El Gato al Agua | 20/05/25 516k

Muy buenas noches, señoras, caballeros, bienvenidos al Gato al Agua. Como ustedes saben seguramente, porque ya se encargan las terminales mediáticas del poder de bombardearnos con el asunto, una de las grandes cuestiones de la política española en estos últimos días es la hostilidad gubernamental hacia el Estado de Israel. Hostilidad que asombrosamente se ha disparado con el Festival de Eurovisión, conforme corresponde al carácter extremadamente hortera de este gobierno. A ver si fuera por otra cosa, pero por Eurovisión, bueno.

Ayer nos contaba Ana Cuartero cómo en la Asamblea de Madrid el PSOE se había movido rápidamente para presentar una moción contra Israel. Hoy el Partido Socialista votaba en las cortes a favor del embargo de armas a Israel y hay que decir, porque esto es importante, que aquí no somos los únicos. Ha habido hoy mismo decisiones de este carácter, es verdad que menos altisonantes, pero bueno, de carácter comercial en Inglaterra, en Francia, etcétera. ¿Por qué? Bueno, pues porque los países de la Unión Europea consideran que Israel es su enemigo por algún motivo.

Mire, yo sé que este es el tipo de asuntos que cuando los tocas siempre consigues que te insulte alguien, si no los dos bandos, ¿no? Pero conviene recordar alguna cosa que creo que es muy importante para hacer una política de adultos, como le gusta decir a Feijó, y es que la política internacional es una política de Estado y eso significa que es una política que uno debe istrar en función exclusivamente del interés nacional al margen de filias y fobias.

No es una política moral, no es una política ideológica, no debería ser tampoco una política penal, ¿quién te forra más? La política internacional es una política de Estado en el sentido de que de lo que se trata, siempre y en todos los casos, gobierne quien gobierne, es tomar aquellas decisiones que mejor protejan el interés nacional de los tuyos, es decir, del español.

Yo puedo entender perfectamente que hay gente que considera, yo también lo considero, que la represión israelí sobre los Gazatíes es abrumadoramente exagerada, es verdad. Yo puedo considerar también, como mucha gente, y efectivamente lo considero, que jamás terminó de deslegitimar para siempre la causa palestina con sus salvajes atentados que dieron origen a esta crisis.

Pero perdóname si le espanta lo que voy a decir. Todo eso, a la hora de decidir la política internacional, en realidad tiene un valor limitado, porque lo que debe importarle a un país a la hora de elegir su política internacional es el interés del propio país, no el juicio moral sobre lo que ocurra afuera.

Ya sé que estamos acostumbrados a pensar lo contrario. ¿Sabe usted por qué? Porque no pensamos nada. Y como es irrelevante lo que España haga, entonces podemos permitirnos el lujo de montar declaraciones en las cortes. Pero un país serio, es decir, un país que pesa, actúa pensando en sí mismo, es decir, en sus nacionales, en su gente, no en las efusiones morales de Pachi López, que sé yo, ¿verdad? ¿España debe tener una relación con Israel? Sí, y debe tenerla además con una nación que en principio no es enemiga, del mismo modo que debe también tener una relación con, en su caso, la autoridad palestina.

En todo caso, hay que recordar que esa relación debería ser siempre, siempre y en todos los casos, y sea cual fuere el país, Rusia u Ucrania, la que mejor convenga a los intereses nacionales españoles. Porque, querido Pedro, querido Rufián, querido Feijóo, queridos todos, España todavía es una nación, aunque es verdad que estáis consiguiendo que deje de serlo.

21 a 49, 20 a 49 Canarias, ya podéis empezar a insultar a todos. Yo sé que tú no, pero porque siempre que te pones este tema, te insultan todos. Es una cosa muy debativa, pero ya digo, es porque no pesamos nada. Bueno, ¿qué tenemos hoy? Un montón de cosas y, por cierto, no tenemos Israel en el menú. Si quieren los contretulios, lo sacarán. Nosotros tenemos otros platos que son, en parte, estos, triturares.

Bueno, el país que deja de funcionar. Hemos tenido visiblemente todos los errores que condujeron a la catástrofe de la Riada de Valencia. Hemos tenido el apagón, hemos tenido los trenes, ahora hemos tenido el 112, nada menos. Ha dejado de funcionar en varias regiones durante horas.

Esto se llama deterioro, esta erosión es el deterioro sostenido, sencillamente, de un país donde la gente ya no hace las cosas que sabía hacer antes. No nos engañemos.