John Philip Holland, el padre del submarino moderno. l4d4l

En 1873, un joven ingeniero aficionado acabado de llegar de Irlanda resbala y se cae en una concurrida calle de Boston. A primera vista, era un comienzo desafortunado para su nueva vida en los Estados Unidos. Sin embargo, cuando se recuperó, empezó a trabajar en un invento que cambiaría la relación del hombre con el mar para siempre. En 1880, la idea de construir un aparato que pudiera ir por debajo del agua durante mucho tiempo debió parecer una locura.

Tenía un sueño, tenía una visión, y conforme iba teniendo cada vez más éxito, mayores eran sus sueños. John Holland tiene un lugar predilecto en la historia de los submarinos.

Él lo empezó todo. Igual que su invento, la historia de Holland no se encuentra a la vista. Ha llegado la hora de sumergirse en las profundidades de los hechos y descubrir la verdad de tan notable historia. La idea de Holland y su diseño fueron la base de las fuerzas submarinas de la marina estadounidense. Una historia de irlandeses revolucionarios, espías británicos, y especuladores bélicos. Pero sobre todo, la historia de un genio olvidado, John Philip Holland, que pasó años de su vida en pos de un sueño imposible.

John Philip Holland, inventor del submarino moderno. Fue aquí en las concurridas aguas del puerto de Nueva York, donde John Philip Holland probó sus primeros submarinos. Pero la historia empieza al otro lado del Atlántico, en la costa oeste de Irlanda, donde nació Holland en 1841. El padre de Holland vino en primer lugar al Iskandar porque era miembro de la guardia costera. John Holland salía a navegar con su padre y era parte de su rutina cruzar la bahía del Iskandar hasta el otro puesto costero, que estaba en el lado opuesto de la bahía.

Es un sitio lleno de cultura e historias. Hay una leyenda maravillosa sobre un pueblo oculto en la entrada de la bahía, lo llamaban Zil-Kilstefin, y todavía creen que este pueblo sigue escondido allí. Me imagino a Holland de pequeño embelesado mientras su padre se lo contaba al cruzar la bahía. Creo que desde que era pequeño era bastante curioso, y seguramente se le quedó en la cabeza que quizá había un mundo bajo el agua, esa idea de Atlantis.

En 1873 Holland llegó a los Estados Unidos. Tenía treinta y dos años, y hasta ese momento había llevado una vida difícil. Creció durante la gran hambruna irlandesa, cuando murieron su hermano y un pariente cercano. Siendo aún muy joven, Holland perdió a su padre y soñó conseguir los pasos de su progenitor y ganarse la vida con el mar. Estudió navegación en la escuela secundaria de los hermanos cristianos en Ennistamon, y posteriormente intentó obtener el título de patrón de barco.

Pero después de pasar el examen escrito, suspendió el examen médico debido a su mala vista. Pero incluso siendo miope, creo que su cerebro, su mente y su intelecto tenían una visión muy amplia. Holland ingresó en una congregación religiosa. Era un profesor muy querido, aunque no se llevaba bien con sus superiores. Fue aquí, como profesor en Cork, cuando despertó su interés por la ciencia y la ingeniería. Los inicios de submarino en su mente se remontan a cuando estaba en los laboratorios de la escuela secundaria. Hacía dibujos, tenía ideas.