Ikram Antaki - 241196 - Cartago II 2b5tg

Ahí tengo los dos objetos tan deseados y tan atrasados.

Un libro, el primero del banquete de Platón, sobre temas de historia, ya salió, es el que vamos a presentar mañana.

Ahí vienen griegos, latinos, es posible gobernar bien a los hombres, Jerusalén, Cruzadas, Ruta de la Seda, Andalucía, bien.

Y viene la primera serie de audiocassettes sobre los temas de la muerte.

A final de cada texto del libro vienen las referencias para que aquellos que no se quieren quedar con lo poco que les di vayan a buscar lo mucho de los que me alimentaron, es decir, la referencia bibliográfica.

Por desgracia, en los cassettes no viene la referencia bibliográfica, pero yo se la digo, me basé esencialmente para el tema de la muerte en la obra de Vladimir Yankelevich y de Edgar Morin, ambos sobre la muerte.

Entonces, mañana a las siete y media, en el Centro Cultural San Ángel, les doy cita.

Miren, voy a estar sola yo con ustedes.

Este es el único lugar y el único momento en que se va a anunciar esta cita entre nosotros.

Si ustedes no vienen, estaré sola.

Si ustedes vienen, estaré menos sola.

No se va a anunciar en otra parte porque los medios son así.

Los medios son como una tienda de ropa.

Los humanos, las ideas, los hechos, somos como un trapo que está de moda o que no está de moda.

En el libro anterior, hace dos años, dos años y pico, El Espíritu de Córdoba, yo era un trapo de moda y la presentación y el libro se anunció varias veces en varias partes.

Ahora no es el caso.

Eso no tiene nada que ver ni con la calidad ni la falta de calidad de una obra.

Una noticia puede ser grande y trágica.

Si deja de ser de moda, nadie hablará de ella.

Es asunto de los medios.

Son así. La obra es otra cosa.

Así que yo les invito a venir.

No va a haber nadie más. Quiero hablar directamente con ustedes.

Les dije la vez pasada que estoy harta de esos circos donde se invita a gente que no ha leído el libro para decir que uno es una maravilla.

No tiene ningún sentido esta dinámica de las presentaciones.

No me la creo.

Por mi parte, por lo pronto, la quiero romper.

Hay gente que va a leer, que va a escuchar y a esos es que doy cita.

Nos encontraremos entonces.

Les pido que vengan. Son mis invitados personales.

Quiero decir unas palabras más para los cassettes.

Me enteré anteayer que los cassettes de la muerte, los cuatro programas grabados del Banquete de Platón, fueron grabados, por supuesto, sin mi voluntad, sin consultar conmigo, sin mi opinión.

Mientras que los programas se graban para uso personal es absolutamente legítimo.

Es más, yo les dije, grábenlos.

Muchos ponían su casetera y se ponían a grabar y luego lo reescuchaban. Es válido, es bueno, yo misma lo hago.

Mientras no hay venta, es decir, un interés de dinero.

Si no, eso se llama piratería.

Me enteré hace cuarenta y ocho horas apenas de que estos cassettes se estaban vendiendo, por lo pronto en un lugar, yo no sé si hay otros, desde hace por lo menos un año a la puerta del metro del Zócalo.

Yo no sé quién los vende.

Sé que los vendieron a ciento cincuenta pesos a la persona que me informó.

Bien, primero la calidad es mala.

Ese trabajo que van a tener mañana ha sido rehecho.

Cuando me hicieron escuchar los cassettes ya grabados de los programas originales, me di cuenta que la calidad estaba pésima.

Entonces la compañía tuvo, aquí, la emisora, tuvo que cambiar.