L ARCHIVO DE LOS HABITANTES- CAMINO A LA GRAN GUERRA Vol. II 28732c

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1869. Se aprueba una nueva constitución en España, y oficialmente este país se convierte en una monarquía. Aunque de momento no tenía rey, solo un regente. Y ahora, el nuevo gobierno presidido por el general Pring tenía en una de sus principales misiones presentar un candidato al trono a las cortes, y además tenía que contar con la aprobación de los legisladores y con el aval del resto de potencias europeas. En un primer momento, había dos claros candidatos al trono. Antonio d'Orléans, el duque de Montpensier, que tenía en su contra que era muy impopular entre la mayor parte de la población. Y también la frontal oposición del emperador de Francia, de Napoleón III, que no quería que un Orléans, la dinastía rival de los Bonaparte en Francia, fuera rey de España.

El otro candidato era Fernando de Coburgo, el rey de Portugal, el rey viudo de Portugal, que desde hacía años estaba retirado de toda actividad política. El gran problema de la candidatura sa no era que tuviera mucha gente en su contra, sino que el mismo Fernando de Coburgo no tenía ninguna intención de ser rey de España. Y es en este momento cuando un antiguo embajador en Berlín, Eduardo Salazar, propone explorar la opción de un candidato alemán, alemán y por supuesto católico, Leopoldo de Hohenzollern-Sigmarillien. Esta persona era muy cercana a la corte prusiana, tanto familiar como políticamente, y estaba muy bien relacionado con algunas cortes europeas, evidentemente con las alemanas, pero también con la rumana, con la portuguesa o con la belga.

Evidentemente, la candidatura portuguesa estaba en punto muerto. El duque de Montpensier parecía imparable, aunque solo fuera porque era el único candidato. Eso sí, os recuerdo que tenía la oposición sa y gran parte de la opinión pública también estaba en su contra. Y en ese momento entra en escena el infante don Enrique de Borbón, duque de Sevilla, cuñado de la reina Isabel II, y públicamente se declara enemigo público de Montpensier. Le tenía un absoluto, un profundo desprecio. Estos hechos llevaron a un cruce de acusaciones entre ambos que desembocó en un desafío público. Este desafío se iba a resolver mediante un duelo a pistola. Este duelo tuvo lugar el 12 de marzo. Montpensier mató en el tercer disparo al infante. Era un duelo que no era explícitamente a muerte.

Pero sí, el infante acabó muriendo del disparo y las consecuencias nos hicieron esperar. El homicidio acabó con todas las posibilidades de Montpensier de convertirse en el nuevo rey de España. En este contexto tan sumamente complejo se empiezan a explorar otras soluciones. Pring en secreto vuelve la candidatura de los Hohenzollern, pero el secreto salta a la luz y Napoleón III pide que se retire esta candidatura. Y aquí aparece Otto von Bismarck, que vuelve a hacer la candidatura pública con el motivo de empujar a Francia a la guerra, pues la unificación alemana era un estorbo para las pretensiones sas sobre algunos territorios. Inmediatamente el embajador francés en Alemania viaja a un balneario, el balneario de Ems, donde el rey descansaba para rogarle que hablara con su pariente.

De manera que tres días después, el padre del príncipe anunció oficialmente la retirada de la candidatura. Pero desde Francia insistieron a su diplomático para que solicitara al rey de Prusia una reenuncia por escrito. Al día siguiente, ambos se encontraron por los pasillos del balneario, y ante la exposición de la demanda sa, el rey cortésmente dio por concluido el encuentro, diciendo amablemente que