Leonardo da Vinci: El genio que quería volar, liberar pájaros... ¡y hacer TikToks! 🕊️🎨🚁 3y5y5

Bienvenidos y bienvenidas a Entrevistas Científicas Imposibles, el único podcast donde cruzamos el espacio, el tiempo y… la lógica, para sentar en nuestra mesa a los grandes genios de la historia.

Sí, sí, como lo oyes, aquí hablamos con gente que lleva siglos literalmente sin dar entrevistas.

Y hoy prepárate porque tenemos al más curioso, ingenioso y probablemente más distraído inventor de todos los tiempos.

El gran Leonardo da Vinci.

Ma, dove sono, questo non è Firenze, que es este apparato, una caja que habla, y usted quién es, un mago, un demonio, un florentino moderno.

Tranquilo maestro, no estamos en el infierno ni en la Toscana, está usted en una humilde entrevista del siglo XXI, y esa caja que habla soy yo, bueno, más o menos.

El siglo XX, ¿qué?, pervaco, y todo el mundo lleva pantalones raros y luce pantallas en la mano, ¿qué clase de alquimia es esta? No es alquimia, es tecnología, pero no se preocupe, aquí solo queremos conversar.

Usted tranquilo que no vamos a pedirle que pinte otra Mona Lisa ni que diseñe un dron, aunque si quiere… Madonna mía, siempre quieren que pinte algo, no puede uno descansar ni 500 años.

Lo prometo maestro, esta vez solo palabras, pero eso sí, palabras sabias.

Así que ponte cómodo, viajero del renacimiento, porque hoy toca hablar de arte, ciencia, secretos, inventos voladores y… ¿de cómo se sentiría Leonardo Da Vinci usando TikTok? Maestro Leonardo, empecemos por el principio, ¿cómo era un día típico en su vida allá por el siglo XV? ¿Café por la mañana, pintar un poquito y luego inventar un helicóptero? Un giorno típico, ah joven mío, no había días típicos.

Un día dibujaba una máquina voladora, al siguiente me olvidaba de comer porque estaba diseccionando un cadáver, y luego aparecía Ludovico Esforza a decirme, Leonardo, quiero una estatua gigante de mi caballo, una estatua gigante de un caballo, che fatica.

O sea que su agenda era como la de un freelance moderno, caótica y llena de clientes exigentes.

Exactamente, y sin Google Calendar, solo una pluma, un poco de tinta y una memoria que, bueno, a volte era un poco confusa, lo reconozco.

Y cómo era trabajar para los poderosos de su tiempo, ¿le trataban bien los Médici, los Esforza, los ses? Depende, a veces me iraban, a veces se olvidaban de pagarme, y siempre con prisas.

Leonardo, haz un fresco en esta pared que resista siglos.

Perfecto, necesito unos años.

No, no para el martes, que viene el Papa a cenar.

Increíble, ¿y es cierto que muchas de sus obras quedaron sin terminar? Eh, sí, soy artista, no máquina.

A veces la inspiración se iba, come el vento, o a veces, sinceramente, me aburría.

Empezaba un cuadro, luego decía, y si mejor invento un submarino.

Ves el dilema.

Muy Leonardo todo eso.

Otra pregunta, usted fue uno de los primeros en diseccionar cuerpos humanos para entender la anatomía, ¿cómo reaccionaba la gente a eso? Bueno, digamos que no todos estaban felices, algunos pensaban que yo estaba un poco pazo, pero yo veía belleza en los músculos, en los huesos, en el cuerpo humano, era más perfecto que cualquier escultura.

Y sin Photoshop, ¿y cómo manejaba el miedo a la iglesia o a ser acusado de brujería? Miedo, sí, pero también curiosidad, escribía mis notas al contrario, de derecha a izquierda, para que solo yo pudiera leerlas con un espejo.

No por misterio, eh, por precaución, y además queda muy cool, ¿no? Coolísimo, el primer encriptador de la historia, última del pasado, maestro, ¿cómo se sentía usted en ese mundo entre la Edad Media y el Renacimiento? Era como estar en un puente, un pie en la oscuridad, otro en la luz.

El arte, la ciencia, la naturaleza, todo estaba esperando a que alguien hiciera las preguntas correctas.

Yo solo fui...