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Podcast radio valdivielso
Julián Díez - Las hamacas de Venezuela

Julián Díez - Las hamacas de Venezuela 32j5v

31/3/2025 · 52:46
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Podcast radio valdivielso

Descripción de Julián Díez - Las hamacas de Venezuela 242d6i

A veces lo que no se dice dice más que si se dijera. Julián Díez nos visitó hace unos días aprovechando las semanas de vacaciones que le han traído a Incinillas. Este misionero pasionista dice que nos vamos haciendo mayores pero él sigue teniendo el mismo aspecto sano que cuando jugaba al fútbol en El Cerezo. El Salvador, Honduras, Guatemala o Haití han sido algunos de los destinos en los que ha desarrollado su misión. Ahora está en Venezuela y allí sigue haciendo esa labor que mezcla lo pastoral con lo social. Esta vez nos propone comprar hamacas como la de la imagen, realizada por mujeres de aquel hermoso país. Escuchadle y sacad vuestras conclusiones. Ya debe de estar de nuevo por allí. 5m1pe

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Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.

Con el que vamos a hablar ahora, me lo ha dicho, nos hemos visto hace unos días y hoy ya dos veces, los años. Me viene a decir que me voy haciendo de una edad, algo que yo por otro lado ya lo tengo más o menos asumido. En fin, no hay más que verse, no hay más que sentirse para asumir que efectivamente uno se va haciendo de una edad.

Hoy, como os contaba esta mañana, que al final he llegado puntual, pues sería ya eso que se convierte en cotidiano, cuando uno se va haciendo más mayor, que no soy tan mayor. Pero bueno, llegar al médico, un boca analítica, sacarte la sangre, ir en ayunas, esas cosas que te permiten luego ir a un bar y tomarte algo, disfrutar de la compañía, de un pinche de tortilla, de tomar... Bueno, pues una cosa que habitualmente no tomas y de disfrutarlo.

No me he quitado, por cierto, me acabo de acordar, ese pequeño esparadrapo con un algodón que te ponen cuando te extraen la sangre. No me lo he quitado todavía, no lo quito ahora. Bueno, te lo ponen y lo dejas por si acaso, ¿no? Porque, quién sabe, te imaginas que un día no lo hicieras y te desangraras por ese rinconcito de tu brazo. Sería duro, sí. Sí, hoy me han sacado cositas del cuerpo y me han puesto otras.

Hacía muchos años que no me ponían inyecciones, pero ya llevo dos. La que me pusieron hace una semana ni la sentí. Ni la sentí en el momento, ni la sentí después. Aunque le conté a la enfermera que yo había tenido una relación traumática con los que ponían, con los practicantes, que se decía en aquel tiempo. Esos que te venían con la latita y hervían la aguja, hervían todo antes de pincharte. Eso es como la abuela María nos contaba.

Aquí había también en los pueblos gente que no lo hacía. Por cierto, el otro día alguien me contó, porque habitualmente esas cosas como la labor de matrona, pues las hacía las mujeres, claro, como tantas otras cosas que asumíais entre vuestras labores. Pero alguien me contó que en Valdenoceda era Domingo. Domingo al que hemos conocido. Domingo el caminero. Domingo el amigo de Félix Rodríguez de la Fuente, de Miguel de Libes, el que también ejercía de practicante.

En este caso, como digo, en algo que me sorprendió, porque normalmente los hombres ya se sabe que estamos más para tomar vinos en el bar que para, en fin, ser solidarios con la comunidad de una u otra manera. Bueno, sea lo que sea, hoy estoy, hoy como que me duele el costado. Que dice mi amigo, el que tengo sentado a mi lado, que es por la edad, porque nos vamos haciendo mayores y ya tenemos a chaques de todo tipo.

Bueno, no sé si ha sido el pinchazo o un resbalón que me ha dado hoy en el barro, porque hay que ver cómo está todo. Es que la tierra ya no empapa, claro, porque no ha llovido aquí tanto con otros lados, pero ayer ya llovió bien, esos 20 litros. Ya sabéis, estaba ahí por Villarcayo, en L.A. y compañía, ayer llegó a nivel naranja. Esta mañana hablaban del Ebro por Río Seco, que tenía a nivel amarillo, pero la cosa parece que está calmada.

Lleva un buen trago y un color marrón espectacular también, color chocolate en este caso, que diría alguno, y la espuma, que al menos esta mañana iba por el centro. Ya sabéis, si va por los costados o si va por el centro es distinto. Me lo contáis todos los años si va por un lado o por otro o está subiendo o está bajando. Pero como a mí se me olvida, pues una vez más no sé lo que significa.

Son mis cosas, mi mala cabeza. Sí, el que está a mi lado juleando, diciendo, pero a mí ¿cuándo me pregunta? ¿Cuándo me deja a mí la palabra? Porque a éste le gusta hablar, y no sé ni lo que está diciendo. ¿Qué le importa a la gente esta tontería? ¿Qué le importará? Un poquito mejor el mundo

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