
Descripción de El paso Dyatlov 511d26
De nuevo, en esta primera temporada se trató de uno de los casos más enigmáticos de la historia, el del enigma de las muertes del paso Dyatlov, un caso que, pese a todos los intentos por explicar, permanece sin resolver. q4g
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Muy buenas a todos, y bienvenidos a La Arcadia.
En este nuevo programa de La Arcadia, tu podcast, nos vamos de viaje.
De viaje a uno de los mayores misterios del pasado siglo, que aún hoy permanece sin esclarecer, y que ha traído de cabeza a gran parte de los investigadores que tuvieron que afrontarlo, a las familias que quedaron destrozadas, pero sobre todo, que sesgó de forma cruel la vida de nueve inocentes con todo el futuro por delante.
Vaya aquí nuestro homenaje a los nueve fallecidos en las frías montañas rusas durante el incidente del paso Dyatlov.
El 25 de enero de 1959, diez jóvenes, nueve estudiantes del Instituto Politécnico de los Urales y un guía, dos mujeres y ocho hombres, comandados por Igor Dyatlov, del cual, muy a su pesar y con los años, dio nombre al oscuro paso, se dispusieron a realizar una excursión de esquí de fondo que les llevaría desde su lugar de partida, Sverdlovsk, para atravesar los Urales hasta la sierra de Otorten, que traducido libremente de la lengua Mansi, podría venir a significar el lugar hacia donde no hay que ir, en lo que sería una excursión de ida y vuelta.
Una travesía que para ellos, que tenían experiencia en este tipo de actividad, y de hecho, se habían tomado esta aventura como entrenamiento para una ulterior expedición a zonas árticas, no suponía un gran reto, pero que, para su desgracia y a causa de factores externos, no llegarían nunca a completar.
El primero de los contratiempos de su travesía no tardó en llegar, pues ya en su primera parada, en el pueblo de Epizay, a la sazón el último pueblo habitado Antes de iniciar la parte más dura de su larga marcha, un miembro del equipo, Yuri Yudin, tuvo que dar media vuelta al indisponerse.
Aunque en ese momento no lo sabía y rabiaba por tener que abandonar la expedición, esa indisposición le salvó la vida.
No es difícil imaginarse pues, que una vez pasó lo que pasó, el sentimiento de alivio, pero una gran parte de culpa también, le perseguiría el resto de sus días.
A partir de ese momento, todo lo que se ha podido saber sobre lo allí ocurrido solo, nos lo han podido explicar los mudos testimonios de las fotos que se hicieron públicas, así como las pruebas que pese a lo extremo del escenario del suceso, los investigadores lograron recoger.
Según se pudo leer en sus diarios personales, una fuerte tempestad les obligó a hacer una parada en la ruta y los llevó a acampar en las faldas del monte Ecolat Siakil, cuyo significado es la montaña de los muertos.
Quién sabe si estos exploradores, hombres y mujeres de ciencia en su mayoría, no pensaron en su fuero interno o que ese nombre no era más que fruto de supercherías.
Irónico si así hubiera sido, ¿verdad? Pero dejando de banda burdas suposiciones por mi parte, lo cierto es que la familia y compañeros de estudio de los jóvenes se empezaron a preocupar, y mucho cuando en la fecha en la que se suponía la expedición debía retornar, mediados de febrero, no solo no lo había hecho, sino que además no se tenía ningún tipo de noticia de ellos.
Es fácil imaginar que cada día sin novedades de la expedición era una angustia indescriptible para los familiares y amigos, lo que acabó llevándoles a organizar una expedición que con la premisa de ir sobre los pasos que los excursionistas debían haber tomado, intentaría dar con ellos.
Pero más tarde y dada la emergencia social, lo vasto y complicado del terreno a explorar o, simple y llanamente, con ánimo de controlar la situación y de observar,
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