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01 CHIKOVSKI Trío para piano Opus 50
01 CHIKOVSKI Trío para piano Opus 50
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01 CHIKOVSKI Trío para piano Opus 50 43214y

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Una obra de cámara verdaderamente única en su tipo, es el trío con piano del maestro ruso Piotr Illich Chaikovski que escucharemos completa en la presente audición de Clásicos Digitales. Esta obra es el Opus 50 que ocupa su propio nicho, único y aparte del repertorio estándar de los tríos europeos del siglo XIX. Con sus texturas densas y ricas, melodías maravillosas, emotividad refulgente y forma novedosa, es perfectamente propio de la música de Chaikovski. Es una obra que se identifica hondamente con los personales afectos del maestro, justo porque uno de sus maestros, Nicholas Rubinstein, el fundador del Conservatorio de Moscú, había fallecido en marzo de 1881 y eso conmovió de dolor a Chaikovski. La idea de la composición le fue sugerida al protegido ruso por la extraña y consecuente mecenas del músico, la viuda Nadezhda von Meck. Estaba ella entusiasmada con la forma trio para piano porque había escuchado uno por iniciativa de un joven tutor francés que había contratado por aquellos tiempos, el futuro creador del impresionismo musical, Claude Dubussy. Chaikovski de entrada estuvo reacio a trabajar esa forma para el piano. Fue justo por el suceso de la muerte de Nicolás Rubinstein que concibió y se entusiasmó con su trío en La menor que conoceremos hoy. Chaikovski dedicó el trío "A la memoria de un gran artista", refiriéndose a su amigo y maestro de piano. Y así fue estrenado durante el primer aniversario del fallecimiento de Nicolás Rubinstein. La organización formal del trío de Chaikovski es novedosa y completamente satisfactoria. Puede considerarse como una obra de dos movimientos, aunque el segundo movimiento consta de dos secciones etiquetadas aunque esencialmente forman un diseño ternario general, propio de la forma concierto. Titulado Pezzo elegiaco (Pieza elegíaca), el primer movimiento es una narración amplia y larga que se completa todo el tiempo disponible para la primera parte de este capítulo. Con los excelentes maestros que lo interpretan en esta versión, al piano Vladimir Ashkenazy, el violonchelo de Lynn Harrell y Itzhak Perlman al violín. 5m38i

Una obra de cámara verdaderamente única en su tipo, es el trío con piano del maestro ruso Piotr Illich Chaikovski que escucharemos completa en la presente audición de Clásicos Digitales. Esta obra es el Opus 50 que ocupa su propio nicho, único y aparte del repertorio estándar de los tríos europeos del siglo XIX. Con sus texturas densas y ricas, melodías maravillosas, emotividad refulgente y forma novedosa, es perfectamente propio de la música de Chaikovski. Es una obra que se identifica hondamente con los personales afectos del maestro, justo porque uno de sus maestros, Nicholas Rubinstein, el fundador del Conservatorio de Moscú, había fallecido en marzo de 1881 y eso conmovió de dolor a Chaikovski.
La idea de la composición le fue sugerida al protegido ruso por la extraña y consecuente mecenas del músico, la viuda Nadezhda von Meck. Estaba ella entusiasmada con la forma trio para piano porque había escuchado uno por iniciativa de un joven tutor francés que había contratado por aquellos tiempos, el futuro creador del impresionismo musical, Claude Dubussy. Chaikovski de entrada estuvo reacio a trabajar esa forma para el piano. Fue justo por el suceso de la muerte de Nicolás Rubinstein que concibió y se entusiasmó con su trío en La menor que conoceremos hoy. Chaikovski dedicó el trío "A la memoria de un gran artista", refiriéndose a su amigo y maestro de piano. Y así fue estrenado durante el primer aniversario del fallecimiento de Nicolás Rubinstein.
La organización formal del trío de Chaikovski es novedosa y completamente satisfactoria. Puede considerarse como una obra de dos movimientos, aunque el segundo movimiento consta de dos secciones etiquetadas aunque esencialmente forman un diseño ternario general, propio de la forma concierto. Titulado Pezzo elegiaco (Pieza elegíaca), el primer movimiento es una narración amplia y larga que se completa todo el tiempo disponible para la primera parte de este capítulo. Con los excelentes maestros que lo interpretan en esta versión, al piano Vladimir Ashkenazy, el violonchelo de Lynn Harrell y Itzhak Perlman al violín.

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02 CHAIKOVSKI Concierto para piano y orquesta
02 CHAIKOVSKI Concierto para piano y orquesta
El gran maestro ruso Piotr Illich Chaikovski, como su contemporáneo Nicolai Rinsky-Korsakov, logró un excelente lucimiento orquestal en sus composiciones. Prevalece el gusto melódico pero también los sólidos planteamientos temáticos de gestación abstracta, que algunos críticos suelen obviar. El segundo movimiento del Concierto Nº 1, es el Andantino semplice, inaugurado delicadamente por la flauta en el primer tema que luego aborda el piano. El segundo tema lo encomienda el compositor al resto de los instrumentos de madera. Promedia el tiempo un prestíssimo que sigue siendo leve y con suavidad de vals. El pianista tiene oportunidad de poner una rúbrica en la cadenza hasta que retorna el tema inicial del movimiento, inmaculado, distante, nostálgico, tierno. La belleza plena de este concierto de Chaikovski se enaltece por la diversidad temática, el vuelo creativo y el ángel romántico de este concierto se distribuyen a lo largo de sus tres movimientos. No es menos sorprendente y cautivante el tercero, que está marcado Allegro con fuoco, para un finale espectacular. Es un tiempo que fundamenta su variedad en los tres temas que lo conforman para un sensacional lucimiento de orquesta y solista. Los dos primeros temas son de extracción popular, canciones y danzas rusas recreadas excelentemente por Chaikovski. El tercer tema es de alto rango lírico, pasional, evocativo y elevado. En la brillante conclusión aparece el primer tema en grado de sublime despedida.
BSO y Clásica 2 años
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02 CHAIKOVSKI Concierto para piano y orquesta
02 CHAIKOVSKI Concierto para piano y orquesta
El gran maestro ruso Piotr Illich Chaikovski, como su contemporáneo Nicolai Rinsky-Korsakov, logró un excelente lucimiento orquestal en sus composiciones. Prevalece el gusto melódico pero también los sólidos planteamientos temáticos de gestación abstracta, que algunos críticos suelen obviar. El segundo movimiento del Concierto Nº 1, es el Andantino semplice, inaugurado delicadamente por la flauta en el primer tema que luego aborda el piano. El segundo tema lo encomienda el compositor al resto de los instrumentos de madera. Promedia el tiempo un prestíssimo que sigue siendo leve y con suavidad de vals. El pianista tiene oportunidad de poner una rúbrica en la cadenza hasta que retorna el tema inicial del movimiento, inmaculado, distante, nostálgico, tierno. La belleza plena de este concierto de Chaikovski se enaltece por la diversidad temática, el vuelo creativo y el ángel romántico de este concierto se distribuyen a lo largo de sus tres movimientos. No es menos sorprendente y cautivante el tercero, que está marcado Allegro con fuoco, para un finale espectacular. Es un tiempo que fundamenta su variedad en los tres temas que lo conforman para un sensacional lucimiento de orquesta y solista. Los dos primeros temas son de extracción popular, canciones y danzas rusas recreadas excelentemente por Chaikovski. El tercer tema es de alto rango lírico, pasional, evocativo y elevado. En la brillante conclusión aparece el primer tema en grado de sublime despedida.
BSO y Clásica 2 años
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01 CHAIKOVSKI Concierto para piano y orquesta
01 CHAIKOVSKI Concierto para piano y orquesta
El oyente no aficionado, como todo el mundo, se impresiona con esos rotundos acordes y octavas emocionales del Concierto Para Piano y Orquesta del compositor ruso del siglo XIX Piotr Illich Chaikovski. Hemos colocado esta parte del concierto a manera de introducción de lo que será el programa de hoy… En la Rusia de la segunda mitad del siglo Diecinueve se destacó este compositor que no perteneció al llamado grupo de los Cinco, aunque sí tuvo aproximaciones musicales con algunos de ellos. Tampoco era un compositor apegado militantemente al nacionalismo musical de su país, aunque en sus obras incorporó melodías y tonadas provenientes del folclore y las tradiciones. Se trata de Piotr Ilich Tchaikowsky, quien fue un músico más cosmopolita, aunque también reaccionó contra la influencia alemana y particularmente la avasallante tutela musical de Richard Wagner. Hoy escucharemos una de esas obras preferidas del repertorio musical que identifican de inmediato a su autor y constituye, al menos su introducción, un caso muy notable de popularidad universal. El Concierto para piano y Orquesta Nº 1 goza de esa identificación entre los oyentes y el compositor ruso Piotr Illich Chaicoksky. Se trata de una obra de integral valor y belleza, en sus tres movimientos. Se le ha tenido como una tremenda prueba de fuego y calidad para los pianistas. Ahora escucharemos el extenso primer movimiento que impresiona y apasiona por sus acordes plenos de textura, por la poderosa concatenación de octavas, las dramáticas figuraciones en un intrincado reto de habilidad pianística. Grata impresión deja en el oyente el vuelo romántico y el fuego emocional, la amplitud melódica y hasta su cromatismo impresionista. Y en sentido de máximo fervor, un ámbito lírico eleva el espíritu del oyente en una emoción de asombro, gloria y arte del más fulgurante rango. Los intérpretes que tenemos son excepcionales: la Royal Philharmonic Orchestra, conducida por el maestro Charles Dutoit. Al piano la eximia artista argentina Martha Argerich. Allegro non troppo e molto maestoso - Allegro con spirito.
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CHAIKOVSKI El Cascanueces
CHAIKOVSKI El Cascanueces
La música para ballet que compuso Piotr Illich Chaikovski es un prodigio de capacidad instrumental y dominio de la orquesta, como todas sus grandes obras. Ese valor estético constituyó un aporte y un cambio en la música para el espectáculo de ballet. Hasta entonces la partitura para la música de teatro se conformaba con llenar una formalidad. Parecía más bien que la música seguía a los bailarines, como un simple pretexto. Chaikovski aborda inicialmente ese género como un divertimento hogareño para sus pequeños sobrinos. Más tarde, por razones de encargo y por la impresión que las obras del francés Léo Delibes habían producido en él cuando visitó Paris, se familiariza con su técnica y hace la gran demostración de su maestría como compositor sinfónico. Por eso se impone entre los músicos para el teatro de baile. El 18 de Diciembre de 1892, en el Teatro Municipal de San Petersburgo, estrenó su famoso ballet “El Cascanueces”, un clásico de navidad, en dos actos con coreografía de Ivanov. Está basado en el cuento de Hoffmann, cuyo título es "El Cascanueces y el rey de los ratones". La sencilla trama de la obra es la siguiente: la niña Klara recibe de su padrino, un cascanueces con forma humana, como regalo de navidad. Klara se ilusiona y sueña que defiende su cascanueces del Rey de los Ratones. El cascanueces se convierte en príncipe y la invita a recorrer el maravilloso reino de los dulces, donde la soberana es la Reina del Azúcar, quien los festeja. Esta corta y sencilla trama es un buen motivo para la escenificación de una serie de breves y hermosas escenas de baile en los que lucen y sobresalen los timbres instrumentales de la orquesta. La abundancia de singulares y exóticos personajes que le permiten exhibir muchas melodías y filigranas sonoras, de gran preciosismo y vivacidad rítmica, por medio de un absoluto dominio sinfónico. Escucharemos ahora algunos extractos de la suite “El Cascanueces”: Primero la famosa Obertura Miniatura, luego la Marcha, en tercer lugar el Café o marcha árabe, la danza rusa Trepak y la Danza del Mirlitón. Seleccionamos en esta ocasión la grabación de la Orquesta del Conservatorio de París.
BSO y Clásica 2 años
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02 CHAIKOVSKI Capricho Italiano
02 CHAIKOVSKI Capricho Italiano
Cerraremos la audición de hoy con la Marcha Eslava y el Capricho Italiano, de las piezas que gozan de gran popularidad. Suelen despertar el interés del oyente aficionado y remiten a la exploración de algunas obras de P. I. Chaikovski que solicitan mayor atención y gusto por su densidad sinfónica. Estas obras de gran agilidad y variedad de temas rusos y mediterráneos fueron concebidas temprano en los viajes que se permitía el compositor por el apoyo financiero de su devota mecenas la señora Nadeshda von Meck, viuda de un acaudalado industrial alemán. Como muchos compositores del norte europeo, Chaikovski también sucumbió ante el encanto de la soleada Italia, donde escuchó y logró depurar algunas danzas y canciones nativas, como pegajosas tonadas militares escuchadas en su segundo viaje al Sur. El Capricho Italiano es el aporte de Piotr Ilich Chaikovski al gusto por los temas extranjeros que solían manifestar con gran entusiasmo los compositores del romanticismo. La factura estructural de la obra tiene una formalidad equilibrada en su brillante orquestación, aun cuando la conforman distintos temas y tonadas de diferente origen regional.
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02 CHAIKOVSKI Cuarta Sinfonía
02 CHAIKOVSKI Cuarta Sinfonía
El tema del destino está ya un poco distante cuando se inicia el cuarto movimiento de la Cuarta Sinfonía, el cual está marcado Final. Allegro con fuoco, tal como lo aprecia el oyente desde la entrada que anuncia el conjunto orquestal trabajado con entusiasmo por Chaikovski, diestramente conducido por le maestro Claudio Abbado en la versión que escuchamos con la Orquesta Filarmónica de Viena. Este tiempo está desagregado en periodos y variaciones de tres partes con retornos y desarrollos muy vivos y fogosos. Es como el disfrute desprevenido del autor hasta que irremediablemente aparece el ya olvidado tema del destino que se pierde por el entusiasmo de las partes iniciales que regresan con ímpetu y decidido optimismo de conclusión, como el triunfo del hombre sobre la fatalidad, en este primer encuentro con el trágico personaje.
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01 CHAIKOVSKI Cuarta Sinfonía
01 CHAIKOVSKI Cuarta Sinfonía
Comenzamos la aventura del sonido con la Cuarta Sinfonía, como la última etapa del ciclo consagrado al músico más universal del nacionalismo ruso Piotr Ilich Chaikovski. Es la obra que abre la famosa trilogía del Destino en la que se revela de manera más pronunciada el vínculo entre la compleja personalidad del compositor y su obra musical de los últimos años. Todo lo cual quedará musicalmente evidente en las dos últimas sinfonías, la Quinta y la Sexta, llamada ésta la Patética. Ha sido Chaikovski el músico más considerado en el orgullo de la vieja y renombrada Rusia. Su gloria ha sido reconocida todavía hoy en instituciones y festivales de gran fama universal que llevan su nombre. Hace años algunos críticos desdeñaron sistemáticamente parte de su creación musical, pero el tiempo se ha encargado de acrisolar su jerarquía, se le reconoce la eficacia oportuna en el uso de la melodía, su soltura como orquestador en toda su obra sinfónica y el profundo sustento dramático con el que sublimiza su mundo interior. Esta particularidad la testimonian grandiosamente sus tres últimas sinfonías, que constituyen un tríptico unitario y temático que le han ganado especial preferencia en el público. La atormentada vida privada de Chaikovski aumenta el interés de los oyentes por esas sinfonías, desde la cuarta, compuesta a raíz de su fugaz y desastroso matrimonio con una de sus alumnas de composición en el Conservatorio de San Petersburgo. En 1877 esta obra tuvo un claro eco de aquel episodio y el conflicto interior que le produjo. Piotr Ilich dedicó esa gran obra a su amiga, la millonaria protectora Nadesda von Meck y en una carta a ella reconoció que esa Cuarta Sinfonía aborda el problema de un hombre desamparado que se entrega en las manos de su destino. Ese tema del destino se hace presente desde el inicio de la sinfonía en los desgarrados llamados de los instrumentos metálicos, como una advertencia fatal que rondará a lo largo del primer movimiento. La primera parte está conformada de tal manera que expresa sucesivamente los estados de ánimo del hombre que lucha con esa predestinación fatal. A los poderosos y atemorizantes llamados sigue un vals que prefigura la variada ruta del hombre que transcurre entre la tristeza y la melancolía, la serena paciencia y la rebelión apasionada. Así evolucionan nuevos temas y melodías que se desarrollan en segmentos de variadas ideas musicales, hasta que el tema de advertencia hace su reaparición irremediablemente. En el tejido sonoro de la orquesta siempre está presente la fatalidad hasta su última aparición en crescendo turbulento que se repite hasta que cierra el movimiento dramática y espectacularmente, recordando el primer tema.
BSO y Clásica 2 años
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01 CHAIKOVSKI Romeo y Julieta
01 CHAIKOVSKI Romeo y Julieta
Ofrecemos hoy la segunda entrega del ciclo, que dedicamos al gran maestro ruso Piotr Ilich Chaikovski, nacido en 1840 y fallecido en 1893. La música de este excelente compositor, convoca contrapuestas opiniones que cada vez se diluyen más en un consenso de reconocimiento y iración generalizados. Hay más coincidencias que discrepancias al enjuiciar el valor de sus principales obras, si bien cierto melodismo fácil que se aprecia en algunas obras y pasajes, persisten en la crítica, pero sin mucha mella en su fama de profundo y sensible creador como indiscutido orquestador. En la elaboración de su obra musical, Chaikovski solía arriesgarse a explorar con sonidos la expresión más cercana a las pasiones y tensiones humanas. Es un proceso que progresa a medida que el compositor va dominando su técnica y ejercitando su maestría creadora. Por eso hoy comenzamos con el poema sinfónico “Romeo y Julieta”, una de sus primeras obras. La pieza del dramaturgo inglés William Shakespeare, le presentó al músico eslavo la temprana oportunidad de tratar con los tres grandes temas que ocuparon su ideología creativa con mayor insistencia, especialmente en sus tres últimas sinfonías. En el caso de los amantes de Verona, es indiscutible el tema del amor como el destino fatal que une a Romeo y Julieta finalmente en la muerte. Aunque se trata de un poema sinfónico, Chaikovski no hace un correlato musical exhaustivo del desarrollo literario del drama que le sirve de programa. Más bien se ocupa de los grandes momentos de la obra del dramaturgo inglés. Por eso al principio escucharemos el tema sereno y sabio del bondadoso padre Lorenzo que orienta a los jóvenes enamorados, presentado irablemente por el fagote en un clima que aligeran las cuerdas y el clarinete. Luego la conocida y vieja disputa familiar de Montescos y Capuletos, que se enlaza con el hermoso e inolvidable tema del amor y concluye en las tensiones armónicas magistralmente logradas por las estrictas posibilidades de la orquesta con el tema de la muerte, como irremediable destino de los amantes. Interpreta la Orquesta Sinfónica de Boston conducida por el famoso maestro italiano Claudio Abbado.
BSO y Clásica 2 años
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02 CHAIKOVSKI La Bella Durmiente
02 CHAIKOVSKI La Bella Durmiente
Los críticos consideran que “La Bella Durmiente” es el ballet mejor logrado y genuino de Piotr Illic Chaikovski. Algunos años después de la muerte del maestro ruso fue presentado este ballet en Londres por el famoso empresario Diághilev el año 1921. El compositor ruso Igor Stravinsky, uno de los hitos de la música contemporánea e igualmente autor de famosos ballets, estaba presente en el estreno. Y esto fue lo que dijo sobre Chaikovski y su obra: “Quisiera fervientemente que el público en todos los países del mundo pueda sentir este ballet como yo, que soy un músico ruso”. Eso fue, además de un elogio de la calidad, un reconocimiento a la originalidad y autenticidad nacional de esa obra. El argumento de la Bella Durmiente es la historia del cuento de hadas de Perrault, el escritor francés. Fue compuesto por Chaikovski entre 1888 y 1889 para el Teatro Imperial de San Petersburgo. La experiencia del primer ballet había habilitado al maestro ruso con la técnica y los secretos particulares del género y por lo tanto este segundo ballet le resultó más fácil de componer. Consta de un prólogo y tres actos y cuenta la historia del bautizo de la princesa Aurora, rodeada de sus hadas madrinas. A la fiesta se presenta el hada mala a quien nadie había invitado. La princesa se hiere mientras hace un bordado y eso lo aprovecha el hada mala para vengarse mediante un hechizo que hace dormir a la joven un sueño de cien años. Hasta el final feliz cuando aparece el príncipe azul que la despierta con un beso. Es, a fin de cuentas, como es usual en las historias convencionales de ballet, el eterno conflicto entre el bien y el mal. “La Bella Durmiente” es considerada la obra maestra del ballet romántico. Fue estrenada con la coreografía del legendario maestro Petipá, en medio de un fastuoso decorado y un vestuario de lujo, el 15 de Enero de 1890 en San Petersburgo. Primeramente escucharemos El Vals que es el famoso primer extracto de “La Bella Durmiente”.
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01 CHAIKOVSKI El Lago de los Cisnes
01 CHAIKOVSKI El Lago de los Cisnes
El interés de disfrutar las diferentes formas de su amplio repertorio, nos brinda la oportunidad de presentar una vez más a ustedes la música de Piotr Illich Chaikovski. Hoy disfrutaremos de dos de sus piezas para ballet. A finales del siglo Diecinueve el centro de desarrollo de la danza se trasladó de París a Moscú y San Petersburgo. En Rusia el apoyo musical para el baile en escena era mediocre y rutinario. En ese momento el maestro Piotr Illich Chaikovski se interesa por el género y produce tres obras de gran fuerza sinfónica y belleza melódica, como son “El Lago de los Cisnes”, “La Bella Durmiente” y “El Cascanueces”. La producción, el montaje y la realización del ballet como obra de teatro, es una operación compleja y no es de nuestro interés detallarlos en este caso. Pero sí es objeto de nuestro espacio el valor musical de las “suites” sinfónicas que sobre esas obras compuso paralelamente el maestro ruso para el espectáculo de concierto. Se puede afirmar que los tres ballets que compuso Chaikovski constituyen la cumbre del género durante el siglo diecinueve. Fueron rusos precisamente los que tomaron el liderazgo de la escena, Rimsky-Korsakov y Piotr Illich Chaikovski al finalizar los ochocientos como el inicio del siglo veinte lo fueron también Igor Stravinsky y Sergei Prokofiev. Entre 1875 y 1876, por encargo del Teatro Bolshoi de Moscú, Chaikovski escribió “El Lago de los Cisnes”, cuando regresaba de un viaje a París. Había tenido ocasión de conocer las obras de los afamados músicos ses que ostentaban el monopolio de la música para el baile en escena. Particularmente las obras para ballets Silvia y Coppelia de Leó Delibes habían dejado honda impresión en el compositor ruso. Y eso se aprecia marcadamente en “El Lago de los Cisnes”. Este primer ballet que compuso Chaikovski consta de una introducción y 29 números, con argumento de Vladimir Begichev y Vasili Heltser. Es la historia del Príncipe Sigfrido que debe elegir esposa entre seis hermosas princesas. Pero durante una cacería nocturna, Sigfrido ve nadar a los cisnes en un lago iluminado por la luna. Ante el asombro del príncipe, las aves se transforman en doncellas. Escucharemos seguidamente la conocidísima Escena y luego las danzas de los cisnes 1, 2, 4 y 5.
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02 CHAIKOVSKI Serenata para cuerdas
02 CHAIKOVSKI Serenata para cuerdas
Ya en la madurez artística Chaikovski pudo hacer el gran homenaje a Mozart, el maestro clásico que gozó de su iración y le facilitó su ejemplo y maestría durante toda la vida. Así ha quedado el primer movimiento de su Serenata para Cuerdas en Do mayor opus 48, compuesta en 1880. Chaikovski escribió a su amigo el pianista y docente Nikolai Rubinstein sobre su experiencia al elaborarla: “Compuse la Serenata bajo un real impulso interior, la sentí profundamente, y espero que no esté privada de cualidades artísticas”. No estaba privada, como lo comprobaremos en los tres movimientos que escucharemos hoy. El primer tiempo es una pieza en forma de Sonatina: Andante non troppo, inspirado en aquellas serenatas del período vienés en el siglo Dieciocho. El compositor ruso la enaltece con la sola fuerza de las cuerdas para llenar los espacios de sólida armonía y alcanzar también la altura melódica de la más profunda emoción, en busca de la noche y sus misterios.
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01 CHAIKOVSKI Pequeña Rusia
01 CHAIKOVSKI Pequeña Rusia
Ofrecemos hoy otro rasgo de la maestría sinfónica del compositor nacionalista ruso Piotr Illch Chaikovski. La Segunda Sinfonía ha sido llamada La Pequeña Rusia y también La Ucraniana, porque fue escrita en aquella región de donde provienen las melodías y canciones populares que la inspiraron. Fue así como el estreno en 1873, que fue un gran éxito de público, provocó también el entusiasmo de los músicos que formaban el grupo de los Cinco, maestros de la cultura nacional al cual no pertenecía Chaikovski. Aplaudieron de esa manera al solitario maestro, por la coincidencia con los postulados del nacionalismo ruso que era la ideología del grupo. Por todo ello y por el carácter extrovertido, se considera esta segunda sinfonía, la menos dramática del compositor, aunque a veces el discurso parece implacable, austero y enfático como pudo ser el lenguaje de Beethoven. Es innegable que el oyente podrá encontrar en esta sinfonía, además, el alarde de gran orquestador que siempre demostró Chaikovski en sus composiciones. El primer movimiento es el Andante sostenuto – Allegro vivo, que se inicia con la melodía hermosa y prolongada que expone la trompa, como si cantara la canción “Bajando por el Padre Volga”, la cual le da el toque popular desde el inicio como el propio ondulante transcurrir del famoso río ruso. Hasta que el tiempo revela algunas incidencia que rompen el flujo de la melodía y se acelera por diversos episodios que ocurren en el ámbito fluvial, cada vez más dinámicos y vitales.
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02 SIBELIUS Concierto para violín y orquesta
02 SIBELIUS Concierto para violín y orquesta
Ese carácter misterioso y sombrío que se cultivó como fama de Jan Sibelius ha sido confirmado muchas veces por su propia música y en el Concierto para violín en Re Menor se revela en varias oportunidades. Ahora es más notable en el tercer movimiento, marcado por el compositor finlandés como Allegro ma non tanto, en el que algunos críticos advierten una especie de danza macabra. Es una apreciación que suponen advertir en los rasgos turbios de ciertas intervenciones del solista que comienza como un galope que se hace tortuoso a medida que avanza. El sustento orquestal corrobora ese carácter de gravedad, bajo las intervenciones cada vez más vehementes del violín. La misma textura áspera que marcadamente acentúa la orquesta, acentúa en este movimiento esos rasgos torturados, cargados de incertidumbre personal, a pesar del énfasis determinado del solista, que en este caso es el koreano Dong-Suk Kang, con la Orquesta de la Radio de Bratislava, conducida por Adrian Leaper.
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01a SIBELIUS Concierto para violín y orquesta
01a SIBELIUS Concierto para violín y orquesta
Jan Sibelius, el más grande compositor del norte europeo había escogido el violín desde sus comienzos infantiles y siempre había soñado con alcanzar fama como solista. Fue en sus primeros momentos de auge cuando se dispuso a componer su primer concierto para el instrumento que lo apasionaba. Aunque participó en algunos conciertos para violín, al inicio de su carrera, cuando estudiaba en Alemania, no fue aceptado como violinista en la Filarmónica de Viena. Desde aquella época se aficionó a la bebida y se acostumbró a la vida despreocupada que lo llevó a la estrechez económica. Y sin embargo, Ja Sibelius había recibido un estipendio vitalicio del Estado finlandés por decisión del Senado. Al regresar a Helsinski, obtuvo sus primeros éxitos musicales, especialmente con su ópera Kullervo; se estabilizó económicamente por un tiempo y en 1892 se casó con la hija de una familia amiga, Aino Järnefets, con quien vivió los últimos 65 años. En la época de los primeros éxitos importantes, después de su viaje en familia a Italia, comenzó la composición del Concierto para violín, el cual fue revisado posteriormente en 1905. Fue una época de disipación y derroche que amenazaron la estabilidad de su hogar. Pero poco antes había comprado un terreno cerca de Helsinski donde construyó la casa donde pasaría el resto de su vida. La primera versión del Concierto para violín de Jan Sibelius, tocado en Helsinski el año 1903, tuvo un indiferente recibimiento del público. Después de la primera revisión fue presentado con gran éxito en Berlín, con el solista Karl Halir y bajo la batuta del gran compositor Richard Strauss, aunque el único que no quedó contento fue otro violinista Willy Burmester a quien originalmente se la había ofrecido el estreno alemán. ¿Qué pasó con una y otra versión, el primer fracaso y el éxito siguiente dos años después? La primera partitura de Sibelius era muy difícil y técnicamente ambiciosa. Como violinista, el propio Sibelius no había solicitado ayuda técnica para organizar su partitura, en lo cual no tenía ninguna experiencia para elaborar una ejecución complicada. Pero para la segunda versión hizo sinceras revisiones de forma en ese sentido a la parte del solista y ajustarse a los requerimientos prácticos del violinista. La primera impresión que nos causa este Concierto de Jan Sibelius es su apreciable melancolía desde la distendida introducción del solista como en una lluvia escandinava por las cuerdas en sordina. Eso marca el carácter de buena parte del primer movimiento marcado Allegro moderato, hasta que la gran presencia orquestal nos señala la otra característica del concierto, como es su clima enteramente sinfónico y sombrío, con gran poder evocador que se aprecia al final del movimiento. Escucharemos la interpretación de la Orquesta de la Radio Checoslovaca conducida por el inglés Adrian Leaper y el solista koreano de carismática presencia Dong-Suk Kang.
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01 SIBELIUS Concierto para violín y orquesta
01 SIBELIUS Concierto para violín y orquesta
Jan Sibelius, el más grande compositor del norte europeo había escogido el violín desde sus comienzos infantiles y siempre había soñado con alcanzar fama como solista. Fue en sus primeros momentos de auge cuando se dispuso a componer su primer concierto para el instrumento que lo apasionaba. Aunque participó en algunos conciertos para violín, al inicio de su carrera, cuando estudiaba en Alemania, no fue aceptado como violinista en la Filarmónica de Viena. Desde aquella época se aficionó a la bebida y se acostumbró a la vida despreocupada que lo llevó a la estrechez económica. Y sin embargo, Ja Sibelius había recibido un estipendio vitalicio del Estado finlandés por decisión del Senado. Al regresar a Helsinski, obtuvo sus primeros éxitos musicales, especialmente con su ópera Kullervo; se estabilizó económicamente por un tiempo y en 1892 se casó con la hija de una familia amiga, Aino Järnefets, con quien vivió los últimos 65 años. En la época de los primeros éxitos importantes, después de su viaje en familia a Italia, comenzó la composición del Concierto para violín, el cual fue revisado posteriormente en 1905. Fue una época de disipación y derroche que amenazaron la estabilidad de su hogar. Pero poco antes había comprado un terreno cerca de Helsinski donde construyó la casa donde pasaría el resto de su vida. La primera versión del Concierto para violín de Jan Sibelius, tocado en Helsinski el año 1903, tuvo un indiferente recibimiento del público. Después de la primera revisión fue presentado con gran éxito en Berlín, con el solista Karl Halir y bajo la batuta del gran compositor Richard Strauss, aunque el único que no quedó contento fue otro violinista Willy Burmester a quien originalmente se la había ofrecido el estreno alemán. ¿Qué pasó con una y otra versión, el primer fracaso y el éxito siguiente dos años después? La primera partitura de Sibelius era muy difícil y técnicamente ambiciosa. Como violinista, el propio Sibelius no había solicitado ayuda técnica para organizar su partitura, en lo cual no tenía ninguna experiencia para elaborar una ejecución complicada. Pero para la segunda versión hizo sinceras revisiones de forma en ese sentido a la parte del solista y ajustarse a los requerimientos prácticos del violinista. La primera impresión que nos causa este Concierto de Jan Sibelius es su apreciable melancolía desde la distendida introducción del solista como en una lluvia escandinava por las cuerdas en sordina. Eso marca el carácter de buena parte del primer movimiento marcado Allegro moderato, hasta que la gran presencia orquestal nos señala la otra característica del concierto, como es su clima enteramente sinfónico y sombrío, con gran poder evocador que se aprecia al final del movimiento. Escucharemos la interpretación de la Orquesta de la Radio Checoslovaca conducida por el inglés Adrian Leaper y el solista koreano de carismática presencia Dong-Suk Kang.
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02 SIBELIUS Finlandia
02 SIBELIUS Finlandia
Finlandia fue estrenado con otras obras de Jan Sibelius en el último año del siglo XIX y con motivo de la Fiesta de la Prensa en Helsinski, un acto realmente con fines políticos y de protesta contra la ocupación rusa. El poema sinfónico Finlandia opus 26, no es un arte particular ni orienta acerca de la evolución que tomará la creación musical de Sibelius, pero constituye un hito de popularidad. En este sentido es un patrimonio cultural del país escandinavo. Pero visto en términos de su característica externa, Finlandia es un cuadro sonoro de simplicidad plástica, como si se tratara de una pieza escrita para la apoyatura musical de una película. Sin embargo, la obra hace emerger una carga de emoción en el oyente, mediante la agitación generada por la plenitud de su percusión, los trémolos, los arranques sonoros y las fanfarrias que parten de la sección de metales con el poder de la furia patriótica. Esto, por supuesto, atorga a la pieza una emoción conmovedora, mediante oscuros y profundos recursos orquestales. Pero esto viene alternado por la intervención de bloques instrumentales y cierta melodía melancólica de origen popular que se distribuye apropiadamente en los momentos más expectantes del poema sinfónico. Sin duda, esto consiguió los objetivos patrióticos y nacionalistas que le dieron motivo. Escucharemos la distendida y poderosa versión de la Orquesta Filarmónica de Nueva York conducida por Zubin Metha.
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01 SIBELIUS Sinfonía 3
01 SIBELIUS Sinfonía 3
Cuando cumplió los veinte años Johan Julius Christian Sibelius iba a estudiar medicina como habría gustado a su madre, pero se inscribió en las clases de violín y composición. Aquello no constituyó un mayor problema familiar, porque desde la edad de ocho años ya el niño Johan tocaba el violín en un conjunto de cámara que formó con sus hermanos y también se aplicaba a componer. Ya en posesión de sus vocación, por influencia sa se cambió el primer nombre por el de Jean, pero ya cargado de fama siempre lo llamaron Jan Sibelius. Hoy vamos a escuchar completa la Tercera Sinfonía en Do Mayor y disfrutar al final el famoso poema sinfónico Finlandia, su obra más divulgada. En los comentarios de este programa nos basamos en nuestras propias apreciaciones personales sobre la Sinfonía 3 y nos apoyaremos también en la nota de la grabación EMI que calza el crítico Robert Dearling. Por ejemplo, este especialista inglés dice que varios factores contribuyen al reconocimiento inmediato de la música de Sibelius: Los temas que son altamente originales, sus económicas partituras que dan esas frescas y e imaginativas armonías, pero por igual es muy importante su tratamiento del ritmo. El primer movimiento de la Tercera Sinfonía de Sibelius confirma de inmediato esta apreciación sobre el ritmo, debido al tema inicial conducido por los vientos y el sustento de las cuerdas bajas. Es un marcado introito que pareciera anunciarnos una aventura musical, un viaje a los gélidos paisajes de la península escandinava. Al cabo entra esa melodía de las maderas, como un preámbulo de viaje. Es una ruta de escenarios que producen cambios notables en el ánimo, pero que suman intriga a la odisea imaginaria de algún oyente. Escucharemos este primer movimiento marcado Adagio moderato por la Orquesta Filarmónica de Viena conducida por el maestro Lorin Maazel
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02 SIBELIUS Sinfonía 2
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Robert Kajanus, director contemporáneo finlandés, fundador de la primera orquesta de su país y amigo de Jan Sibelius, definió los movimientos finales de la Segunda Sinfonía, con estas palabras: “El scherzo es un cuadro de frenética preparación y el finale una triunfal conclusión que intenta despertar en el oyente una visión de los más brillantes y confidentes prospectos para el futuro”. En general, en esta segunda sinfonía hay una notable fluidez en la acción porque los temas y motivos van apareciendo como un una concatenación. Esa ligazón la proporciona la unidad emotiva en sus rasgos de expectación, iluminada muchas veces por el juego de los timbres particulares del organismo orquestal. El comentarista que presenta el disco de Telarc que estamos escuchando, dice que esa fluidez sinfónica expande el oído del oyente constantemente, por los cambios de tiempo en cada uno de los movimientos. No se puede negar que la conclusión del trabajo es triunfal, pero el progreso musical puede ser muy bien apreciado en términos absolutamente musicales. La percepción infalible que maneja el compositor para la paleta orquestal, agrega un matiz en cada capa de sonido para lograr un clímax particular en cada caso. Es el juego de los colores instrumentales, de uno contra el todo, y por eso los colores resaltan en las texturas armónicas. Los dos movimientos restantes, Vivacísimo y Finale, están literalmente enlazados y están cargados de emoción para el oyente. El Vivacissimo es como un estallido a la vanguardia de la ruta trazada y convierte la sinfonía en un propósito más rápido y definitivo. Entonces la obra es más bien una música furiosa; la melodía del oboe es contrastante y repite las notas del inicio, como si estuviera empezando la Sinfonía. Sólo que se trata de otra actitud, con un carácter más creciente y definido hacia el triunfo. El maestro toma absoluto control de su propósito creativo marchando directamente a una concepción bien precisa y preparada para el final. Y así se llega al destino mediante el intrépido poder del compositor Jan Sibelius como dueño absoluto de su invención.
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01 SIBELIUS Sinfonía 2
01 SIBELIUS Sinfonía 2
Hoy vamos a comprobar cómo el finlandés Jan Sibelius llegó a ser el compositor más importante del nacionalismo escandinavo. Aquel misterioso hombre que repentinamente dejó de componer cuando estaba en la plenitud de su arte, también llegó a ser uno de los más sugestivos sinfonistas de la historia de la música. Había nacido en 1865 y alcanzó la iración de Finlandia y la fama internacional al despuntar el siglo pasado. Tan es así que los más grandes músicos y directores del momento, como Arturo Toscanini, Hans Richter y Richard Strauss gustosamente seleccionaron obras suyas. En ese momento de éxito conoció a un noble sensible y generoso que se convirtió en su mecenas y amigo, sin ser un hombre de fortuna, el barón Axel Caperlan. La obra sinfónica de Jan Sibelius se erige sobre una influencia personal que en él ejerció el entorno y la naturaleza de su tierra. Ese poder absoluto del universo natal se consolida en su intelecto por la marca personal que le dejó para siempre la colección de poemas y canciones épicas antiguas, llamada Kalevala, un incentivo de creación que lo identificaba con la mitología finlandesa. La Sinfonía N° 2 en Re, Opus 43 tuvo varias motivaciones en su origen, cuando gracias a su amigo el conde Carpelan visitó Italia, la tierra que más le interesaba después de su país. Pero la creación de esta obra es de una originalidad muy personal y de profundas raíces finlandesas que se revelan en sus temas y motivos. Eso no significa que hay allí una apoyatura extramusical, porque se trata de una creación de absoluta expresión artística con los recursos sinfónicos que Sibelius demostró manejar con magistral destreza. El primer movimiento marcado Allegretto comienza sereno y cauteloso, como si no quisiera de una vez revelar todo el contenido del poderío tenso y grandioso de la obra. La originalidad sinfónica de su desarrollo se enriquece por el uso diverso de los temas que se suceden en un encadenamiento constante y fluido. Hay en este movimiento inicial algunas contenidas intenciones, expresadas con gran tensión que obligan al oyente a mantener una vigilia permanente, a la espera de una nueva presencia sonora de la cadena que va desarrollando la orquesta. Pero es difícil eximirse de imaginar el ámbito de la naturaleza escandinava que por momentos se cuela en la intensidad de la expectación. Así concluye el Allegretto sin acentuar ninguna conclusión parcial. Interpreta la Orquesta Filarmónica de Nueva York conducida por el maestro indio Zubin Metha.
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 02a SIBELIUS Obras cortas
02a SIBELIUS Obras cortas
En diferentes ocasiones hemos comentado la gran influencia de la música alemana en el romanticismo de finales del siglo diecinueve entre muchos de los compositores europeos. Los maestros finlandeses no fueron ajenos a esa influencia total de los alemanes, especialmente de Richard Wagner. Sin embargo, esa preponderancia no impidió a Jan Sibelius un desarrollo autónomo que le permitió crear un estilo nacional, lo cual igualmente le sumó gran reconocimiento de los cultos públicos europeos. Basta con recordar su pequeña gran obra maestra, el poema sinfónico emblemáticamente titulado Finlandia, de gran fervor para sus compatriotas. No olvidemos que en el momento de la ocupación rusa, esa obra fue prohibida en la tierra que le dio su nombre. Ahora escucharemos la Suite Campestre Opus 98b, que está conformada por tres cortas partes o danzas. Se inicia con un gesto musical de Sibelius para el maestro ruso Chaikovsky La primera se titula Pieza característica y como su nombre lo indica, se distingue de inmediato por su tono de marcha y danza a la vez, ligeramente animada por los aires de cuerda y el ritmo de los bajos. Luego, la Melodía Elegíaca, cuya queja se hace apreciable desde el inicio; al terminar se alza en una altiva y resignada pasión. Finalmente, la Danza, propiamente para cerrar la suite, que empieza grave y entristecida y va tomando su aire de baile por el propio violín que había comenzado lloroso. El ánimo de optimismo y humor dura poco porque de inmediato y antes de terminar regresa al tono inicial, grave y desdeñoso, aunque el final es una coda muy breve del humor.
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Más de Clásicos José Aloise Abreu Ver más
02 COPLAND Salón México
02 COPLAND Salón México “París era una fiesta” llegó a decir el escritor estadounidense Ernest Henmingway, y así es el título de una excelente novela suya publicada después de su muerte. En aquellos años locos de la segunda y tercera década del siglo VEINTE, los escritores norteamericanos se iban a Francia en busca de su consagración entre los grandes intelectuales de fama y fortuna. Ciertamente, París era el centro de atracción artística y capital de la música de vanguardia. Allá coincidían artistas de muchas nacionalidades y por eso surgió una corriente que valoraba particularmente lo novedoso y exótico. No se olvide el surgimiento de la corriente musical que impulsaron los ballets rusos del afamado productor y promorot Diáhgilev. Por ese tiempo llegó a París el joven Aaron Copland, y vivió y anduvo por allá entre los años 21 y 24. Comienza entonces una de las cuatro etapas en la carrera del compositor estadounidense. Surge en el joven Copland un intenso deseo de escribir música identificada, inconfundiblemente, con el espíritu americano. Durante el resto de aquella tercera década del siglo, él incorporó frecuentemente elementos del jazz en sus trabajos. Pero en la década siguiente Copland abandona esa etapa y su música se hace cada vez más abstracta, en la que eventualmente cierta tendencia lo devolvía a los ritmos familiares. De esa época son sus “Variaciones para piano” y su “Sinfonía Corta”. Hasta que al final de los 30 le hicieron un pedido para componer el ballet de una película. Y así nacieron “Billy the Kid” y “La Ciudad”. Pero también produjo una brillante y exitosa pieza, “El Salón México”, que lo regresó a continuar sus indagaciones sobre el llamado idioma americano. Y surge así la etapa de las más populares obras de Aaron Copland. Sólo que en la segunda postguerra lo cautivaron de nuevo las tendencias vanguardistas y abordó el atonalismo y la música serial. Ya escuchamos en otra ocasión, completo, el ballet cinematográfico “Billy The Kid”. Ahora conoceremos la parte titulada “Celebration”. Durante esa misma etapa que Copland compuso en un “estilo más accesible”, como él mismo lo llamó, escribió su famoso ballet titulado “Rodeo”, que ya escuchamos completo también. Sólo lo recordaremos por la jocosa y provocativa parte que se titula “Hoe Down”. Ambas piezas fueron grabadas por la Orquesta Sinfónica de Londres que condujo el propio compositor Aaron Copland. Actualizado
02 CHAIKOVSKI Sinfonía 6 “Patética”
02 CHAIKOVSKI Sinfonía 6 “Patética” La Sinfonía Patética de Chaikovski que estamos ofreciendo a ustedes fue arraigándose obsesivamente en el autor, a medida que la escribía. Se demoró en terminarla porque puso en ella un gran rigor conceptual y creativo. Por cierto que todo ello lo reconoció el maestro ruso cuando dijo: “Es mi obra predilecta y amada, la más personal”. La estructura de la Sexta cambia el patrón de la sinfonía como era costumbre en el romanticismo tardío. Uno llega a pensar que el autor cambió el orden de los dos últimos movimientos para acentuar el estado de ánimo de pesar que lo embargaba y como para no dejar salida de esperanza en el final de la obra. El Allegro Molto Vivace va de tercero, a pesar de su brillantez, de su aire de gran marcha “in crescendo”, de su tonante ritmo y la plenitud orquestal, múltiple, enfática, inolvidable. Es como un gran finale, pero Chaikovski ha reservado el final para algo más personal, como veremos después. Lo cierto es que el tercero es un movimiento de exaltación que emociona y muestra a un músico que ejercita su dominio de los grandes recursos orquestales, dando salida a esa fortuna romántica que se le quedó en el tintero a muchos de los grandes maestros de la tendencia... Actualizado
01 CHAIKOVSKI Trío para piano Opus 50
01 CHAIKOVSKI Trío para piano Opus 50 Una obra de cámara verdaderamente única en su tipo, es el trío con piano del maestro ruso Piotr Illich Chaikovski que escucharemos completa en la presente audición de Clásicos Digitales. Esta obra es el Opus 50 que ocupa su propio nicho, único y aparte del repertorio estándar de los tríos europeos del siglo XIX. Con sus texturas densas y ricas, melodías maravillosas, emotividad refulgente y forma novedosa, es perfectamente propio de la música de Chaikovski. Es una obra que se identifica hondamente con los personales afectos del maestro, justo porque uno de sus maestros, Nicholas Rubinstein, el fundador del Conservatorio de Moscú, había fallecido en marzo de 1881 y eso conmovió de dolor a Chaikovski. La idea de la composición le fue sugerida al protegido ruso por la extraña y consecuente mecenas del músico, la viuda Nadezhda von Meck. Estaba ella entusiasmada con la forma trio para piano porque había escuchado uno por iniciativa de un joven tutor francés que había contratado por aquellos tiempos, el futuro creador del impresionismo musical, Claude Dubussy. Chaikovski de entrada estuvo reacio a trabajar esa forma para el piano. Fue justo por el suceso de la muerte de Nicolás Rubinstein que concibió y se entusiasmó con su trío en La menor que conoceremos hoy. Chaikovski dedicó el trío "A la memoria de un gran artista", refiriéndose a su amigo y maestro de piano. Y así fue estrenado durante el primer aniversario del fallecimiento de Nicolás Rubinstein. La organización formal del trío de Chaikovski es novedosa y completamente satisfactoria. Puede considerarse como una obra de dos movimientos, aunque el segundo movimiento consta de dos secciones etiquetadas aunque esencialmente forman un diseño ternario general, propio de la forma concierto. Titulado Pezzo elegiaco (Pieza elegíaca), el primer movimiento es una narración amplia y larga que se completa todo el tiempo disponible para la primera parte de este capítulo. Con los excelentes maestros que lo interpretan en esta versión, al piano Vladimir Ashkenazy, el violonchelo de Lynn Harrell y Itzhak Perlman al violín. Actualizado
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