Mark Twain. El Padre de Tom Sawyer y Huckleberry Finn. 456e30

Bienvenidos a Vidas Extraordinarias. Este podcast está dedicado a todos aquellos hombres y mujeres que existieron y que vendrán, cuyas acciones nos inspiran a ser mejores cada día. Hoy os traigo a un personaje muy peculiar, reconocido mundialmente por ser el famoso autor de las queridas novelas de Las aventuras de Tom Sawyer y Huckleberry Finn.

Os presento al genial e inigualable escritor americano Mark Twain. Fue mucho más que el padre de la novela americana, se convirtió en testigo y cronista de las incómodas realidades sociales de su tiempo. Fue un viajero infatigable y un aclamado orador. Un hombre que vivió como escribió, sin filtros, con mordacidad, un agudo sentido del humor y una gran humanidad.

¿Queréis conocer su historia? Pues poneos cómodos, relajaos y vamos allá.

Mark Twain fue el conocido seudónimo que utilizó para su obra, pero su nombre real era Samuel Langhor Clemens. Nació en 1835 en un pequeño pueblo llamado Florida, en el estado de Missouri. Fue el sexto de siete hermanos, aunque sólo tres sobrevivieron a la infancia. Su niñez transcurrió en Hannibal, una ciudad a orillas del río Mississippi, que más tarde serviría de escenario para muchas de sus novelas.

La infancia de Samuel estuvo marcada por la pobreza, la presencia de la esclavitud, que en aquellos momentos aún seguía siendo legal en Missouri y una temprana fascinación por los barcos de vapor que observaba surcar el gran río Mississippi. Fue un niño muy observador, curioso y con una vívida imaginación, que utilizaría todas las tragedias, los golpes del destino y dificultades experimentadas por aquellos que lo rodeaban. Cuando tenía 12 años, su padre murió y tuvo que dejar la escuela para trabajar como aprendiz de imprenta.

A los 17 ya escribía breves relatos para el periódico local, pero fue su obsesión por el río Mississippi la que marcó un giro tremendo en su vida. Se convirtió en piloto de barco de vapor, una profesión muy prestigiosa y muy bien pagada para la época. Fue precisamente este río el que le daría la idea para su seudónimo, Mark Twain, una expresión náutica que significa Mark Two o marca dos en español, es decir, dos brazas de profundidad o aguas seguras. Cuando la guerra civil estalló, la navegación por el Mississippi quedó paralizada.

Twain, que había coqueteado con el ejército confederado, abandonó pronto la causa y se lanzó a buscar fortuna en el oeste, como muchos otros. Intentó suerte como minero en Nevada, sin éxito, y acabó volviendo a la imprenta y al periodismo. Fue allí, en el árido oeste americano, donde nacería el humorista que llevaba adentro.

Su primer triunfo como escritor llegaría con la publicación de su cuento humorístico La célebre rana saltadora del distrito de Calaveras, publicado en el semanario neoyorquino The Saturday Press, el 18 de noviembre de 1865. Este éxito le valió un gran reconocimiento a nivel nacional y contribuyó a que sus diarios de viaje fueran aún más populares.

La voz de Twain, cómica, popular y crítica, sabrió pasar una América hambrienta de relatos que fueran fieles al lenguaje que la gente real utilizaba a pie de calle. Durante los siguientes años, Twain viajó sin parar a Europa, el Mediterráneo, a Tierra Santa y convirtió esos viajes en crónicas hilarantes que publicó en libros como Los Inocentes en Extranjero, donde ridiculizaba tanto la pedentaría europea como la ingenuidad americana. Sus lectores lo adoraban, se reían por su mordacidad, se identificaban con sus personajes y disfrutaban con su magnífica prosa.

En 1870, se casó con Olivia Landon, una mujer culta, progresista y perteneciente a una familia adinerada de Nueva York. Juntos tuvieron cuatro hijos, sólo tres sobrevivieron a la infancia y vivieron una vida que en apariencia rozaba el cuento de hadas, fama y reconocimiento social y estabilidad económica. Fue en los años 80 cuando escribió sus dos obras maestras, Las aventuras de Tom Sawyer, en 1876, y Las aventuras de Huckleberry Finn, en 1884.

El primero es un relato entrañable y desenfadado de las aventuras de la infancia en un pueblo a orillas del Mississippi. El segundo, mucho más complejo, es una sátira feroz contra la hipocresía de la sociedad esclavista del sur. Con Huck y Jim, el muchacho blanco a la fuga y el esclavo en busca de libertad, Twain construyó una obra profundamente moderna, incómoda y valiente. El escritor Ernest Hemingway diría sobre él, toda la literatura estadounidense moderna viene de su libro llamado Huckleberry Finn.

En esa época entabló una gran amistad con el inventor Nikola Tesla, quien le animó a interesarse aún más por las investigaciones científicas y las nuevas tecnologías. Este interés culminaría con su novela Un yankee en la corte del rey Arturo, en 1889, protagonizado por un viajero en el tiempo de los Estados Unidos de su época que utilizaba sus conocimientos científicos para introducir la tecnología moderna en la Inglaterra arturiana. Sin embargo, mientras el mundo la aplaudía por su obra, su vida privada comenzaba a derrotarse.