Jueves de la 4ª semana de Pascua ( ciclo C ) 584s2p

Jueves de la cuarta semana de Pascua. El Evangelio dando un salto. Vamos a Juan 13, versículos del 16 al 20, que es un episodio que está después del lavatorio de los pies en San Juan y después de que Jesús pidiese a sus apóstoles que también repitiesen ese gesto entre ellos de lavarse los pies.

Pues bien, leemos lo siguiente. Jesús terminó de lavar los pies a sus discípulos y les dijo, en verdad, en verdad os digo, el criado no es más que su amo ni el enviado es más que el que lo envía, puesto que, sabéis esto, dichosos vosotros si lo ponéis en práctica. No lo digo por todos vosotros, yo sé muy bien a quiénes he elegido, pero tiene que cumplirse la escritura, el que compartía mi pan me ha traicionado. Os lo digo ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda creáis que yo soy. En verdad, en verdad os digo, el que recibe a quien yo envíe me recibe a mí y el que me recibe a mí recibe al que me ha enviado.

Por lo tanto, un evangelio ubicado entre ese lavatorio de los pies y la traición de Judas. Y Jesús tiene un especial interés en compartir con nosotros el hecho de que el habernos asociado a él, el hecho de ser sus discípulos, sus apóstoles, es un gran don y al mismo tiempo es una gran responsabilidad ambas cosas. Ser discípulo de Jesús, estar asociado a su intimidad, es una gran responsabilidad que conlleva también graves consecuencias, como puede ser el hecho de haber traicionado a Jesús y así lo subraya, ¿no? Se cumple la escritura, el que compartía mi pan me ha traicionado.

Señor, danos la gracia de no traicionarte, de no ser nunca motivo de escándalo. Pero no únicamente se nos llama la atención sobre las responsabilidades o sobre las grandes consecuencias de no ser fieles, también se nos habla sobre la maravilla que supone estar asociado a Jesús cuando dice, el que recibe a quien yo envíe, me recibe a mí. Es decir, vamos en nombre de Jesús, actuamos en su nombre, no en nombre propio.

Lo que hacemos lo hacemos en su nombre, de manera que Jesús se siente representado en nosotros. En persona Christi, quien nos recibe a nosotros está recibiendo a Jesús, igual que quien recibe a Jesús está recibiendo al Padre que le ha enviado. Le pedimos a Jesús que nos dé la gracia de la fidelidad en su seguimiento, la fidelidad de ser discípulos fieles de Cristo. La bendición de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros.