el blog: https://www.siempredepaso.es/via-verde-de-laciana-y-el-centro-del-urogallo-leon/ La excusa de esta semana para nuestra escapada viajera es, de nuevo, una celebración, en este caso la de los 25 años desde la inauguración de la primera Vía Verde en España. Una exitosa propuesta de turismo activo que ha ido sumando un montón de kilómetros a lo largo de estos 25 años: en estos momentos nada menos que 2.700 kilómetros de vías recuperadas en 123 itinerarios debidamente acondicionados para su uso turístico a pie o en bicicleta. Una "moda" que, como otro tipo de propuestas relacionadas con el auge del turismo activo y de naturaleza, nos llegó del extranjero justo en un momento el que nuestras infraestructuras ferroviarias estaban pasando por una profunda transformación. Una transformación que suponía la reorganización de todo el trazado de los ferrocarriles españoles apoyándose en dos premisas: la modernización de las infraestructuras y la escasa rentabilidad de una gran parte del sistema ferroviario, dejando fuera de uso aquellos trayectos con poca demanda de uso o cuyas infraestructuras se hubieran quedado claramente obsoletas, al mismo tiempo que se hacía una clara apuesta por el desarrollo de las comunicaciones por carretera. Es así como en aquel momento se quedaron sin servicio cerca de 6.000 kilómetros de vías, muchos de ellos, precisamente, atravesando zonas con orografías complicadas, entornos rurales que habían venido también vaciándose en las últimas décadas o pertenecientes a entornos mineros o industriales desmantelados al empuje de los nuevos tiempos. Algo que sucede también en un momento en el que cada vez hay más interés por desarrollar un turismo concienciado y volcado hacia destinos en los que paisaje y ecología son protagonistas y que casa a la perfección con los centenares de kilómetros que a lo largo y ancho de nuestra geografía fueron construidos, en muchas ocasiones, como digo, atravesando una orografía complicada o entornos naturales por los que resultaba imposible transitar si no era en tren. Es así es como nace en 1993 el proyecto "Vías Verdes" destinado a rehabilitar algunos de estos trazados ya sin uso, impulsado por el Ministerio de Obras Públicas y Transportes, Renfe y Feve. Un ambicioso plan de rehabilitación de líneas ferroviarias en desuso, que sigue el ejemplo que ya existía en otros países, con el fin de promover su reacondicionamiento para que puedan ser utilizadas de nuevo como estupendos caminos por los que transitar a pie o en bicicleta. Y de los cuales tenemos algunos interesantes ejemplos en Castilla y León: en estos momentos, nada menos que 14 tramos señalizados y acondicionados en distintos trazados ferroviarios que habían quedado en desuso o que directamente, como es el caso del ferrocarril Santander-Mediterráneo, nunca llegaron a estar completamente terminados. Precisamente en este trazado, que pretendía unir la costa cantábrica con la mediterránea después de atravesar media península, acaba de terminarse el tramo más reciente habilitado como Vía Verde en Castilla y León. Es un trayecto de 43 km que une las localidades de Castellanos de Bureba, al norte de la provincia, con Quintanilla de Vivar, una localidad a tan solo 10 km de la capital burgalesa. Y, lo que tiene de especial, es que estos kilómetros de Vía Verde vienen a sumarse a otros que ya están en funcionamiento en ese mismo trazado ferroviario con la intención de acabar conectándolos todos y llegar a formar un gran corredor verde por el que podría viajarse a través de caminos y espacios naturales desde Santander hasta el puerto de Sagunto. De hecho, uno de los objetivos que hay trazados a medio plazo es completar el recorrido entre la capital soriana y Castellanos de Bureba pasando por la capital burgalesa, todo ello a través de caminos y viejos trazados ferroviarios que sumarán más de 160 km. Pero ¿qué cosas deberíamos tener en cuenta si nos decidimos a preparar una escapada por una de estas Vías Verdes. Bueno, lo primero que hay que decir es que uno de los grandes atractivos que tienen estos itinerarios es, precisamente, que están perfectamente acondicionados y no presentan, en la práctica, la más mínima dificultad para su recorrido. De hecho, una de las cosas que más se tienen en cuenta en su preparación es todo lo relacionado con la seguridad: nos los vamos a encontrar perfectamente señalizados, con barreras protectoras, puentes, indicaciones o avisos en los cruces por donde pueda haber coches... Otra característica es, precisamente, la seguridad que da para peatones y ciclistas el hecho de que por estos caminos no pueda circular ningún otro tipo de vehículos. Y otra característica que los hace también muy apetecibles es que mantienen la suavidad en los desniveles que es propia de los trazados ferroviarios, con lo que sabemos que no nos vamos a encontrarnos con repechos importantes. De hecho, las Vías Verdes cumplen todos los requisitos para ser considerados como Caminos Accesibles en los que se han eliminado las posibles barreras para que puedan también ser disfrutados, por ejemplo, en silla de ruedas. Como ves, se trata de propuestas que pueden disfrutar personas de cualquier edad y condición física, perfectas para hacer con niños o en familia, para las que únicamente vamos a tener en cuenta los mismos aspectos que para cualquier otra actividad que hagamos al aire libre. Es decir, preparar el equipo que vayamos a utilizar, la bicicleta casi siempre en este caso; estar atentos a la previsión meteorológica; estudiar el itinerario y prever cuáles van a ser nuestros puntos de salida y de llegada y las paradas intermedias. ¿Alguna de las Vías Verdes que tenemos en Castilla y León para una pequeña escapada en estos días de primavera? Pues, como digo, en Castilla y León podemos escoger hasta 14 itinerarios diferentes con un montón de kilómetros de recorrido. Para elegir una, lo mejor es visitar la web de las Vías Verdes, que es VIASVERDES.com o también se pueden encontrar varias Vías Verdes descritas en el blog de viajes SIEMPREDEPASO.ES. Por ejemplo, una de las que podemos encontrar en el blog es la Vía Verde de Laciana, que discurre entre las localidades de Villablino y Caboalles de Arriba. Se trata de un antiguo ferrocarril minero desmantelado, con un trazado de unos 7 km, que tiene como aliciente añadido el hecho de que nos acerca hasta la misma puerta de la Casa del Urogallo que está instalada en Caboalles de Arriba y que nos va a permitir aprender muchas cosas sobre este animal de nuestra fauna que está en grave peligro de extinción.
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Los Picos de Europa y el Desfiladero del Cares * Guía de viaje (10/5/2018)
Los Picos de Europa y el Desfiladero del Cares * Guía de viaje (10/5/2018)
Episodio en PISTAS
Este año se cumple el primer centenario de la declaración del Parque Nacional de los Picos de Europa. Con esta excusa nos acercamos a conocer uno de sus rincones más famosos: el Desfiladero del Cares. PISTAS es una colaboración del blog de viajes SIEMPRE DE PASO en el programa "Aquí en la Onda" de Onda Cero Castilla y León. No dejes de consultar lo que sobre esta propuesta he publicado en el blog: https://www.siempredepaso.es/el-valle-de-valdeon-de-arriba-abajo-leon/ Los tres macizos que conforman el Parque Nacional de los Picos de Europa constituyen una de las maravillas paisajísticas y naturales más sobresalientes de España. También una de sus joyas más delicadas. Estos fueron los dos impulsos que movieron a un grupo de visionarios hace ahora 100 años para lograr convertirlo en nuestro primer parque nacional. Dentro de unos meses se van a conmemorar los 100 años de la proclamación del primer Parque Nacional declarado en España y uno de los primeros en ser declarados en el mundo, tan solo unos años después de que se creara el parque de Yellowstone, en Estados Unidos, que fue el primero de todos. Es un buen momento tanto para acercarnos a cualquiera de los maravillosos rincones que encontramos en los Picos de Europa como para conocer un poco mejor la historia de este espacio natural. Una historia en la que destaca el nombre de don Pedro Pidal, marqués de Villaviciosa, como principal impulsor de las medidas que culminaron con la creación del Parque Nacional de la Montaña de Covandonga, el 22 de julio de 1918, y su proclamación oficial, que tuvo lugar el 8 de septiembre de ese año y que se hizo coincidir con la conmemoración del Decimosegundo Centenario de la Batalla de Covadonga. Todo ello fue posible gracias a una sensibilidad que hace 100 años era completamente novedosa y que fue la que impulsó el deseo, también novedoso y vanguardista en su momento, de ponerlas a salvo de futuras depredaciones especulativas de todo tipo. Algo que ha sido esencial para evitar, por ejemplo, que se produjera en su interior una sobreexplotación de industrias mineras, se acabara con la madera de los bosques o que un abuso de las actividades de caza terminaran con algunas de las especies más emblemáticas. La primera zona de protección que se estableció en 1918, con la denominación de Parque Nacional de la Montaña de Covandonga, comprendía solamente el denominado Macizo Occidental de los Picos de Europa o del Cornión. Y giraba en torno a lo que es, desde luego, uno de sus lugares más bellos y emblemáticos: los Lagos de Covandonga. Hubo que esperar hasta el 30 de mayo de 1995 para que el parque nacional incluyera también los otros dos macizos montañosos con los que forma un todo. Es entonces cuando pasa a denominarse con el nombre actual de Parque Nacional de los Picos de Europa. En el año 2014 vuelve a ampliar de nuevo sus límites y en la actualidad comprende 67.455 ha. de superficie, que le convierten en el segundo en extensión, tras el de Sierra Nevada, de los quince que actualmente componen la Red de Parques Nacionales de España. Con más de 1.900.000 visitantes, es el tercero más visitado de España después de los del Teide y la Sierra de Guadarrama. Econtramos la superficie del parque repartida entre el Principado de Asturias, Cantabria, y Castilla y León. Y, dentro de Castilla y León, el territorio comprendido dentro del Parque Nacional son los valles de Sajambre y Valdeón, dos hermosísimos rincones de esta comunidad autónoma hasta los que merece la pena acercarse en cualquier momento. Como digo, en Castilla y León tenemos estos dos valles leoneses formando parte del Parque Nacional, los dos con propuestas muy interesantes para visitar. Pero hoy podíamos mencionar el que es también uno de los rincones más visitados y espectaculares y que se conoce como la Garganta o el Desfiladero del Cares. El Desfiladero del Cares es una garganta natural de roca caliza abierta por el río Cares en lo más profundo del valle leonés de Valdeón, que sirve como separación entre los macizos Occidental y Central de los Picos de Europa. Un pasillo tan espectacular por sus dimensiones que en algunas partes aparece mencionado como la "garganta divina". Se trata de una garganta natural abierta entre los dos macizos y que resultaba totalmente impracticable hasta que se construyó un canal para llevar las aguas del río Cares hasta la central de luz de Puente Poncebos, en el lado asturiano. Ese canal vino a construirse entre 1917 y 1924 y la idea que lo alimentó fue la de taponar la entrada del desfiladero con una pequeña presa y conducir desde ella el agua del Cares por un canal hasta la central hidroeléctrica. Una obra humilde en apariencia pero descomunal si se tienen en cuenta la época y el entorno. Un reto que supuso horadar montañas a pico y pala o trabajar colgando sobre abismos con decenas de metros de caída. Un reto que continuó tras la finalización de las obras como consecuencia de la necesidad del mantenimiento de este canal. Abierto entre paredes prácticamente verticales, los frecuentes desprendimientos y avalanchas causados por lluvias o nevadas obligaban a reparaciones continuas y a realizar obras de alto riesgo para los trabajadores que se atrevían a realizarlas, con continuos accidentes mortales. Y esa fue la razón para que, en la década de los cuarenta del siglo XX, se acometiera la realización de la senda que corre hoy junto al canal mientras acompaña el discurrir del Cares. Una senda que, dada la espectacularidad de las vistas que ofrece, con puentes tendidos de pared a pared, túneles y cornisas talladas en la roca al borde del abismo, se ha convertido en uno de los puntos de atracción más impactantes del sector leonés del Parque Nacional de los Picos de Europa y también en uno de los destinos senderistas más conocidos dentro y fuera España. El recorrido de la Senda del Cares supone un trayecto de 11 kilómetros entre la localidad de Caín, en el lado leonés, y Puente Poncebos, en el asturiano, en el que pueden tardarse unas 3 horas largas y que dado que discurre por una zona de alta montaña, por un camino que en algunos puntos no alcanza los dos metros de ancho y al borde de continuos precipicios, exige altas dosis de prudencia, atención y un mínimo de equipo para realizarlo. Un buen consejo para quien no disponga de tanto tiempo para realizar todo el trayecto es acometer, al menos los tres kilómetros iniciales que arrancan desde la localidad de Caín, en los que encontramos algunos de los tramos más espectaculares de la senda. En cualquier caso, siempre es recomendable recabar primero toda la información relacionada con este recorrido tanto en las propias oficinas del parque nacional como en el blog SIEMPREDEPASO.ES, donde, además, es posible también reservar el alojamiento que nos pueda hacer falta.
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La floración del cerezo en el Valle de Caderechas * Guía de viaje (26/4/2018)
La floración del cerezo en el Valle de Caderechas * Guía de viaje (26/4/2018)
Episodio en PISTAS
Estamos en un momento estupendo para asistir a una de las floraciones del cerezo más espectaculares de Castilla y León: la que tiene lugar en el valle burgalés de Las Caderechas. PISTAS es una colaboración del blog de viajes SIEMPRE DE PASO en el programa "Aquí en la Onda" de Onda Cero Castilla y León. No dejes de consultar lo que sobre esta propuesta he publicado en el blog: https://www.siempredepaso.es/que-ver-en-el-valle-de-las-caderechas-burgos/ La floración del cerezo es una de las floraciones más espectaculares que podemos contemplar en la naturaleza, especialmente por la intensidad con la que se produce. Una intensidad que tiene que ver, a su vez, con el considerable tamaño de las flores y también porque al producirse en grandes extensiones de cultivo dedicados a estos árboles produce la sensación de que un gigantesco manto blanco ha cubierto las laderas de las montañas o los valles en los que se cultivan los cerezos. Sin duda, es todo un reclamo que invita a miles de viajeros cada año a acercarse a fotografiar y disfrutar del espectáculo que proporciona esta floración. Y ya hemos hablado aquí en alguna ocasión de la floración de cerezos más famosa de España, que tiene lugar en el Jerte, en la provincia de Cáceres. Pero hoy quería invitar a conocer un rincón de Castilla y León donde la floración de los cerezos no tiene nada que envidiar a la cacereña: es la que se produce en el valle burgalés de Las Caderechas, un rincón de la provincia de Burgos especialmente bello que está viviendo precisamente ahora los últimos días de una floración que, como digo, resulta tan espectacular como la que se produce en el valle del Jerte. Localizamos el valle de Las Caderechas en un apartado rincón del extremo noroccidental de la comarca burgalesa de La Bureba. Encajonado entre los cantiles que lo separan del resto de La Bureba y lo aíslan del colindante páramo de Masa, este valle, formado en la unión de otros estrechos valles menores, presenta una serie de singularidades entre las que destaca su particular microclima, al rebufo de los vientos hostiles que asolan el páramo. Un microclima que resulta evidente tanto a la vista de la vegetación predominante en el paisaje, con extensas manchas pinariegas de aires mediterráneos, como por la temperatura, siempre algo más benigna que en el entorno inmediato, y que se percibe en cualquier paseo que se emprenda. Fruto de ese microclima benigno es el extendido cultivo de cerezas y manzanas reineta, con afamadas producciones muy bien conocidas en muchas regiones de España, y cuya calidad está amparada por sus respectivas Marcas de Garantía y por una larga tradición hortofrutícola que aparece mencionada ya en documentos del año 1032 guardados en el monasterio de San Salvador de Oña. Y todo ello salpimentado por una larga ristra de hermosos pueblos pintorescos que, tal vez por esa condición de valle aislado y a desmano, amén de otras consecuencias poblacionales más dolorosas, ha logrado preservar una arquitectura tradicional que perdura en perfecta armonía con el entorno. Se trata en realidad de un conjunto de pequeños valles pero enclavados en una zona de gran riqueza paisajística a la que podemos dedicar sin problemas un fin de semana. Una de las formas de acceder a esta hoya natural tan especial es hacerlo desde la localidad de Salas de Bureba. Enseguida, a medida que nos introducimos en el valle, vamos a ir percibiendo cómo el paisaje sufre una clara transformación que se hace de lo más evidente en la vegetación, con grandes manchas de bosques de pino, quejigos y encinas y con grandes extensiones de terreno dedicados a cerezos y manzanos. Se estima que en el Valle de Caderechas se cultivan unos 50.000 cerezos que son los que vamos a encontrar en estos días en plena floración. Por esta carretera el primer pueblo al que llegamos es Aguas Cándidas, que ya nos da pistas con su nombre sobre una de las cosas de las que más presume, el conjunto de manantiales de aguas cristalinas que bajan a aumentar el arroyo de Vadillo. Desde esta localidad, que al igual que el resto de poblaciones del valle de Las Caderechas presume de una arquitectura tradicional bien conservada, con grandes caserones y muchos escudos nobiliarios en las fachadas, podemos tomar la estrecha carretera que nos lleva hasta Padrones de Bureba para disfrutar de uno de los rincones más apartados del valle. Después, de vuelta a la localidad de Aguas Cándidas, podemos proseguir el recorrido por el valle hasta Hozabejas e iniciar aquí el circuito que nos va a llevar por el contorno del valle enlazando consecutivamente algunas de sus localidades más representativas: Rucandio, Madrid de Caderechas, Herrera, Quintanaopio, Río Quintanilla y, de nuevo, Aguas Cándidas. Se trata de un circuito que discurre por carreteras estrechas y en las que, por supuesto, además de disfrutar de las hermosas panorámicas de las laderas del valle cubiertas de cerezos en flor, sobre todo en el tramo que discurre por la parte alta de este cuenco natural, habrá que prestar mucha atención a la carretera y a la posibilidad de encontrarnos con otros coche de frente. También hay que pedir, por supuesto, el máximo respeto para los habitantes del valle a la hora de dejar aparcados nuestros vehículos en sitios donde no estorben o puedan impedir el paso de los vecinos, que reciben con los brazos abiertos a quienes les visitan pero que también viven con cierta incomodidad el trasiego que se prepara cuando acuden muchos visitantes de golpe. Y, por supuesto, una cosa en la que insisten quienes viven allí es en que se disfrute del espectáculo de los cerezos pero sin entrar en los campos de cultivo para hacerse fotos o caer en la tentación de arrancar los brotes de flores, por pequeños que sean. Por supuesto, nos vamos a encontrar con varias posibilidades de realizar paseos por este entorno. Tal vez una de las más llamativas es la que lleva por título la Ruta de los Duendes, que discurre por el antiguo camino que comunicaba Herrera con el valle de Valdivielso. Se trata de un paseo señalizado, de unos 8 kilómetros, que llama la atención porque todo el recorrido se encuentra salpicado por una serie de propuestas artísticas muy imaginativas, entre las que destaca el centenar de árboles a los que se ha vestido con distintos prendas de ganchillo de colores llamativos y que forman el núcleo del Bosque de los Duendes. Se trata de un paseo con algo de desnivel pero que puede resultar muy entretenido para realizar con niños, por ejemplo.
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Orbaneja del Castillo * Guía de viaje (12/4/2018)
Orbaneja del Castillo * Guía de viaje (12/4/2018)
Episodio en PISTAS
En este episodio explicamos cómo disfrutar de una visita a la cascada de Orbaneja del Castillo sin padecer el agobio de no encontrar sitio para aparcar: con un estupendo paseo desde la localidad vecina de Escalada. PISTAS es una colaboración del blog de viajes SIEMPRE DE PASO en el programa "Aquí en la Onda" de Onda Cero Castilla y León. No dejes de consultar lo que sobre esta propuesta he publicado en el blog: https://www.siempredepaso.es/como-visitar-orbaneja-del-castillo-burgos-sin-colapsar-la-carretera/ Está claro que hemos empezado la primavera con una buena racha de lluvias y eso es algo que está viniendo muy bien para muchas cosas. Una de esas cosas que se está viendo muy beneficiada es, por ejemplo, el nivel de los embalses, que poco a poco han pasado de estar casi secos, muchos de ellos, a irse acercando ya a sus niveles más habituales. De la misma forma, todas estas lluvias que están cayendo estos días han venido muy bien para recargar acuíferos, humedales o para aumentar el caudal de muchos ríos y arroyos. Otra repercusión que están teniendo estas lluvias es que hacen que podamos acercarnos a disfrutar de muchas cascadas o saltos de agua que, justo ahora, se muestran en sus mejores momentos. De hecho, muchas de las cascadas que podemos ver estos días con unos caudales realmente grandes es habitual que estén casi secas buena parte del año. El motivo es que muchas de las cascadas que bajan con fuerza estos días tienen su origen en arroyos de montaña que se caracterizan, precisamente, porque son muy estacionales. Es decir, que bajan con fuerza en época de lluvias o cuando hay deshielos y después prácticamente desaparecen. Por eso estos días lluviosos, con cielos plomizos y que pueden parecer incluso algo desagradables para salir de casa pues resulta que son perfectos para acercarnos a disfrutar de alguno de estos saltos de agua que no vamos encontrar con una estampa tan espectacular el resto del año. Ya hemos hablado aquí en alguna ocasión cuáles son algunas de las cascadas más espectaculares de Castilla y León, pero el caso es que, por suerte, tenemos un montón entre las que acercarnos a disfrutar. Hoy, en concreto, quería hablaros de una que brota del interior de una cueva, atraviesa por el medio de un pueblo y después se descuelga por entre las rocas en una serie de escalones que resultan de lo más fotogénicos. Seguro que con estas pistas muchos ya se habrán imaginado que estoy hablando de Orbaneja del Castillo, uno de los pueblos más bonitos y fotografiados del norte de Burgos. Y no es para menos. Acercarse hasta Orbaneja del Castillo es una recomendación que podemos hacer en cualquier momento del año pero en estos días mucho más porque, como digo, uno de sus principales encantos es, precisamente, la espectacular cascada que atraviesa el pueblo y que luego se descuelga en una serie de escalones hasta pasar por debajo de la carretera que le da . Una carretera que en alguna ocasión se ha llegado a colapsar, precisamente por la cantidad de gente que se para en el puente para contemplar este salto de agua del que estamos hablando. Una de las cosas que tenemos que tener en cuenta si nos vamos a acercar hasta allí es que estamos hablando de una localidad muy pintoresca, muy bonita, con una buena arquitectura tradicional pero también muy pequeña y, como acostumbra a suceder con estas poblaciones que encontramos entre montañas, en este caso en el fondo de los bellísimos cañones que dibuja el río Ebro en esa zona de las Merindades, pues no suelen disponer de demasiado espacio para aparcar y mucho menos cuando en momentos puntuales como estos despiertan el interés de muchas personas al mismo tiempo. De hecho, muchos visitantes advierten de que si llegamos a la localidad durante el fin de semana después de las 10 de la mañana es bastante probable que no encontremos sitio para aparcar. ¿Cuál sería la recomendación entonces? Pues, desde luego, no tratar de aparcar justo en el punto en el que se ve la cascada, porque además se trata de un punto muy estrecho de la carretera que no tiene prácticamente arcén, y utilizar los espacios que tienen habilitados para ello u otros que incluso aunque nos pillen un poco más lejos nos obliguen a dar un pequeño paseo hasta Orbaneja. Esta es una zona de Burgos hasta la que podemos acercarnos en cualquier momento del año porque hay un montón de cosas que ver pero hoy, en concreto, la propuesta que quería hacer es la de acercarse a disfrutar de la cascada de Orbaneja del Castillo, pero acercarse a pie después de haber recorrido un pequeño paseo de unos cinco kilómetros por el fondo de los cañones del río Ebro. Nos vamos a quitar de encima el problema de que es bastante probable que no encontremos sitio para aparcar y vamos a añadir al espectáculo del la cascada la experiencia de un paseo de lo más agradable por las orillas del río disfrutando además del paisaje encajonado y lleno de cantiles que el río Ebro va trazando a su paso en esta zona. ¿Cómo organizamos este paseo? Como digo, es un paseo muy sencillo por las orillas del Ebro y podemos arrancarlo en la localidad de Escalada, donde no vamos a tener problema para dejar el coche. Escalada es también una localidad bellísima del norte de Burgos, con estupendas muestras de arquitectura tradicional, igual que Orbaneja. Una arquitectura tradicional en la que sobresalen los enormes caserones de origen nobiliario que son tan frecuentes en esa zona. En Escalada, en concreto, destaca el que se conoce como caserón o palacio de los Gallo, un edificio del siglo XVII, que encontramos al lado de la carretera y que fue levantado por el obispo de Segovia, Gregorio Gallo. En este paseo por Escalada vamos a ver otros caserones con escudos nobiliarios, y donde hay que acercarse también es hasta la iglesia, sobre todo para contemplar su bella portada románica, con restos de policromía y seis arquivoltas, en una de las cuales se ven las figuras de 22 músicos que podrían ser los músicos del apocalipsis. Una vez realizado el paseo por el pueblo nos quedaría por cruzar el puente que hay en la parte baja del pueblo, pasar a la orilla derecha del río Ebro y seguir la señalización del sendero de gran recorrido GR.99 que nos lleva sin ninguna posibilidad de pérdida hasta Orbaneja. Se trata de un tramo de 5 kilómetros, prácticamente llanos, que podemos hacer perfectamente con niños y que nos va a llevar más o menos una hora de ida y otra de vuelta. Puede ser, desde luego, una estupenda recomendación para llenar, por ejemplo, una mañana del fin de semana y alejarnos un poco de la masificación con que podemos encontrarnos en Orbaneja del Castillo estos días.
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Propuestas de senderismo para el fin de semana en Castilla y León * Hoy por hoy Castilla y León * Cadena Ser (29/3/2018)
Propuestas de senderismo para el fin de semana en Castilla y León * Hoy por hoy Castilla y León * Cadena Ser (29/3/2018)
Episodio en PISTAS
Entrevista en el programa Hoy por Hoy Castilla y León para charlar sobre paseos fáciles por espacios naturales de Castilla y León. En el programa hablamos de La Senda de los Almendros, El Salto del Nervión, Cueva del Cobre y el Roblón de Estalaya. Es una colaboración del blog de viajes SIEMPREDEPASO.ES
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Real Casa de Moneda * Guía de viaje (15/3/2018)
Real Casa de Moneda * Guía de viaje (15/3/2018)
Episodio en PISTAS
Nos acercamos hoy a conocer uno de los edificios de patrimonio industrial más importantes de la Península: la Real Casa de Moneda de Segovia. PISTAS es una colaboración del blog de viajes SIEMPRE DE PASO en el programa "Aquí en la Onda" de Onda Cero Castilla y León. No dejes de consultar lo que sobre esta propuesta he publicado en el blog: https://www.siempredepaso.es/la-real-casa-de-moneda-de-segovia/ Da la sensación que cada vez que hablamos de propuestas viajeras por Castilla y León tenemos que hablar de pueblos medievales, de castillos, de catedrales y de patrimonio histórico y cultural en general. Y a menudo olvidamos que además de todo eso, en esta comunidad también somos ricos en otro tipo de patrimonio al que merece la pena acercarse porque también nos cuenta mucho de lo que hemos sido y sobre nuestro pasado más reciente. Me estoy refiriendo a lo que se denomina Patrimonio Industrial, que no es otra cosa que los restos que nos han quedado de nuestra historia industrial más cercana. La historia de una evolución tecnológica y social que también ha dejado sobre el paisaje un montón de restos notables y muy interesantes hasta los que, sin duda, merece mucho la pena acercarse. Un tipo de patrimonio que cada vez se tiene más en cuenta de cara a su conservación y promoción. Por suerte, cada vez vamos siendo más conscientes de que esos restos forman también parte de nuestra historia tanto como lo puedan formar los viejos castillos o las catedrales. La lista es inmensa: estamos hablando de batanes, molinos, altos hornos, trenes, turbinas, serrerías, martillos, talleres, caleras, minas, harineras, fundiciones, ingenios de todo tipo, grandes y pequeños, que un día fueron el no va más de la tecnología, puntas de lanza de una modernidad que hizo mover la economía, dinamizar la sociedad o transformar el mundo y a los que, como todo en esta vida, les llegó también el momento de su relevo para quedar olvidados y fuera de uso. Como decía, hay un montón de lugares de este tipo que visitar en Castilla y León, así que, si te parece, hoy nos vamos a centrar en uno hasta el que vale la pena acercarse para conocer una parte muy interesante de nuestro pasado relacionado con la industria y, en este caso concreto, con la fabricación nada menos que del dinero. Hoy propongo realizar una visita a la Real Casa de Moneda de Segovia. La encontramos ubicada junto al río Eresma casi enfrente del monasterio jerónimo del Parral. Un edificio que llegó a ser en su momento la ceca más avanzada de Europa, ¿no, Javier? Fue Felipe II quien decidió construir ahí la fábrica de moneda más avanzada de Europa en su momento, el siglo XVI. Para ponerse en situación, hay que explicar que en aquel tiempo España se había convertido en la mayor potencia de Occidente. En su imperio no se ponía el sol pero el dinero con el que debía de funcionar todavía se fabricaba a martillazos. El problema no era, como podía pensarse, que se tardara una eternidad en fabricar así, a golpes y con troqueles, un millón sino, más bien, que la imperfección del sistema dejaba mucho campo abierto a los defraudadores: desde la falsificación hasta el limado de los cantos de las monedas que muchos, gramito a gramito, utilizaban para apañarse una fortuna. Así fue como Felipe II puso todo su esfuerzo en encontrar un nuevo sistema que, además de ganar tiempo, supusiera un avance en la lucha contra el fraude. Y lo encontró en el Tirol. Allí ya llevaban algo avanzado este asunto gracias a los proyectos de varios inventores que, tras una larga sucesión de ensayos y errores, habían logrado poner en marcha, en 1571, una Casa de Moneda movida por energía hidráulica que acuñaba a rodillo: un sistema revolucionario que ahorraba un montón de tiempo y personal, permitía una mayor calidad de las impresiones y eliminaba en buena medida la posibilidad de fraude. Felipe II enseguida se dio cuenta de que necesitaba contar con una máquina como esa para fabricar dinero en España y decidió trasladarla pieza a pieza desde el Tirol hasta el edificio que había encargado construir a su amigo Juan de Herrera en las orillas del río Eresma. Una de las cosas que vamos a descubrir en nuestra visita a la Real Casa de la Moneda es precisamente que la historia de este traslado, el que traía las piezas de aquella voluminosa máquina de fabricar monedas a la Penísnula, da para una especatcular novela en la que no faltan tramas de intriga, espionaje industrial, un largo itinerario por tierra y mar lleno de contratiempos, y un responsable de la expedición que acabó enviado a galeras después de verse involucrado en un complot con intento de asesinato incluido. El caso que aquella expedición, después de 8 meses de fatigas, logra llegar finalmente a Segovia, y, en 1585 se consigue volver a montar la maquinaría en el conjunto de edificios que ya tenía preparados Juan de Herrera. Un conjunto de edificios que tras un largo proceso de restauración llevado a cabo hace unos años está considerado el edificio del patrimonio industrial en pie más antiguo de España y uno de los más antiguos de Europa. Esta visita es interesante por el contenido, nos va a ir narrando la historia de cómo se ha fabricado el dinero a lo largo de la historia, algo de una gran importancia y a lo que, a lo mejor, no prestamos mucha atención. Pero, sobre todo, es interesante por el continente. Es decir, por la singularidad de este conjunto de edificios que fue necesario construir para poner en marcha una tecnología que, en aquel momento, era totalmente revolucionaria. Tanto que, como he dicho, había muchos países interesados en hacerse también con ella. El caso es que de lo que se trataba era de aprovechar la fuerza del río para mover toda una serie de voluminosos ingenios implicados en el proceso de fabricación y, al mismo tiempo, y dado que de lo que se trataba era nada menos que de fabricar dinero, lo que se construyó fue un complejo dotado de las máximas medidas de seguridad con que se podía contar entonces. Es decir, con una sola puerta hacia el exterior para asegurar un mejor control de todo cuanto entraba y salía. O que, a falta de arcos de seguridad y rayos X, se cacheaba y se pesaba a las personas que entraban y salían para asegurarse de que nadie saliera con un dinero de más que no fuera el de su sueldo, el día de cobro. De hecho, el complejo funcionaba como una auténtica caja fuerte, como un microcosmos en el que los trabajadores vivían recluidos con sus familias, regían leyes propias y contaba con dos calabozos en los que acababa quien no sabía resistirse a la tentación de meter mano en una caja que, vista desde dentro, parecía no tener fondo. Está claro que esta propuesta para visitar la Real Casa de Moneda de Segovia está llena de curiosidades y muchas cosas que aprender y que se se puede disfrutar también mucho de nuestro Patrimonio Industrial. Ya saben que para ampliar toda la información de lo que nos ha comentado esta tarde Javier o incluso para reservar sus alojamientos en caso de que lo necesiten, no tienen nada más que utilizar el buscador que aparece en la parte superior del blog de viajes SIEMPREDEPASO.ES y ahí les va aparecer todo lo relacionado con esta visita, con vídeos incluidos.
Viajes y lugares 7 años
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Viajes de grandes mujeres por Castilla y León * Guía de viaje (1/3/2018)
Viajes de grandes mujeres por Castilla y León * Guía de viaje (1/3/2018)
Episodio en PISTAS
Hoy proponemos organizar dos viajes siguiendo las huellas de dos grandes mujeres por Castilla y León: Isabel la Católica y Santa Teresa de Jesús. PISTAS es una colaboración del blog de viajes SIEMPRE DE PASO en el programa "Aquí en la Onda" de Onda Cero Castilla y León. No dejes de consultar lo que sobre esta propuesta he publicado en el blog: https://www.siempredepaso.es/viajes-de-grandes-mujeres-por-castilla-y-leon/ Ya hemos hablado aquí en alguna ocasión de algunas de las grandes rutas que podemos organizar por Castilla y León siguiendo, por ejemplo, los viajes de Carlos V o las huellas del Cid. Pero hoy quería plantear la posibilidad de realizar dos grandes recorridos por Castilla y León siguiendo las idas y venidas que hicieron por esta comunidad dos grandes mujeres con un gran peso histórico y cultural. El primero de los viajes que podemos plantearnos realizar, por ejemplo a lo largo de tres o cuatro días por Castilla y León, es seguir el rastro de Isabel la Católica. Por supuesto, tratar de recorrer todos y cada uno de los lugares que tuvieron relación con este personaje es una tarea completamente imposible, a menos que, por ejemplo, dispusieramos como mínimo de un par de semanas. Pero sí que resulta más asequible plantearnos una pequeña escapada mientras buscamos su presencia en tres lugares donde su huella quedó marcada de manera profunda. A los amantes del orden cronológico les encantará empezar por Madrigal de las Altas Torres. La futura reina vino al mundo en el palacio que allí tenía su padre Juan II, fue el 22 de abril de 1451, Jueves Santo para más señas. El palacio fue cedido por Carlos V a las monjas de la orden de San Agustín en 1525 y hoy son ellas las encargadas de guiar en la visita turística que permite conocerlo por dentro. Una experiencia recomendable en cualquier momento y, desde luego, con cualquier excusa. Un segundo lugar cargado de resonancias isabelinas es Arévalo. No podremos visitar el palacio en el que vivió buena parte de su infancia -porque desapareció- . Pero lo que sí ha perdurado es la maestría con la que los alarifes mudéjares trabajaban el ladrillo, tal como evidencian los más de 100 edificios catalogados con rasgos o elementos de este estilo que menudean entre sus calles y el contorno. Además, puede visitarse el castillo –Museo del Cereal- o pasear hasta la Casa de los Sexmos, en la hermosa plaza de la Villa, a donde los reyes Católicos vinieron en 1494 para refrendar el Tratado de Tordesillas que habían firmado con Portugal. Hoy acoge el Museo de la Historia de Arévalo. Y el tercero podría ser Medina del Campo. Algo debieron de ver en esta localidad los Reyes Católicos para convertirla en lugar de estancias cada vez más prolongadas entre sus continuos trasiegos. Tanto, que para acomodarse en ella acabaron reformando el palacio en el que, a la postre, Isabel pasó sus últimos días y dictó su testamento. El paquete turístico “Caminos de una reina”, organizado desde la Oficina de Turismo,incluye los tres lugares más relevantes relacionados con Isabel: el Palacio Real Testamentario, el castillo de la Mota y la iglesia colegiata de San Antolín. Como decía al principio, se trata solo de tres localides de las varias que componen la ruta completa. De hecho, quien esté interesado en seguir con mayor detenimiento la Ruta de Isabel la Católica en Castilla y León puede consultar la web institucional ISABELLACATOLICA.ES y va a poder ver que, si hace el viaje completo, deberá dejar tiempo también para lugares como las ciudades de Valladolid y Segovia o las localidades de Tordesillas y El Tiemblo. Otra mujer con un papel destacado en nuestra historia y a la que es posible seguir el rastro de sus viajes por Castilla y León es Santa Teresa de Jesús. Como en el caso de la Reina Isabel, raro será el camino que no pisara la mujer que dedicó su vida a reformar la orden religiosa a la que pertenecía, la de las Carmelitas, y poner en marcha hasta 17 comunidades conventuales según las nuevas reglas, repartidas por toda la Península, nueve de ellas en poblaciones de Castilla y León. Y todo ello con los condicionantes físicos, intelectuales y espirituales propios de la sociedad del siglo XVI. De nuevo es imposible aquí detenerse en todos los lugares por los que anduvo una santa que se ganó, con justicia, el apelativo de "andariega". Quien lo desee también puede consultar en este caso la página web dedicada por completo a "sus huellas" HUELLASDETERESA.COM y ponerse a ello. Teresa de Cepeda y Ahumada nace en Ávila el 28 de marzo de 1515 y recibe el bautismo el 4 de abril en la pila gótica que aún se conserva en la iglesia de San Juan Bautista. Y, ya puestos, lo suyo es arrancar donde empezó todo: la iglesia y el convento de Santa Teresa se levantan sobre el lugar que ocupó la casa natal de la santa. De hecho, la extensa cripta que se extiende bajo el suelo de la iglesia es un Museo Teresiano, con multitud de objetos y recuerdos relacionados con ella (Tel. 920 211 030. Web: santateresadejesus.com). Otro rincón de Ávila que atesora un montón de recuerdos suyos es el convento de la Encarnación, en el que ingresó Santa Teresa en 1535. La celda de santa Teresa fue transformada en oratorio a finales del siglo XVI y posteriormente, en 1717, en capilla. El museo (Paseo de la encarnación, s/n. Tel. 920 211 212), contiene objetos y representaciones de la época de la santa. Más lugares "imprescindibles" en los que contagiarse del espíritu teresiano: el convento de San José (Las Madres). Conserva antiguas dependencias conventuales y permite imaginar cómo era aquel primer convento fundado por la santa: cocina, refectorio, celda de la santa, claustro... También pueden formar parte del itinerario teresiano por la ciudad el Centro de Interpretación de la Mística (avilamistica.es), el Real Monasterio de Santo Tomás (monasteriosantotomas.com), el Convento de Nuestra Señora de Gracia o el mirador de los Cuatro Postes. Y el otro lugar imprescindible de esta ruta es Alba de Tormes, donde falleció la noche del 4 de octubre de 1582 en una celda del convento de la Anunciación que había fundado en 1571. En él permanecen sus restos incorruptos, convertidos en un poderoso foco de peregrinación. El a las reliquias de la santa, que se veneran en el altar mayor de la iglesia de este convento, y a los dos camarines tras el altar, con varias salas y muchas obras de arte, se realiza a través del Museo Carmelitano (carmelitasalba.or). Otros lugares relacionados con la santa en Alba son el convento y museo de los Padres Carmelitas, el castillo ducal -por la relación que mantuvo con la Casa de Alba-, el convento de las Madres Isabeles -porque se alojó en él en alguna ocasión- y la basílica inacabada de Santa Teresa de Jesús, levantada para dar cabida al número cada vez más creciente de peregrinos teresianos. (Información: villaalbadetormes.com). JAVIER. Pues aquí estaré, Cristina.
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