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Espanto
El mural

El mural 6a6c3g

29/3/2025 · 31:00
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Espanto

Descripción de El mural 64k2g

🎙️ En ESPANTO, hay historias que se quedan contigo… aunque desees olvidarlas. En el nuevo capítulo, "El Mural", una profesora regresa al colegio donde fue alumna años atrás. Las aulas, los pasillos… todo parece igual. Pero hay algo más. Algo que la observa cuando nadie más lo hace. Al principio, es solo una sensación. Una sombra en el rabillo del ojo. Pero cada día que pasa, la respuesta parece estar ahí, oculta en un antiguo mural del patio… Y algunas imágenes, por muy inocentes que parezcan, nunca deberían haber sido pintadas. ¿Te atreves a mirar más de cerca? #Espanto #PodcastTerror #ElMural #Misterio #Horror #Ivoox #AcólitosDelTerror #HistoriasDeMiedo 4c271y

Lee el podcast de El mural

Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.

La infancia tiene una forma de perpetuarse en los lugares que la han contenido.

La escuela olía, como siempre, a libros viejos y madera barnizada, a papel desgastado por las manos de cientos de niños, a goma de borrar y polvo de tiza, aunque hacía años que usaban pizarras digitales.

Nada parecía haber cambiado desde que Lucía era pequeña, y los pasillos, con su luz temblorosa de fluorescentes, seguían emitiendo el mismo parpadeo cansado.

En el patio, los columpios oxidados aún crujían con el mismo sonido agónico que ella recordaba.

La reja de la entrada tenía los mismos dibujos tallados a navaja, nombres olvidados por el tiempo, promesas de amor infantil que sólo existían en la pintura gastada de los barrotes.

Todo estaba igual, y a la vez, todo se sentía un poco mal, a veces en las tardes en que la luz del sol se alargaba sobre las baldosas del suelo.

Le asaltaba la sensación de que el tiempo en la escuela no avanzaba realmente, sino que sólo se repetía con diferentes rostros.

Los niños que corrían por los pasillos podían haber sido los mismos que lo hicieron hace treinta años, sus risas idénticas, sus juegos replicados como un patrón infinito.

Y sin embargo, había algo imperceptible, algo diminuto que estaba fuera de lugar.

Y fue entonces cuando notó el mural.

Lo había visto cientos de veces, una pradera pintada a mano, con su sol enorme y amarillo en la esquina, casitas con techos rojos, nubes blandas flotando sobre un cielo infantil de color celeste.

Era el tipo de imagen que un niño podría hacer en cualquier cuaderno de dibujo, nada tenía por qué llamar la atención, excepto por las figuras al fondo, nunca las había notado antes.

Eran diminutas, casi imperceptibles, camufladas entre los troncos de los árboles pintados a brochazos gruesos.

Apenas manchas de color oscuro, figuras humanas, apenas delineadas, como sombras atrapadas entre el follaje.

Lucía sintió una punzada de incomodidad, no encajaban con el resto del mural.

Se inclinó un poco, tratando de recordar si siempre habían estado allí.

Podría ser que los niños la hubieran añadido con los años, era posible, aunque los trazos no parecían hechos por humanos infantiles.

La pintura estaba seca.

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