Obreros de la tiza, con Raúl Sánchez 2k5xj

No tenemos un plan. El podcast de la Fundación ProMaestro, para aquellos que en vez de talar selvas, riegan desiertos. Bienvenidos y bienvenidas un día más a un nuevo capítulo, un nuevo episodio de nuestro podcast. No tenemos un plan, porque nuestro plan, ya sabéis, son los profes, las maestras, los maestros, que estáis cada día en vuestras aulas, en vuestros coles, dándolo todo por vuestros estudiantes. Y nuestro plan es vuestra vida, vuestras experiencias, vuestro conocimiento, que ojalá inspiren a otros para tener mejores planes educativos. ¿Qué tal, Karen? ¿Cómo estás? Hola, bienvenido, bienvenido, Raúl, a este capítulo.

Encantada de que estés aquí. Yo quiero aprovechar este comienzo de capítulo para llamar a los profes que nos conocen, que les gustaría participar en el podcast, que nos escriban, también que compartan el podcast, que se suscriban. O sea, invitar a que esto se comparta con la comunidad educativa en la que estamos rodeados. Pues sí, por favor, haced caso a Karen, a compartir, que es muy importante para nosotros.

Y hoy tenemos con nosotros a un obrero de la tiza, según se ha definido él mismo, y además nos encanta esta definición, que lleva ya casi 20 años dando clase actualmente en el Instituto Butarque en Leganés, en Madrid, enseñando economía en secundaria y en bachillerato. Y nuestro amigo de hoy se llama Raúl Sánchez. ¿Qué tal, Raúl? ¿Cómo estás? Bien.

Nosotros amos a Raúl, le invitamos al programa porque ya le conocíamos, habíamos estado con él en alguna formación que habíamos hecho y que él había participado. Incluso es uno de los autores de nuestra revista Pensadero. Y bueno, preparando estos temas de las entrevistas, ya sabéis que en las entrevistas muchas veces uno viene a hablar de su libro, ¿no? Pero en el caso de Raúl, pues parece que a él le interesa más hablar del libro de otros, de hablar de sus compañeros, de sus compañeras con los que se ha encontrado en su desarrollo profesional, en su carrera profesional. Y la verdad es que a nosotros nos encanta que este sea tu tema favorito, hablar de otros compañeros y compañeras de profesión docente. Así que, bueno, te vamos a seguir la corriente. Bienvenido, Raúl. Bienvenido.

¿De dónde viene esto del obrero de la tiza? Pues mira, es una expresión que yo escuché en la jubilación de un compañero. En la comida ahí dijo, bueno, pues yo ahora ya no se usa tanto esta expresión. Cuando yo empecé sí, pero yo me veo como un obrero de la tiza, ¿no? Y a mí me encantó aquello porque hace referencia al elemento un poco colectivo que tiene, al elemento un poco anónimo también que tiene, ¿no? Y al elemento un poco casi... un poco de oficio y artesanal. Es como una clase y unos alumnos y una tiza que es algo muy físico, en un aula que es algo muy físico, en una edad que también es muy física, ¿no? Qué bueno, Raúl.

Esto de que nos recuerde es la materialidad de nuestra profesión, ¿no? El estar implicados con todas las cuestiones materiales, ¿no? Y esta visión también del aula y del trabajo nuestro como un taller, ¿no? Tú tienes buenos recuerdos de algunos profesores, ¿no? Nos has contado que recuerdas especialmente a algunos profesores que te ayudaron en tu periodo universitario cuando te tuviste que enfrentar a un curso difícil, ¿no? Pues mira, yo tenía un poco, cuando hablamos para preparar un poco esto, me preguntáis un poco cuál había sido mi momento más importante como profe.

Y bueno, yo pensando un poco, mi momento más importante como profe quizá ha sido cuando he tenido mi peor momento como alumno. Y eso se produjo un poco esa coyuntura en la mitad de económicas. Yo estaba haciendo económicas, mi plan eran cinco años, los dos primeros en general me gustó la asignatura, o sea, las asignaturas, la carrera y la cogí con ganas. En tercero me gustó un poco menos y luego teníamos dos años de especialidad.

Entonces yo, el asunto es que me equivoqué de especialidad porque cogí economía cuantitativa que tenía una carga matemática muy fuerte y era todo muy formal y bueno, no iba tanto conmigo, ¿no? Entonces empecé a hacerlo y no me gustaba. O sea, no me gustaba, me requería un esfuerzo muy fuerte y la verdad es que cuando hice cuarto la primera vez pues estuve bastante desmotivado y el problema que tenía es que detrás venía un plan nuevo, que además era de menos años, con lo cual cambiaba mucho y no podía hacerlo.