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Podcast Diario de Joan Gallardo.
No Eres Más Fuerte Que La Pereza Pero... - #291

No Eres Más Fuerte Que La Pereza Pero... - #291 6m3z48

4/6/2025 · 08:27
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Podcast Diario de Joan Gallardo.

Descripción de No Eres Más Fuerte Que La Pereza Pero... - #291 i3q40

¡Suscríbete gratis a mi newsletter semanal y consigue 3 e-books al momento! https://www.joangallardo.es/newsletter Diario de Joan Gallardo, 4 de junio de 2025. Pensamientos y reflexiones sobre mi experiencia con la pereza y la vagancia en el pasado, y cómo logré superarlas. 5y585w

Lee el podcast de No Eres Más Fuerte Que La Pereza Pero... - #291

Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.

Diario de Joan Gallardo 4 de junio de 2025. Querido diario, la semana pasada en mi newsletter semanal, tenéis el enlace en la descripción por si os queréis apuntar, es completamente gratis y consiste en solo un correo a la semana, así que no hay un bombardeo de mails ni nada por el estilo. Es una newsletter, yo estoy súper orgulloso de ella. Hay diferentes secciones y creo que cualquiera de vosotros podrá encontrar ahí algo de valor semana a semana. Normalmente la newsletter empieza con una pregunta que me hace algún suscriptor y yo me dedico a contestarla lo mejor que puedo obviamente y a desarrollarla bastante.

Entonces la pregunta de esta semana decía lo siguiente. ¿Cómo puedo vencer a mi pereza mental? Soy la perfecta definición de vago y me da una rabia terrible. ¿Tienes algún consejo para mí? No quiero seguir siendo así, pero la pereza me domina una y otra vez. SOS ponía el mensaje. Y la cuestión es que yo de pereza sé bastante porque yo hasta los veintitantos era también la perfecta definición de vago. Cuento en la respuesta que en mi casa me llamaban perro y me hacían la broma con lo de Juan Perro, con el cantante Juan Perro.

Y la verdad es que era un mote que estaba bastante bien ganado. Tengo que decir la verdad. Era muy vago. Muy, muy, muy vago. Era el único chaval de mi quinta y de la gente que yo conocía, de mi clase y todo esto, que hacía siesta. Yo hacía siesta. Me encantaba dormir. De hecho en el instituto fantaseaba con la siesta. Pensaba, cuando salga iré a comer a casa y nada más terminar de comer me echaré y haré una siesta y un par de horas. O sea, esas eran mis apetencias de entonces. Y no es porque llevase un ritmo de vida súper exigente a nivel físico, ni mucho menos.

Jugaba fútbol, pero bueno, eso no me desgastaba tanto. Era simplemente que me gustaba no hacer nada. Me gustaba no hacerlo debido. Irónicamente, después de la publicación de mi último libro, las 48 reglas de la disciplina, donde la definición es qué disciplina es hacer lo que es debido hacer. Pues yo era todo lo contrario. Y bueno, la cuestión es que quería traeros aquí el primero de los tres consejos que le día a esta persona y que ofrecía al resto de los lectores de mi newsletter.

El consejo decía lo siguiente. No le des tiempo a la pereza. Si te lo piensas, te gana.

La pereza tiene dos cosas. Tiene dos cosas, que es muy rápida y es muy poderosa. Tiene mucha fuerza. Y yo de verdad pienso que tiene más fuerza que nosotros y que pretender ser más fuerte que la vagancia y que la pereza es demasiado optimista. Pero sí que podemos ser más rápidos que la pereza. Hay un libro que para mí no vale demasiado.

Ya me perdonaréis los fans. Se llama así como la regla de los cinco segundos o algo así. Es de Mel Robbins, que ella a lo largo de demasiadas páginas te da el consejo de que cuando quieras hacer algo y te dé pereza, que cuentes hasta cero desde cinco. Hagas una cuenta atrás 5, 4, 3, 2, 1 y en el cero que te levantes y lo hagas sin pensar.

Ese libro ha vendido millones de ejemplares y está lleno internet de testimonios de gente que lo ha probado y que dicen que les funciona. Como si eso fuese una cuestión de magia. La cuestión es de un sentido común bastante importante. Se trata de anticiparte de alguna forma. O sea, levantarte de la silla del sofá o de donde sea, o de la butaca o de la cama incluso, y ponerte a hacer lo que es debido antes de que la pereza aparezca y empiece a ejercer esa fuerza. Y es ahí donde creo que tenemos el margen. Yo aprendí a dejar de ser vago así. No desde una cuenta atrás, sino desde la acción rápida. O sea, cuando me acordaba de que tenía que hacer algo o llegaba el momento de hacer algo, no le daba la pereza ni medio segundo.

Me levantaba escopetadísimo. Recuerdo cuando empecé a adquirir el hábito de no estar más tiempo en la cama del que me tocaba. Nada de hacer el remolón, nada de que suena la alarma y apagarla y estar en la cama cinco o diez minutos más. Empecé a hacerlo de un segundo para otro, de menos. Sonaba la alarma y cuando la escuchaba solo tenía que reaccionar.

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